Observando detenidamente lo que está sucediendo alrededor del fenómeno migratorio en la región, las preguntas que quedan son: ¿Guatemala está a punto de ser la siguiente Tijuana? ¿Cómo cambia la dinámica de un país que se convierte en “última frontera”?

A partir del corrimiento de los Estados policiales a las fronteras de México y Guatemala, así como de la militarización de la frontera entre Guatemala y México, nuestro país ya no solo será llamado la última frontera al Norte, como hace algún tiempo es nombrado. Guatemala lo será de facto. México ya cedió completamente a las definiciones de la agenda de seguridad hemisférica de Estados Unidos y a sus disposiciones en materia de política migratoria. Y según una nota del diario oficial (23/07/2014), donde recoge la opinión de la titular de Conamigua, “el arribo de menores indocumentados no acompañados a la frontera sur de Estados Unidos ha superado los 57 mil en diez meses, y se estima que a finales del año, la cifra alcance los 100 mil…”

En este contexto, hay que traer a colación el dicho popular que reza: “donde comen dos comen tres”.  Sucede, sin embargo, que Guatemala es un país en condiciones de miseria  y violencia, donde seguro la tijuanización pegaría fuerte. Si así fuera, tendremos que ser, con los que lleguen del resto de América y de otros continentes, tan hospitalarios como pedimos que traten a los nuestros en su camino al Norte.

Muchas personas y familias se irán quedando por aquí con sus anhelos, costumbres y culturas; habrá que trabajar en cuestiones sociales como la xenofobia, la extranjería y la xenofilia; habrá que imaginar procesos sociales de integración, asimilación o hibridación cultural que no podemos aún perfilar.   Y es seguro  que mucho dinero llegará de Estados Unidos para “ayudarnos” a cuidarles la puerta.

No creo en la especulación mediática de determinados temas, y menos de uno tan frágil como este, que me sacude profundamente. Quienes hemos estado de alguna manera en el tema por años, venimos teorizando y compartiendo ideas y propuestas en torno a la migración, que se topan constantemente con muros de oídos sordos entre la clase política, tanto de Guatemala  como de Estados Unidos. Mientras, podemos pensar qué lema escribir en el letrero que pondremos en nuestra frontera al Norte.   

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