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¿Terrorismo mediático?
La creación y la razón de existir de la Fundación contra el Terrorismo Mediático ha traído a la palestra un debate que incluye dos puntos de vista diametralmente opuestos en cuanto a los fines de esta fundación. Por un lado son evidentes los aviesos objetivos de quienes tuvieron la perversa idea de crear esta entidad, y por el otro, el peligro que representa una fundación que sin duda limitará y coartará la libertad de prensa y la de opinión de los ciudadanos.
Es obvio que el propósito de la creación de este ente cuyo nombre alude “terrorismo” sea censurar el libre ejercicio de la crítica periodística a los funcionarios públicos. Y debemos recordar que el trabajo de la Prensa y la libre emisión del pensamiento y de expresión están garantizados en la Constitución Política de la República y la Ley de Emisión del Pensamiento.
Por un lado sabemos que en Guatemala las instituciones no funcionan ni cumplen con su deber fiscalizador, por la misma razón la Prensa juega un papel protagónico, cuando pone al descubierto las terribles situaciones de corrupción gubernamental. Pero, por otro lado, ya hemos vivido los asesinatos de muchos periodistas que se han tornado “incómodos” para algunos funcionarios, además de denuncias penales o civiles contra algunos colegas periodistas.
La Prensa es una fuerza de transformación social de una nación, como acuñó Edmund Burke, es “el cuarto poder”, destacando la enorme influencia de los medios sobre la sociedad.
Su poder radica en “la libertad de expresión”, con esta se encuentra la capacidad de opinar, denunciar y exigir cambios.
Siempre es molesto para los gobernantes que los periodistas y columnistas abramos los ojos de la sociedad y que seamos la voz del pueblo. Les debe doler mucho que todos los transes que hacen, la Prensa los revele y los evidencie ante todo el mundo.
Y si nuestras leyes son obsoletas y no pueden poner tras las rejas a los corruptos, entonces al menos que la Prensa denuncie la impunidad.
Los medios deben desnudar los hechos de corrupción de los funcionarios públicos, como se han enriquecido ilícitamente, y encima es espantoso escucharlos hablando con tal cinismo y desfachatez. Denunciar todo esto no es terrorismo, sino más bien dignidad y amor a la patria.
En algunos países la fuerza de la Prensa ha llegado a derrocar presidentes, porque en el mundo actual la información se ha convertido en un instrumento de poder, que es capaz de atraer la opinión de la sociedad e influir poderosamente en ella. Por eso cuando llegan los dictadores al poder lo primero que hacen es cerrar los medios y ahora bloquear también las redes sociales.
Esta “Fundación contra el Terrorismo Mediático” es una amenaza para nuestro país porque implicaría ceder a las presiones, agachar la cabeza, ponerse un parche en la boca, tirar la toalla y dejar de luchar. Sería entregar a Guatemala, en charola de plata, en manos de gentes sin escrúpulos, para que la terminen de saquear, sin que nadie pueda decir una sola palabra.
Toca entonces a la Corte de Constitucionalidad actuar, ya ellos tienen la última palabra para eliminarla.
Imagen_es_percepcion@yahoo.com