PLUMA INVITADA

Los héroes de la pandemia de covid-19

Rodolfo Samayoa

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En estos días en que hemos recibido tanta información de todas partes y hemos tenido el tiempo para analizar el papel que desempeña cada persona, cada oficio, cada herramienta, en las distintas circunstancias de la vida, también hemos tenido tiempo para reflexionar sobre su relativa importancia.

Entre estos héroes se encuentran los médicos y todo el personal que colabora para salvarle la vida a tanta gente; los bomberos, policías… pero yo me quiero fijar en los más sencillos, en los trabajadores de la basura, en esas personas a quienes sin conocerlas les abrimos la puerta de nuestras casas para que retiren las bolsas de basura, de esas cosas que ya no usamos o que consideramos innecesarias.

Imaginemos por un momento que estos no existieran, ¿qué haríamos con las cáscaras de frutas, verduras y demás desperdicios que salen de la casa? Sinceramente son unos héroes, son aquellos que sin importar el frío, el calor o la lluvia salen todos los días a realizar su recorrido. Este trabajo no es menos importante que cualquier otro oficio o profesión, pero en estos días ha cobrado un poco de más relieve. Los recogedores de basura siempre están “al pie del cañón”, cuando es su turno y notemos cómo en estos días de pandemia han seguido saliendo a la calle a hacer su trabajo. Por eso pido un aplauso sincero por la labor que desempeñan.

' El problema no es el plástico, ha sido nuestra falta de visión para aprovecharlo como lo que realmente es: una materia prima,

Rodolfo Samayoa

También quiero hablar de otro héroe, que hasta hace muy poco era considerado por algunos como el peor de los enemigos y ahora resulta que algunos de los que lo criticaron lo recomiendan: el humilde plástico. Este sencillo producto ha sido uno de los mejores inventos del siglo XX y durante décadas nos ha servido para bajar costos en los empaques de los productos alimenticios, cosméticos y de uso diario. Ha sido mal visto, juzgado y condenado tan solo porque no hemos sabido reutilizarlo o no hemos sabido encontrar el valor que tiene después de usarlo para lo que originalmente fue fabricado.

Esta pandemia nos vino a abrir los ojos en muchas cosas y el uso de los plásticos es una de ellas. Hay ejemplos de batallas que se habían perdido por “razonadas sin razones”, como lo que sucedió en México. El año pasado los plastiqueros perdieron la batalla en el Distrito Federal, al punto de que se llegó a prohibir la bolsa en toda la capital mexicana. No me imagino cuántas empresas tuvieron que cerrar, cuántos empleos se perdieron, el impacto que ha debido causar esto en la economía del país, pero en estos “detallitos” no piensan los que están en contra del plástico. Ahora aquellos que se escandalizaban al ver una tortuga con una pajilla en la nariz corren a ponerle pajilla a las bebidas de sus hijos para que no se les pegue el virus. ¡Qué dilema, la tortuga o mi hijo!

En México DF, después de que habían prohibido las bolsas de plástico, el Sedema (Secretaría del Medio Ambiente de México) manifestó que son el mejor recipiente para las separación de los desechos hospitalarios, de las casas y la basura. (Infobae.com, 2 de abril 2020) En Inglaterra, la falta de recursos hospitalarios ha provocado que personal médico utilice bolsas para protegerse la cabeza (BBC news, 6 de abril 2020), En EE, UU., en Massachussets e Illinois, se echaron para atrás con la prohibición de uso de bolsas plásticas. Es decir, el que era el patito feo de la historia se ha convertido en la herramienta adecuada para evitar que el virus avance. En España (newsdiario.es/30 de marzo 2020) que hasta hace poco recomendaba que en los supermercados se distribuyeran los productos frescos a granel, ahora exigen que los estén empacados en plástico, para evitar la propagación del virus.

El problema no es el plástico, ha sido nuestra falta de visión para aprovechar este recurso como lo que realmente es: una materia prima, ya que se puede reciclar y tiene muchísimas aplicaciones.

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