FLORESCENCIA

Sembradores

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En 2012, los padres de familia de la aldea Cocolá Grande, en Santa Eulalia, Huehuetenango —a unos 500 kilómetros de la ciudad capital y aproximadamente 230 kilómetros de la cabecera departamental—, con el apoyo de los maestros de la primaria, se organizaron para ver la viabilidad de instalar un instituto básico en el lugar.

Hasta ahora, la única posibilidad que tenían los jóvenes de seguir estudiando la secundaria era mudándose a las cabeceras municipales cercanas, lo cual muy pocas familias podían costear.

Entre 2013 y 2014, los padres pidieron apoyo a las autoridades municipales de Santa Eulalia para la solicitud del instituto básico. Sin embargo, pasaron dos años y nunca obtuvieron una respuesta.

Lejos de rendirse, la comunidad persistió en su objetivo y acudió directamente al Ministerio de Educación (Mineduc), a través de la Dirección Departamental. Aunque hubo buena recepción por parte de las autoridades, la falta de presupuesto para contratar tres maestros suponía una barrera para la aprobación del instituto.

Cuando visité Cocolá, en julio de 2015, tuve la oportunidad de hablar con la comunidad, donde me contaron sobre esta necesidad. Vi en sus ojos un deseo genuino de dejarle a sus hijos y hijas un mejor futuro —una herencia de educación—. Su esfuerzo era tan inspirador que desde agosto del 2015, el equipo legal de XumaK le dio seguimiento al proyecto ante el Mineduc.

Una gran sorpresa nos esperaba justo al comienzo de este 2016. Fuimos notificados que mediante la resolución 08-2016, con fecha del 4 de enero, que el Mineduc autorizaba la creación y el funcionamiento del Instituto Nacional de Educación Básica, aunque era necesario buscar un donador para costear el salario de los maestros.

Sin embargo, la perseverancia de los habitantes de Cocolá es una muestra de que cuando se anhela superarse se debe ser constante y se debe tener una visión de unificar todos los sectores —la comunidad, el sector privado, las autoridades, los maestros y, sobre todo, los padres de familia; la fuerza de la familia mueve montañas—. Ahora comienza el proceso de pasar del florecimiento de un trámite a la formación y maduración de los frutos que serán los jóvenes que estudiarán los básicos en su comunidad.

Fue por eso que en XumaK decidimos aportar los recursos para cubrir el salario de dos maestros, mientras que la comunidad pagará al tercero.

De esa cuenta, el 1 de febrero el instituto básico abrió sus puertas con 61 estudiantes inscritos, de Cocolá y aldeas circunvecinas. Comenzarán en las instalaciones de la escuela primaria, un modesto edificio con tres aulas, paredes de concreto y techos de lámina.

Ciertamente no están dadas todas las condiciones, pero me emociona que estas aulas son un surco de sueños para Cocolá y aldeas aledañas.

Con esa esperanza quiero animar a los padres de tantas comunidades que afrontan las limitaciones que Cocolá tuvo antes, a no darse por vencidos. Organícense, luchen y perseveren. Recuerden que ustedes son los sembradores del futuro.

ESCRITO POR:

Marcos Andrés Antil

Emprendedor tecnológico, maya q’anjob’al y migrante guatemalteco. Impulsor de la educación y la transformación digital. Fundador y CEO de la compañía XumaK durante 18 años, con clientes en más de 25 países.