IMAGEN ES PERCEPCIÓN
¿Patriota o patriotero?
Es triste que la celebración de nuestra independencia haya sido empañada una vez más por investigaciones de escándalos de supuesta corrupción, que esta vez incluyen al hijo y hermano del Presidente de la República.
Suena duro, pero debemos reconocer que las autoridades son el reflejo de la sociedad guatemalteca y actúan en su gestión pública con los valores que se les han ido impregnando a lo largo de toda su vida.
Y sí cada pueblo tiene los gobernantes que merece. Entonces, ¿es acaso el patriotismo solo una máscara que se usa para fingir que amamos a nuestro país? ¿que se quita y pone a conveniencia de los intereses mezquinos de personas sin escrúpulos, que son los “patrioteros”?
La RAE define patriotero como un adjetivo utilizado para quien alardea excesiva e inoportunamente de patriotismo. Coloquialmente se ha convertido en una forma irónica para denominar a los falsos patriotas, que pretenden enmascarar como algo bueno lo malo.
El concepto de patriota es para la persona que tiene amor por su país y procura el bien común, en todos los ámbitos que esto implica.
Ser patriota no es simplemente alzar una bandera, ponerse una playera que diga Guatemala cuando juega la selección de futbol, correr con una antorcha o darse golpes de pecho. Aquí ni el himno se saben algunos y mucho menos serían capaces de hacer realidad algunas de sus estrofas.
El patriotero culpa al Gobierno de todas las desgracias del país, se presta a corrupción y nepotismo, pero no está dispuesto a asumir su propia responsabilidad. El patriota sabe que el cambio empieza por él mismo porque ama a Guatemala, no solo con palabras, sino con acciones continuas que denotan un deseo de engrandecerla integralmente.
El patriota trabaja y no roba, quiere mantener la frente en alto; el patriotero quiere tener dinero fácil a costa de lo que sea, pasando por encima de cualquiera y hace transas.
El patriota educa y enseña al que no sabe; el patriotero se aprovecha de la ignorancia de los demás.
El patriota trabaja con excelencia y de buen modo; el patriotero “no da ni un piochazo de más”, llega tarde y se va temprano; su trabajo es mediocre.
El patriota ama y protege a su familia, trata bien a su esposa y a sus hijos, no hace nada que ponga en peligro la estabilidad de su hogar como núcleo social; el patriotero vive la vida loca, donde él es el centro del mundo.
El patriota llega puntual a sus citas porque respeta el tiempo de los demás; el patriotero llega tarde, fresco y con una buena excusa; encima alardea de la hora chapina.
El patriota es cortés y educado en el tráfico; el patriotero insulta y se convierte en un animal salvaje capaz de matar cuando esta al volante.
El patriota se preocupa genuinamente por la gente pobre de nuestro país que está sufriendo pobreza extrema y miseria, tiene conciencia social de lo que sucede a su alrededor y contribuye a aliviar el dolor ajeno; el patriotero vive en su mundillo y burbuja, si él tiene resueltas sus necesidades le importa un comino lo que les pase a los demás. Jamás le extenderá su mano al necesitado, a menos que sea para hacer un buen show de “caridad” y sea exhibido.
El patriota se preocupa por el medio ambiente, recicla y cuida los recursos naturales; el patriotero tira basura en la calle y contamina. Nunca piensa en la capa de ozono, mucho menos en el futuro de las nuevas generaciones.
Y así podría seguir haciendo un testamento de las diferencias entre los patriotas y los patrioteros. La pregunta es: ¿A qué grupo pertenece usted? Y si fuera al de los patrioteros, ¿estaría dispuesto a cambiar por amor a Guatemala? ¡Piénselo!
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