PLUMA INVITADA

¿Por quién votar?

Jorge E. Erdmenger Lafuente

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En toda clase de conversaciones, así como en reuniones sociales, se percibe la frustración de la población sobre quienes aspiran a dirigir el país, lo que también se refleja en las encuestas, un alto porcentaje de la población que no quiere votar o de votar nulo, lo que no resuelve el problema futuro. Pero, entonces, ¿Por quién votar? Para poder evaluar a los candidatos a la Presidencia sobre cuál es su visión del país al corto, mediano y largo plazos, debiera preguntárseles:

1. ¿Ha evaluado Ud. en dónde estamos como país? ¿Hacia dónde vamos? ¿A dónde queremos llegar? ¿Cómo piensa honrar la deuda del Estado con contratistas, proveedores y empleados públicos?

2. En orden de importancia, ¿cuáles son sus cinco proyectos prioritarios?

3. ¿Quiénes serán sus funcionarios que van a implementar estos proyectos y cómo se proponen hacerlo?

Algunos darán una respuesta rápida, para salir del paso, pero otros darán una más meditada. Y es que el pensamiento de los candidatos durante la carrera electoral es cómo llegar al poder. El problema es que cuando llegan se preguntan: ¿Qué vamos a hacer?

La población requiere que sus demandas acumuladas se resuelvan a corto plazo, y el tiempo juega un papel importante, ya que, debido a la celeridad de toma de decisiones requerida para resolver esas peticiones, debieran estar preparados y tener suficiente claridad; de lo contrario, aquí empieza la improvisación. Los partidos políticos debieran ser forjadores de criterios y bases de mejoras para el país conforme a las necesidades de la población, y no solo instrumentos con fines electorales; tener por lo menos un esquema del programa por realizar.

Para diputados, ¿por quién votar? El panorama actual es similar al de 1963: legisladores depurables y sistema judicial no confiable, pues las Cortes fueron formadas por el Congreso, con la estrategia de mantener la impunidad de funcionarios presentes y futuros.

La población pide a los diputados que se reforme por lo menos la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la de Contrataciones del Estado, la de Servicio Civil y la de Extinción de Dominio.

Pero ellos no escuchan esas peticiones, ya que desde hace más de cinco años se unieron contra los cambios a la Ley Electoral. Es ilusorio entonces que en dos o tres meses antes de las elecciones propongan, discutan y aprueben los cambios.

Lo deseable sería poder votar por los diputados individualmente, y no por la planilla distrital o de lista nacional. La población ha demandado que se reduzca el número de legisladores y de mejor calidad, ya que muchos de los que actualmente pretenden ser reelectos, son tránsfugas, o sea que han dejado de ser representantes del pueblo que los eligió. Entonces la selección debiera ser a la inversa: por qué diputados no votar.

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