¡Ya 18 y 30 años!
Si no se hubiera firmado la paz, basta y sobra ver lo que sufre el pueblo colombiano con la más longeva lucha entre hermanos de este hemisferio y sabernos acertados.
Vivimos en un país, que como tal, etiquetó a todo quien pensara distinto a los gobernantes como subversivos, los desapareció o los mató, y justo la paz representa el fin “formal” de esa política “contrainsurgente”. El respeto al pensamiento ajeno es vital para vivir en paz. Es claro que nuestra clase política no ha dado la talla y si bien los Acuerdos no han sido cumplidos, también es cierto que negar su importancia es tramar repetir horrores.
A la fecha, 40 mil personas se encuentran desaparecidas. Un delito no es de izquierda ni de derecha; en consecuencia, como Estado debemos encontrar respuestas a esas decenas de familias que día a día tienen todo el derecho de saber qué ocurrió con sus seres queridos. La paz está madura, debemos exigir respuestas concretas y efectivas, y si nuestros políticos no dan el calibre debemos ser nosotros los ciudadanos los exigentes.
La paz cumplió 18 y en mayo, justo el 31, nuestra Constitución cumplirá 30 años de haber sido promulgada. Un texto que intentó abrir, por segunda vez en la historia del país, espacios de verdadero debate político y que su legitimidad es incuestionada cumple tres décadas. Una norma que reviste especiales características porque jamás en nuestra historia habíamos tenido una Constitución legítima por 30 años. Cometimos el error de la reforma en los años 93-94, y los relajos de las Cortes lo evidencian; sin embargo, el pivote del andamiaje jurídico de este país es acertado para concretar al estado de Derecho. La pregunta es: ¿por qué no lo hemos logrado?
Si queremos paz, debemos trabajar por la justicia; y justicia no es lo que diga una ley o una sentencia, sino será aquella que pueda hacer vivos los derechos humanos, reconocer la vigencia efectiva del sistema republicano, respetar la verdadera voluntad del pueblo manifestada democráticamente y sin lugar a dudas, esta permanente construcción es para que todos podamos no solo tener un lindo 2015, sino que muchos años nuevos, en paz y concordia.
Si vemos nuestra historia, este es un momento único; depende de nosotros si lo podemos aprovechar, y ojalá así sea.