LIBERAL SIN NEO

Persiguiendo al arenque rojo

¿Qué problemas contribuiría a resolver la llamada jurisdicción indígena? ¿Qué problemas pueden surgir? ¿Cuáles serían los efectos y consecuencias, o costos y beneficios esperados? ¿Cuáles podrían ser los efectos y costos no intencionados? ¿O no tiene importancia la utilidad y consecuencias, ya que es cuestión de derechos ancestrales? ¿Es neutral, o crea ganadores y perdedores? ¿Resolverá los problemas y carencias básicas de las comunidades indígenas? ¿Contribuirá a mejorar su acceso a la educación, servicios de salud y buenos empleos? ¿O no es relevante porque se trata de “dignidad ancestral”? Estas son solo algunas preguntas a las que no se les ha prestado mayor atención en la discusión sobre las modificaciones a la Constitución y el tema de la “jurisdicción indígena”.

El tenor de la discusión es altamente bélico y descalificador; presta poca atención a los temas de fondo. Quienes se oponen a la afamada jurisdicción indígena son rotulados de reaccionarios y racistas; quieren mantener a los indígenas en la miseria para seguirlos explotando. El más reciente ataque en esta línea plantea la oposición como una confrontación entre ricos e indígenas, donde salen a relucir Justo Rufino Barrios, La patria del criollo y San Jacobo Árbenz.

La igualdad ante la ley es un gran logro de la civilización, un ideal en proceso social evolutivo que se va extendiendo. Va de la mano con la libertad individual, que es el más alto estado de la dignidad humana. Hay tendencias políticas que pretenden suplantar la cultura de la igualdad ante la ley, con la política de identidad y la cultura de la victimización. Esta forma de ver el mundo es aliada cercano de la cosmovisión de lucha de clases, pero amplía el espectro a un abanico de “identidades”, de etnia, raza, género, idioma, condición económica, discapacitación y cualquier otra calidad que pudiera marcar “diferencias”, achacando todo mal social a la tensión entre víctimas y victimarios. Los ricos explotan a los pobres, ladinos victimizan a indígenas, hombres victimizan a las mujeres, la sociedad victimiza a los discapacitados, a los gays y trans. La celebración del mayor logro se sustituye por celebrar a la mayor víctima. La solución viene en un catálogo de derechos especiales, particulares y casuísticos, que lejos de ser incluyentes como suponen, profundizan y agudizan la exclusión y marginación, acentuando las diferencias y erosionando la igualdad ante la ley y el estado de Derecho. La dignidad no viene por ser, sino por pertenecer a una clase especial.

En inglés se usa el modismo red herring, literalmente “arenque rojo”, para significar algo que despista y distrae del asunto relevante o importante. Se cree que el término red herring se originó de una ocasión en la que William Cobbett utilizó arenque ahumado para distraer a los sabuesos de la persecución de un conejo. Quizás la mejor traducción al español es “cortina de humo”. El tema de derecho indígena o jurisdicción indígena parece encajar como guante de seda en el significado de red herring. ¿Es este asunto en realidad lo más relevante en el contexto del objetivo mayor, las reformas a la Constitución, con el objeto de fortalecer y transparentar el sistema de justicia? Pareciera que no, pero es la materia que causa mayor polémica y discusión. El tema de la jurisdicción indígena es un gran distractor de los otros cambios que introduce la propuesta de reformas constitucionales. Todos corren tras el arenque mientras el conejo logra su propósito.

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ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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