¿Pray for Guatemala?

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Pero más curioso resultó el hecho de que personajes guatemaltecos —muy conocidos por su oposición a las movilizaciones, plantones y protestas— se sumaran con sus tuits a la ola de aplausos a esos líderes “valientes y consecuentes” que exigen sus derechos.

La conmoción llegó a su punto más álgido cuando se informó que una miss —que participaba en las protestas— fue asesinada. A mi mente vinieron los campesinos de Totonicapán muertos durante una protesta y los de Nueva Linda y el Polochic asesinados durante un desalojo. No escuché a ninguno de estos ilustres personajes condolerse por estos compatriotas violentamente reprimidos y asesinados por defender sus derechos; más bien las declaraciones fueron del tono de “esto les pasa por hacer lo que no deben” o “ellos mismos los asesinaron para tener sus mártires”.

Será que Venezuela les queda muy lejos y por eso nadie les estorba su libre locomoción, será que la posición económica de quienes protestan coincide con la de ellos tanto como su ideología; o será que dependiendo de los intereses que se defienden, las movilizaciones son permitidas o no.

Porque cuando son indígenas, maestros, campesinos, ambientalistas, comunitarios o sindicalistas quienes protestan, los calificativos distan mucho de ser los de “héroes de la patria”, más bien son sucios, haraganes, manipulados, ignorantes y necios, a los que no les gusta trabajar. Una plaga de parásitos sociales, manejados por extranjeros vividores del conflicto y dirigidos por líderes subdesarrollados que viven en el pasado. Les invito a leer las columnas, pronunciamientos, comunicados públicos y declaraciones de representantes y voceros de los sectores más conservadores del país en estos momentos históricos y constatar su doble rasero.

Mientras aplauden a la oposición venezolana que está en la calle, ensalzan al Congreso nacional por la aprobación de la ley de vías libres de obstáculos porque, cito: “Agiliza el tránsito y las manifestaciones son violatorias de la Constitución.” ¿Perdón?

Si el presidente Maduro hubiera aprobado una legislación de esta naturaleza, habría sido doblemente tildado de déspota y dictador, pero aquella es una realidad distinta, el sufrimiento del hermano pueblo bolivariano —perdón, venezolano— que tiene que soportar el yugo del neochavismo nada tiene que ver con lo que aquí nos ocurre.

Permítanme recordarles que la movilización y la protesta son derechos reconocidos en la legislación nacional e internacional, no son potestad ni de Fedecámaras de Venezuela, ni del Cacif o la Amcham. Son derechos de todos, aunque su profundo racismo les impida entenderlo.

ESCRITO POR:

Marielos Monzón

Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.