¿Quo vadis?
Pero esas evaluaciones son muy difíciles si no tenemos algún parámetro contra el cual comparar nuestro recorrido.
Es aquí donde toman importancia las metas que nos hayamos trazado en algún momento. Por supuesto que siempre podremos decir que nos fue mejor o peor que el año anterior y quedarnos satisfechos con esa comparación, pero ella implica que los resultados, buenos o malos, fueron obra totalmente de la casualidad y no de nuestra voluntad. Sin metas, nos encontramos exactamente igual que Alicia, en su conversación con el gato de Cheshire:
“…¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí? —Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar —dijo el Gato. —No me importa mucho el sitio… —dijo Alicia. —Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes —dijo el Gato. – … siempre que llegue a alguna parte —añadió Alicia como explicación. —¡Oh, siempre llegarás a alguna parte —aseguró el Gato—, si caminas lo suficiente!”
La vida es así, de que llegaremos a algún lado, llegaremos, pero no necesariamente será al que más nos guste. Para llegar al lugar o circunstancia que queremos, debemos fijarnos algunas metas y cada día movernos un poco en esa dirección. No me canso de repetir la importancia de este proceso, ya que por muy sencillo que parezca, es de lo más difícil de lograr. La mejor prueba la tenemos todos los años en los gimnasios. En enero están llenos a rebozar con todas las personas que se han propuesto ejercitarse, pero conforme pasan los meses, la asistencia empieza a menguar hasta llegar a ser exigua al final del año. Y por si todavía quedan dudas al respecto, ese proceso se repite todos los años… si no me cree, pregúntele a cualquier dueño o trabajador de gimnasio. La constancia no es precisamente una de las virtudes más apreciadas, pero sí una de las más importantes para lograr nuestros objetivos en la vida.
¿Cómo sabemos qué metas fijarnos? Eso depende de cada quien. Podemos generalizar diciendo que nuestro objetivo en la vida es ser felices, pero para alcanzarlo debemos saber primero qué nos da felicidad y qué pasos debemos seguir para gozar de más felicidad durante nuestra vida.
Para ello creo que debemos proponernos metas en cuatro áreas: salud, bienestar material, relaciones y desarrollo personal. El orden puede cambiar aunque el de salud creo que siempre debe ir a la cabeza, ya que sin salud difícilmente podremos disfrutar las demás áreas.
Finalmente, para que sean útiles, las metas deben cumplir con ciertas características: específicas (no vagas), medibles, alcanzables, realistas y con fecha de finalización. Hay muchos recursos (libros, sitios, guías) para ayudarle a establecer esas metas. Lo importante es que empiece hoy. ¡Que tengan todos un feliz y exitoso 2013!