¿Cuál es la propuesta?
El discurso es confrontativo, teñido de sales argumentativas, pero sin sustancia ni explicación. Un NO rotundo sin mediar a cambio propuesta alguna. Todo o nada
El liderazgo de Juan Tiney, del CNOC; Daniel Pascual, del CUC; Mauro Vay Ganón, de Codeca; y Luis Lara, del FNL, está dirigido a hacer una demostración de fuerza por la vía de las medidas de hecho. Tienen más de cien millones de quetzales al año por los cobros ilegales a razón de 30 quetzales por usuario, por mes, a más de 85 mil usuarios de energía eléctrica, millonarios fondos que les sirven para financiar las movilizaciones con sus respectivos costos.
La conflictividad social no es un blanco y negro aislado del cuadro grande. Está plagada de un análisis complejo capaz de llenar estanterías de güiri-güiri del cual hay abundancia. Entre los grises, hay razones de sobra para quejarse de las falencias estatales. No hay un tema del que no emane una vaho hediondo de carencias: salud, educación, seguridad, pero ante todo pobreza, que no se puede curar sino con ingresos. La pregunta es ¿qué clase de ingresos? ¿Dádivas o empleos? La primera es efímera y temporal; el segundo, permanente y constructivo.
El discurso paternalista de media docena de procesos electorales desde tarimas demagógicas, prometiendo el cielo y la tierra, tiene sus consecuencias. Levanta una masa de adeptos al voto clientelar y a la narrativa discursiva populista. Las movilizaciones se reducen a repetir dos o tres metamensajes con los que todos los acarreados pueden estar de acuerdo, sea fantasía o verdad a medias: “nacionalicemos la empresa eléctrica. No a la cementera. No al anillo periférico que se construye. No a las hidroeléctricas, pues atentan contra nuestra Pachamama. No a los monocultivos. No a la minería de cualquier clase. Pero sí a ley de Desarrollo Rural”.
El manejo de la conflictividad requiere de una serie de condicionantes esenciales para bregar con los grupos disidentes. Primero hay que determinar quiénes son los interlocutores válidos. Los hay genuinos y representativos. Los hay falsos y no representativos. La representatividad no puede sustentarse en la demostración de fuerza únicamente. Tiene que contar con interlocutores reales de los intereses de la mayoría, no la minoría. Aquí la minoría pretende imponer una serie de demandas imposibles de cumplir. Lo cual demuestra que los objetivos que persiguen son, en esencia, políticos, y no representan los intereses de la mayoría.
Si no queremos cemento en Guatemala, ¿cuál es la propuesta? ¿Importarlo de México? Si no producimos energía limpia y renovable, ¿es el búnker y el diésel su propuesta? Nadie está escuchando una propuesta razonable. Hay una audiencia dispuesta a escuchar. ¿Qué proponen?
Eliminar la pobreza por decreto, aumentando los salarios mínimos hasta el estrangulamiento de la productividad, nunca podrá ser una propuesta razonable. Aprobar una ley de desarrollo rural nunca podrá cumplir con los objetivos de su razón de ser si contiene garrafales errores que atentan contra la propiedad privada y la integralidad territorial de la Nación. ¿Pedir permiso para sembrar?
Nos encontramos con propuestas anti esto y pro aquello que afectan a pequeños y medianos empresarios, que son la columna vertebral de la Nación. Sin ellos no hay economía. Si no aumentamos la clase media, nunca podremos salir de la pobreza.
¿Qué hay corrupción, desmadre y falta de liderazgo de los estamentos políticos? Estamos de acuerdo. Hagamos algo con eso.
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