ENCRUCIJADA
Refugiados y migrantes
La guerra en Siria se ha convertido en la principal fuente de refugiados en el mundo en los últimos meses, pero la atención otorgada a los que buscan refugio en Europa tiende a ocultar lo ocurrido en otros destinos. En Europa se debate sobre la posibilidad de recibir algunas decenas de miles de refugiados, y en Estados Unidos se limita a 10 mil, pero ya hay dos millones de refugiados en Turquía. En países pequeños como Líbano, con una población de algo más de cuatro millones, hay un millón de refugiados, y algo similar ocurre en Jordania, con 700 mil refugiados. Más al sur de África, como en Tanzania, hay decenas de miles de refugiados procedentes de distintos países en momentos diferentes, algunos resultantes del prolongado conflicto armado en el Congo y otros, más recientes, derivados de un virtual golpe de Estado en Burundi.
La respuesta a los movimientos de refugiados se ha basado en principios de solidaridad, plasmados en acuerdos internacionales que protegen sus derechos. El Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (Acnur) fue fundado como parte de la creación de las Naciones Unidas y respondió a los serios problemas de refugiados en Europa causados por la Segunda Guerra Mundial. Constituyen ahora un marco que en buena parte sirve de protección a los refugiados más recientes.
No existe una protección multilateral ni un organismo intergubernamental equivalente para los migrantes, y su grado de protección es menor. A pesar de ello, su recepción también toma en cuenta principios de solidaridad, como lo refleja la estatua de La Libertad en Nueva York, célebre símbolo de bienvenida a los migrantes que procedían de Europa, y que se expresa en una placa con una poesía en que se invita a que lleguen las masas pobres y desamparadas a respirar en libertad.
La frontera que separa a los refugiados de los migrantes no siempre es clara, especialmente cuando la inestabilidad política o la inseguridad se combinan con situaciones de deterioro económico. Las deplorables condiciones en que viajan los refugiados o migrantes pueden tener consecuencias mortales en ambos casos: lo demuestra lo ocurrido con refugiados y migrantes que han cruzado el Mediterráneo para llegar a Europa y los que han cruzado México para llegar a los Estados Unidos. Pero tanto los refugiados como los migrantes comparten la posibilidad de contribuir al crecimiento de la economía del país que los recibe, no obstante las intolerantes aseveraciones de líderes políticos como Donald Trump en los Estados Unidos y de otros líderes de la extrema derecha en Europa. Los beneficios de la movilidad de la mano de obra pueden ser mucho mayores que los provenientes de la movilidad de capitales. El creciente envejecimiento no solo de la población europea sino también norteamericana y de algunos países asiáticos, como de la población japonesa, significa que una buena parte de la mano de obra inmigrante podría ocuparse en servicios demandados por las personas de mayor edad. No permitamos que la solidaridad y el poder de la razón sean sustituidos por la intolerancia y el egoísmo.
fuentesknight@yahoo.com