SI ME PERMITE

Recordar también es vivir

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“En verdad que el hombre no es más que una sombra y la vida, un sueño”. Joseph Addison

El simple ejercicio de recordar requiere de disciplina para que no solo sea provechoso, sino también agradable y gratificante sobre todas las cosas. Nada cuesta dar rienda suelta a la mente y recordar cosas, las cuales nos hacen bien pero a veces no vale la pena compartirlas. Por ello debemos cultivar criterios que nos ayudan a mejorar nuestro modo de pensar y recordar, pero también para poder hacer más provechoso el tiempo que estamos conviviendo con los que todavía tenemos con nosotros.

Este día, donde muchos visitan a sus seres queridos para poner flores y también hacer memoria de ellos, es un buen tiempo de proponerse en traer a la memoria lo que ellos nos dejaron como herencia y por lo cual nosotros hoy somos lo que somos, porque cuando convivimos con alguien por un tiempo, recibimos de esa persona ideas, pensamientos y prácticas que llegan a ser nuestras, pues cada vez que hacemos o decimos algo nos recordamos de ella. Esto es posible si evitamos asuntos de generalidades y nos proponemos puntualizar vivencias específicas para poderlas reconstruir y volverlas a vivir.

No es difícil dejar que el dolor y la ausencia de ellos invada nuestra mente y sentimiento, al punto que el tiempo que los recordamos nos dejamos invadir con un dolor muy dentro nuestro, que el único provecho que habrá de hacer es debilitarnos y empujarnos a regresar en lugar de empujarnos a avanzar en la vida que tenemos que vivir.

Pongamos de nuestra parte cambiar el dolor por el peregrinaje de vivir en nuestra mente con nuestros seres queridos para evaluar, revivir y luego mejorar nuestro modo de ser y nuestra manera de vivir, no repitiendo cosas que no ayudan y afirmar y enfatizar las cosas que nos pueden hacer la vida más propositiva y de mutuo aliento, y el simple hecho que lo recordamos nos trae una frescura a la vida.

Algunos tienen el beneficio de rodearse de muchos seres queridos y tener un momento más agradable con la simple plática sobre el ser querido que ya no está, pero que se le puede tener presente con nosotros por las cosas que recordamos, pero otros estarán solos y ninguno estará a la par de ellos y lo único que tendrán son recuerdos. Es nuestra determinación recordar a aquellos que hicieron una inversión positiva en nuestra vida y aunque no están para verlo, son los que merecen el mérito de lo que somos, y si nos rodeamos con esos personajes estaremos teniendo una reunión para rendirle tributo al grupo al que le debemos nuestro logro.

Claro está que los sentimientos nos traicionan y alguna lágrima y el divisar a lo lejos los que quisiéramos que estuvieran con nosotros no es posible, está bien porque esas expresiones también tienen su lugar para que cada uno pueda darle una diferente dimensión. La mente es tremendamente poderosa y nos puede acercar al extremo que los podemos tener a la par y platicar con ellos para que nos haga bien y dé el empuje necesario para seguir adelante.

Que este día que estamos reunidos con nuestros seres queridos sea uno que pueda traer sanidad a nuestra memoria y a nuestras relaciones interpersonales, creando acercamiento con los que todavía nos acompañan. Gracias a aquellos que se nos han adelantado en el más allá, para cuando no estemos sea también este día uno de los que se recordarán de nosotros por la inversión que hemos hecho.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.