Reportaje impreciso

LUIS F. LÓPEZ  H.

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Para empezar, hay que tener en claro que la escala de decibeles es logarítmica, no lineal; es decir, el doble de 60 dB no es 120,  como lo sería en una escala lineal, sino 66  (esto se debe a la fórmula para calcular los decibeles). Se usan los decibeles para evitar usar la medida de presión Pascal, que usa cifras desde las cienmilésimas de pascal, hasta los miles de pascales. Resulta muy práctico reducir ese rango al  de los decibeles, de 0 a 120. ¿Por qué 120? Ese es el umbral en el que el oído humano siente dolor, aunque la incomodidad puede empezar desde antes. Es posible que esto varíe a nivel individual, pero estas son cifras estandarizadas que se utilizan a nivel mundial. La cifra más baja que encontré que puede causar daños fue 85 dB, y se tendría que estar expuesto 8 horas continuas a esos 85dB para sufrir daños. No sé de dónde sacaron las cifras, pero hay algunas que están equivocadas y otras que hasta se contradicen entre sí. ¿Cómo pueden los jóvenes, por ejemplo, “causarse daño en los oídos si escuchan música con audífonos con una intensidad mayor a los  60 decibeles”, cuando en su misma gráfica sitúa una conversación normal en los 60 decibeles? Y otro experto sitúa el rango normal entre 10 y 45 decibeles: ¿o sea que una conversación normal ya raya en contaminación auditiva?

Dejaron fuera dos elementos cruciales: la distancia y el tiempo. No es lo mismo medir los decibeles a un centímetro o a 10 metros de la fuente del sonido. Sí, las turbinas de los aviones producen 120 dB. ¿A qué distancia? ¿A un metro? ¿A un kilómetro? Quizá sea cierto que en las discotecas haya niveles de 130 decibeles, pero sólo si se coloca el sonómetro (aparato que mide la presión sonora en decibeles) a centímetros de los parlantes. Si uno se aleja a una distancia sensata, quizá los niveles sigan siendo demasiado altos, pero no son extremos. Su otra cifra de las discotecas de 160 dB es simplemente absurda; a ese nivel, literalmente sangrarían los oídos. También depende el tiempo que se está expuesto a tales niveles sonoros. No es lo mismo estar una hora continua que sólo un minuto expuesto a un ruido.

Lo  invito a que descargue una aplicación gratis en cualquier smartphone o tableta que consista en un sonómetro digital (sound meter, decibel meter). Aunque no son tan exactos como los sonómetros profesionales, sí sirven para establecer una idea de la escala. Encuentre el lugar más silencioso que pueda y mida el nivel: se sorprenderá de lo difícil que es llegar a cero, y de hecho  0 dB no equivale a silencio: es el nivel más bajo que puede detectar el oído humano. Mida los niveles en su oficina, del tráfico y de lo que se le ocurra. verá que la escala no es del todo intuitiva, y que es necesario medir el sonido con precisión para juzgar su nivel.

El punto principal del reportaje es que hay que tener cuidado con el sonido, y que hay que cuidar nuestros oídos y respetar los de los demás; probablemente muy pocos se fijen en los números, y se lleven el mensaje de simplemente evitar el ruido, y eso está bien. Sin embargo, no es halagador para Prensa Libre publicar información equivocada y/o mal explicada. Les  recomiendo que busquen un experto en sonido profesional o un físico que tenga conocimiento de acústica en cualquier universidad del país. Desafortunadamente ni siquiera los “expertos”  a cargo de legislar y regular tienen siquiera una idea básica de los niveles del sonido. Pero en Guatemala sí hay profesionales que manejan equipo de precisión para poder hacer sonar adecuadamente a artistas y conferencistas. Y cualquiera de ellos va a coincidir en que su artículo no está del todo correcto.

lflopezh@hotmail.com

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