Un nuevo, solemne y extraordinario acontecimiento, como otros que han hecho temblar en los últimos meses a la agobiada sociedad guatemalteca, se registrará este 25 de octubre, con la inquietante elección en segunda vuelta del nuevo presidente de la República, entre Jimmy Morales, cuyo triunfo sigue sorprendiendo, por una serie de innumerables características conocidas por el pueblo, y Sandra Torres, quien ya gobernó como primera dama de la Nación, cuando fue mandatario su entonces esposo Álvaro Colom.

Y no es para menos, el nuevo mandatario deberá marcar históricamente tan esperado cambio y futuro de nuestro país y encausarlo durante cuatro años por mejores senderos, tras su tortuoso caminar en el pasado. Obligado a cumplir con su deber ciudadano, voluntad política y ofrecimientos de campaña, soslayando a como dé lugar plegarse al corrompido esquema político que tanto daño le ha causado durante muchos años a Guatemala, el cual deberá ser marginado poco a poco, no obstante las bastardas ambiciones y poder que lo mueven y sostienen. Ambos aspirantes han sido elogiados por sus simpatizantes o sometidos a severa crítica por sus opositores La voz popular, por supuesto, estará presente, alerta, vigilante y decidida, para reaccionar de inmediato como lo ha demostrado. Contará afortunadamente con el apoyo legal de instituciones responsables de aplicar justicia, como el Organismo Judicial, Corte de Constitucionalidad, Ministerio Público, Cicig y fuerzas de seguridad. Son muchos y urgentes temas que el Ejecutivo deberá atender de inmediato, como seguridad, paz, corrupción, salud, economía, trabajo, ley electoral y de partidos políticos, y luego toda la problemática que hará cola: fortalecimiento institucional, sistema aduanal, administración tributaria, educación, pobreza y extrema pobreza, riego climático, vivienda, etcétera.

El presidente Alejandro Maldonado ha dado muestras de buena voluntad, aplicando avances positivos para corregir errores del pasado. El triunfador con el voto popular, que sin duda alguna será nuevamente sorpresivo, deberá continuar los programa eficientes, rechazando las tradicionales y negativas actitudes políticas de abandonar o destruir lo que tiene otro color partidario. Reflejará de inmediato su patriotismo, dignidad, responsabilidad, ética, principios, valores y promesas. Los cambios inmediatos calmarán tan agobiante ansiedad popular mantenida por largo tiempo, con la alentadora esperanza de paz. Los guatemaltecos no podemos seguir siendo baboseados, de ninguna manera. La puerta está abierta hacia un mejor horizonte, no podrá ser cerrada. La acción cívica popular se mantendrá firme, segura, no podrá retroceder o desmayar.

Aparte de este vaivén político, celebramos otro trascendental acontecimiento, el renacer de las bellas gemelas Rositas, gracias a Dios y a las manos capaces del cuerpo médico y demás personal del Hospital Roosevelt, involucrados en tan delicada cirugía que fue un éxito y acaparó la atención, amor y solidaridad del pueblo, demostrando que acá hay capacidad quirúrgica. Felicitaciones. El cielo las iluminó, bellas criaturas, aunque llegan a un mundo convulsionado. Rogamos al Creador les depare un futuro de alegría.