CON OTRA MIRADA

Sobre tocar fondo

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Cada día los titulares de Prensa nos inducen a pensar que hemos tocado fondo: Ligan a proceso a ex diputado, A prisión preventiva dos sindicados en caso de asesinato de periodistas, Cacif se opone a enmienda sobre justicia ancestral, Congreso retira inmunidad a magistrada, Alcalde gasta 500 mil en blindado… noticias que dibujan un país surrealista, como salido de la pluma de Miguel Ángel Asturias.

Tengo 70 años, lo que implica que llegué a la edad del uso de la razón en 1954. Las pláticas ocasionales que escuchaba de los adultos giraban en torno a las políticas y acciones de los gobiernos de JJ. Arévalo y J. Árbenz; eran fragmentadas, pues prevalecía el estigma “las paredes tienen oídos”. La Reforma Agraria como un alarde nacionalista en contra de las tierras ociosas concedidas a empresas estadounidenses, así como la construcción de la presa Jurún–Marinalá y la carretera al Atlántico para competir con la empresa eléctrica y el ferrocarril en manos de aquellos mismos provocó, ese mismo 1954, que la CIA impulsara un golpe de estado a manos de Carlos Castillo Armas, un peón del anticomunista Movimiento de Liberación Nacional. El gusto le duró poco, pues su ambición política indujo su asesinato a manos de sus patrocinadores.

Al ser abortada la Primavera Democrática, conocí el concepto tocar fondo, pues Guatemala entró en un período de convulsión política en el que presidentes y jefes de Estado se sucedieron de manera irregular y gran zozobra social.

Prevalecieron los gobiernos militares que permitieron a algún civil asumir la conducción del país, amarrado de pies y manos, con el agravante de una guerra interna (1960-96) de la que se conocen delitos de lesa humanidad, con atrocidades indescriptibles. Con la firma de la Paz Firme y Duradera, pensé que aquella noche oscura había llegado a su fin y por lo tanto que, como país, habíamos tocado fondo, pero no fue así. El narcotráfico se apropió de espacios políticos, administrativos y profesionales, imponiendo una nueva era con el auxilio de delincuentes que actúan desde las cárceles.

Tal estado de deterioro provocó la creación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala —Cicig—, en apoyo al Ministerio Público para coadyuvar en la persecución de delitos y su investigación. En abril del 2015 sacó a luz pública la inconmensurable red de corrupción instalada en el Estado, que durante el gobierno de turno fue abierta y francamente liderada por el presidente y la vicepresidente de la Nación, ahora encarcelados y sometidos a juicio. La población urbana se volcó a la Plaza y creímos que esta vez sí habíamos tocado fondo.

Sin embargo, los titulares de las noticias indican lo contrario, el fondo está más abajo. Pisamos una realidad fangosa y al tratar de impulsarnos hacia la superficie, más nos hundimos. ¿Hasta cuándo?

Pues hasta cuando elijamos personas capaces para los más importantes cargos de los tres poderes del Estado y los empleados y funcionarios públicos sea gente proba, que la hay. Las excepciones hasta ahora existentes no han sido suficientes.

jmmaganajuarez@gmail.com

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.

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