SI ME PERMITE

Relaciones que identifican

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Es común en la rutina pensar que uno vive su vida y lo demás es secundario, y solamente cuando una necesidad surge se empieza a buscar quien puede extenderle una mano. Pero lo normal sería entender que vivimos rodeados de seres semejantes a nosotros y que enfrentan circunstancias similares y no podemos abstraernos de esa realidad.

Lo que nos hace diferentes como individuos es decidir a quienes me acerco y con quienes empiezo a cultivar una relación sana y de doble vía y de quienes me alejaré por falta de afinidad o porque no aportan elementos que me ayuden a mejorar o avanzar para alcanzar mis metas.

Esta verdad es evidente en las diferentes etapas de la vida y cuanto más avanzamos más valorizamos el haberlo hecho correctamente o bien nos lamentamos por el descuido o por no haber oído consejo cuando se nos advirtió. Uno de niño cuando empieza a hacerse de amigos los padres le cuestionan y le recomiendan según ellos a quien deberíamos evitar o bien aprovechar. Cuando esto no se ha practicado lamentablemente algunos empiezan mal y nunca llegan a corregir la ruta para alcanzar lo mejor a través de los años.

Esto se repite en tiempo de estudios, por si me ayudará a ser mejor alumno o simplemente uno del montón y el patrón se conserva durante los años de trabajo con los que me rodean o bien en las reuniones familiares si determino tener un tiempo que edifique relaciones o simplemente ganarme disgustos. Seamos diligentes porque pasado el tiempo ya no podemos enmendar las relaciones.

Cuando vivimos como adultos en la sociedad, esto llega a ser mucho más manifiesto y por lo que hablamos o callamos y con quien lo hacemos terminamos formando un círculo de relaciones al cual la gente nos asocia y que cuando queremos dar explicaciones poco valen porque nosotros por lo que somos invitamos a los demás a hacer sus conclusiones.

Y en estos días en particular por lo que la sociedad está viviendo el comentario que hacemos y no necesariamente sentados en la peluquería sino al intercambiar el saludo y si el tiempo lo permite alguna observación nos ubicará con determinados grupos, sea porque no somos afines a ellos o porque nos agrada y estamos de acuerdo con lo que alguien dijo o hizo.

Definitivamente uno en su niñez puede haber cometido errores en sus relaciones, pero si ellas le han enseñado para ser más cuidadoso está manifestando cierta madurez que se va valorando cuando uno piensa dos veces si lo dice o no y se asocia o no con determinado grupo. No hay duda de que los humanos tendemos a extremos que tampoco es sano porque debemos ser equilibrados y evitar polarizar, ni es bueno como dicen algunos: “no me meto con nadie, solo vivo mi vida”, lo que literalmente no es verdad porque interdependemos del prójimo. Pero es muy arriesgado ser amigo de todos y esperar que no nos mal interpreten.

En un mundo tan convulsionado y de extremos riesgos seamos cuidadosos para vivir pacíficamente y poder así ser productivos no solo en nuestra economía sino también en nuestras relaciones. Porque normalmente nosotros dejamos como herencia a todo nivel nuestras relaciones cuando son sanas y propositivas y por lo contrario también muchos de nuestros herederos se alejan evitando el cuadro que nosotros hemos pintado y pierden una relación que podría beneficiarlos.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.