MACROSCOPIO
Todo a base de mentiras
Pasaron casi veinte años después de la firma de los acuerdos de paz para que la guerrilla y sus simpatizantes iniciaran una ofensiva legal en contra de quienes los combatieron en cumplimiento de su deber. Hoy el ejército está bajo asedio, y es que estos señores descubrieron la mina de diamantes, que son los resarcimientos, e inclusive han logrado que resarcimientos ya pagados, como es el caso de la cuenca del Río Negro, donde está instalada la represa de la hidroeléctrica Chixoy, se vuelva a pagar. Por supuesto, no vemos a las familias que supuestamente reciben estos resarcimientos estar en una nueva etapa de su vida, rebosantes de prosperidad. Los cientos de millones pagados o por pagarse de plano son repartidos “equitativamente” sin ninguna fiscalización.
Pasaron 20 años para que comenzaran a venir europeos a participar en los reclamos y las organizaciones de derechos humanos y otras entidades se encuentran ahora muy activas en esos temas.
Es una lástima que uno de los objetivos del proceso de paz, que era la reconciliación nacional, en estos momentos se deja por un lado parta activar una nueva confrontación.
Lógicamente la guerrilla intentó llegar al poder por la vía democrática y nunca lo logró. Creyó que con la manifestación del pueblo que sacó del gobierno al Partido Patriota ellos serían los escogidos para dirigir el destino del país, y no fue así. En su desesperación, ahora enfilan sus armas por la vía mediática, y legal, contando con el apoyo de fiscales, jueces y magistrados que les son afines, además de gobiernos que están en su línea, con el agravante de un sistema de Naciones Unidas que no une, sino que propicia la desunión.
Vemos a cada momento que aparecen emisarios de diferentes organizaciones y países a entrometerse en asuntos internos.
En una reciente entrevista televisiva, el expresidente Eduardo Stein fue claro y contundente al aseverar que si se invitó a un comisionado para verificación de los acuerdos, esto se hizo con el objetivo de que viniera a asesorar y en ningún momento para dictar y/o criticar sentencias y hasta la misma legislación del país. Lamentablemente nuestra cancillería se ha plegado a las intromisiones y no ha sido contundente.
Viene a Guatemala el ministro de Asuntos Exteriores de España, no sabemos a qué viene, quizás a pedir una disculpa por la falta de respeto que le tiene a nuestra amada patria.
En un entrevista televisiva le preguntaron su opinión sobre el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, y su inapropiada respuesta, que no viene al caso, fue: “…mire, es que aquí estamos entre Guatemala y Guatepeor”. Por supuesto, se le recibirá con los honores que el protocolo manda y no se le reclamara su falta de respeto, irrespeto que ha sido provocado por guatemaltecos que continuamente viajan a diferentes países a poner en mal a Guatemala, desinformando, y así es que los emisarios que vienen con aire de procónsules ya traen una idea preconcebida, y es así que Gustavo Porras Castejón, en sus memorias, nos cuenta sobre cómo trabajó la Comisión de Esclarecimiento Histórico: “Le escribí dos cartas al Comisionado Tomuschat. Pero el profesor escuchaba lo que él quería. En una de ellas le dije “mire, si ya traía la sentencia lista, ¿para qué vino aquí a perder tanto tiempo y a gastar tanto dinero?”.
De esta manera parece ser que el conflicto no tendrá fin. Así es como se siguen manejando las cosas de parte de activistas de derechos humanos, todo a base de mentiras.