Remembranzas

Remembranza: Julio Oswaldo Reyes Díaz

Proveniente de una familia de músicos, el maestro Julio Oswaldo Reyes Díaz fue un prodigioso pianista reconocido a escala regional que dejó este mundo a los 92 años.

Gran parte de su vida la pasó frente a su piano, con el que aprendía, componía y deleitaba al público desde los 9 años, cuando gracias a su talento obtuvo una beca en el Conservatorio Nacional de Música.

Una de sus hijas, Jannette Lorena Reyes, recuerda que incluso pocos días antes de su partida mantuvo su rutina: levantarse temprano para acomodarse frente a su instrumento, componer y terminar varias horas después.

Paralela a su pasión por la música, estaba su abnegación por la familia. “Fue un padre ejemplar, siempre estuvo pendiente de sus hijos, nietos y bisnietos. Siempre se preocupó por nuestro bienestar, especialmente de que no nos faltara nada”, expresa Reyes.

La lucidez fue una de las cualidades que le caracterizó, y hasta el último momento estuvo consciente de la realidad social del país a la que de manera frecuente comparaba con la que le tocó vivir en su juventud. Atribuía la crisis de la sociedad a la falta de principios morales.

Exaltaba Valores

Su hijo Julio Oswaldo afirma que su padre siempre hacía énfasis en los valores adquiridos en el seno familiar, como honestidad, puntualidad, disciplina y perseverancia, los cuales predicaba con el ejemplo.

Desde que se jubiló, en la década de 1980, el maestro Reyes Díaz se dedicó a componer música sacra, cuya compilación “representa para el país un valioso legado de valses instrumentalizados para orquesta sinfónica”, añade.

Abnegado docente

Jaime Rodolfo Sánchez, relacionista público de la Orquesta Sinfónica Nacional, conoció a Reyes en 1971, en el Conservatorio, y asegura que era una persona jovial y un maestro dinámico. Aunque era exigente, algo común en los educadores de su experiencia, se acercaba a sus alumnos como un amigo que les inspiraba confianza.

Años después, “fuimos colegas en el Instituto para Varones Adrián Zapata, donde los compañeros de trabajo le tenían estima y admiración”, afirma Sánchez. “Él siempre fue respetuoso con los demás; era un hombre sincero, cordial y cuando estaba frente al piano se lucía para impresionar a los oyentes”, agrega.

Según su familia, Reyes Díaz fue una persona que gozó de buena salud toda su vida, por lo que su fallecimiento los tomó por sorpresa. Debido a una pulmonía dejó de existir el 6 de noviembre último, pero su vida se perpetuará en cada una de sus interpretaciones y composiciones con las que hizo brillar a Guatemala en Latinoamérica.

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