IMAGEN ES PERCEPCIÓN
Volar ya no es un placer
El accidente aéreo donde viajaba el equipo brasileño del Chapecoense ha puesto de luto al mundo entero, entristeciendo al gremio deportivo y periodístico, por la difusión de las conmovedoras historias humanas detrás de las víctimas.
Lo que da coraje fue una cadena de errores que ocasionó esta tragedia, situación que jamás debe volver a repetirse. Este evento debe propiciar el camino para que se haga una revisión exhaustiva de todos los protocolos de seguridad aeronáutica, el trato a los viajeros en los aeropuertos y el abuso al consumidor de las líneas aéreas.
Desde los atentados del 11 de septiembre quedó evidenciada la vulnerabilidad de los controles preventivos en los aeropuertos, y por la amenaza de terrorismo internacional muchas cosas cambiaron radicalmente en la manera de viajar, hubo una transformación absoluta en los protocolos de seguridad, al punto de que abordar un avión se ha convertido en una pesadilla.
Esos tiempos en los que viajar era un placer quedaron atrás. Ahora pareciera que usted es culpable hasta que no demuestre su inocencia. ¡Quítese los zapatos!, ¡Apague el celular!, ¿Por qué tiene eso escrito en su camisa?, ¿A qué viene aquí? Son expresiones e interrogatorios que tendrá usted que soportar en los aeropuertos… y de buena manera, porque ¡Ay de usted! si muestra molestia o enojo, sobre todo en EU; pueden incluso cancelar su visa americana y deportarlo como un delincuente, solo porque usted no le cayó bien al guardia de migración.
Y esto es chocante, porque una cosa es tomar medidas de seguridad para proteger la vida de los que van a abordar un avión, y con las cuales todos estamos totalmente de acuerdo, y otra es tener psicosis y tratar a las personas como delincuentes y fuera de toda proporción, humillarlas y maltratarlas.
Muchas personas ya no quieren ni siquiera pasar por Estados Unidos como conexión, porque las largas e insoportables filas incluso pueden hacerlas perder su siguiente vuelo.
En cambio en los aeropuertos europeos tienen otro concepto, no tienen ese delirio de persecución, pero sí se cumple con las medidas de seguridad al pie de la letra y las personas son tratadas con respeto.
En fin, en esta era post 11/S ya hemos tenido que acostumbrarnos a llegar cuatro horas antes del vuelo, hacer las largas filas descalzos y poner en la bandeja toda nuestra frustración y cólera, porque es mejor pasar por el detector de metales con su mejor sonrisa, para evitar problemas.
Por otro lado, las líneas aéreas ahora se permiten tratar a sus clientes como les da la gana. Usted paga cualquier cantidad de dinero por un boleto y apenas le dan una merienda, en una bolsa, con un emparedado doble FF —es decir, frío y feo— y un refresco. Se lo tiran como si le estuvieran haciendo un favor y usted fuera un reo en una cárcel.
Algunos sobrecargos aplican el lema de “cero atención al cliente”, se comportan mal encarados y pesados, como si le estuvieran haciendo un favor al pasajero.
Es increíble que en un vuelo trasatlántico no le brinden las comodidades necesarias para que usted pueda estar confortablemente sentado por 10 horas. Con el cuento de que están minimizando costos, estas empresas “millonarias” le dan al cliente el peor servicio posible.
El monopolio crea empresas comodonas y ambiciosas que no procuran mejorar su calidad de servicio, el abuso a los pasajeros, no solo en los aeropuertos, sino dentro de los aviones, es indignante.
Problemas de cancelaciones, retrasos, pérdida de equipaje, imposición de cobros de servicios extra, aviones destartalados, sobrecargos groseros, son los abusos de los que cualquier viajero hoy en día ha sido víctima. Y esto… ¿Quién lo controla?
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