ECLIPSE
Un nuevo parto
Mientras la inestabilidad política, la revelación de los escándalos de corrupción que implican a altas autoridades y a otras personas que aseguran ser inocentes; la falta de credibilidad y legitimidad que se han ido convirtiendo en detonantes que podrían conducirnos a escenarios de ingobernabilidad, las mayorías continúan ajenas a estas preocupaciones nuestras.
Las protestas y reivindicaciones no mencionan la situación de miseria en la que sobreviven nuestros connacionales, que requiere de una solución de naturaleza estructural. No es solo el problema de descomposición de funcionarios públicos, de empresarios deshonestos o de personas inescrupulosas que han hecho del delito su modus vivendi. Tampoco la contaminación y falta de imparcialidad de la justicia y de magistrados probos es lo único que este país resiente. Hay millones de personas que carecen de lo elemental y que no saben ni de corrupción ni de los millones que se “invierten” en el financiamiento de los partidos para obtener ganancias y privilegios.
Tampoco están enteradas de los diputados señalados de recibir dinero para aprobar leyes, de hacer negocios o de ser negligentes en el desempeño de su cargo, quienes irónicamente ostentan una representación popular. Los gobiernos mencionan estas mayorías con afán propagandístico, populista o como justificación de lo que no hacen, pero ninguno se ha atrevido a cambiar esa situación porque hay poderes que lo impiden y que han sostenido este sistema de injusticia social.
Entre esas personas están millones de mujeres que, además de vivir con sus compañeros de vida la desventura, enfrentan otros riesgos que les arrebatan la vida.
El Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva reportó que en el primer cuatrimestre de este año hay 117 muertes maternas; nuestro sistema de salud no garantiza el nivel básico de atención materno infantil. La mayoría de decesos ocurre en las comunidades y el 40% de partos son atendidos en sus casas, en donde no hay ni las mínimas condiciones para garantizar la vida de la madre y del bebé. El año anterior se informó de 430 muertes de ellas; 37 eran entre 10 y 19 años.
El 19 de mayo, en el Congreso se conmemoró el Día Mundial a favor de la salud de las mujeres, derecho desconocido para la mayoría del 52% de quienes habitamos el país. Y mientras aquí seguimos de luto, en otras latitudes y esferas se está generalizando el término “parto respetado” o “parto humanizado”, modalidad de atención caracterizada por el respeto a los derechos de los padres y los niños y niñas en el momento del nacimiento, en armonía con sus deseos y costumbres. Sin imposiciones, con las mejores condiciones, donde el nacimiento sea lo más natural posible, incluso con el acompañamiento de Doulas, mujeres que ayudan a la nueva madre.
El nacimiento de algo nuevo en el país debe traer también el reconocimiento de esos derechos de las mujeres.
iliaalamilla@gmail.com