Remembranzas

Graciela Fuentes Parra Vda. de Silva

Graciela Fuentes Parra viuda de Silva, mejor conocida como Chelita, Gracielita o Grace, fue una mujer generosa y llena de energía que enfocó su liderazgo en beneficio de los demás y fomentó su vocación en las tradiciones de la Cuaresma y Semana Santa.

Roberto Silva, su nieto, dice que Fuentes Parra “fue una devota cargadora y colaboradora incondicional de todas las iglesias, especialmente la de Santo Domingo, Candelaria, Beatas de Belén y San Francisco”.

Para Miguel Álvarez Arévalo, cronista de la Ciudad, “Chela, con su presencia, daba realce a los actos religiosos. Con su ejemplo predicaba el fervor cristiano de Guatemala y todas sus tradiciones”.

“Su dedicación a la Cofradía de Nuestra Señora de Dolores la colocó como uno de los bastiones femeninos más importantes para coadyuvar a salvaguardar los valores intangibles del Patrimonio Cultural del país”, afirma el historiador Haroldo Rodas.

Su amiga Michele Pinsker recuerda que Chelita le compartió que su pasión por la organización de cortejos procesionales nació a los 13 años, cuando a su casa llegó el presidente de la Hermandad de la iglesia de San Pedrito, para solicitarle a su mamá elaborar las vestimentas para las imágenes de Jesús Nazareno y la Virgen de Dolores. Cuatro años después ella solicitó permiso a la familia Yurrita para organizar una procesión, con un recorrido corto de la Santísima Virgen de las Angustias, que se venera en la iglesia de Yurrita.

Roberto Silva Martínez, el cucurucho que se convirtió en su esposo más adelante, le regaló el turno del Palacio Nacional de la procesión del Santo Entierro de Santo Domingo, al que acudió sin falta todos los años.

Según recuerda su familia, Fuentes Parra vivía al máximo la conmemoración de la Semana Mayor, desde el tiempo de Adviento hasta el cumplimiento de penitencias cuaresmales, visitas a sagrarios, sin pasar por alto la salida e ingreso de los cortejos procesionales. “Los más significativos eran el de Jesús de Candelaria, el Jueves Santo, y el del Señor Sepultado de Santo Domingo, el Viernes Santo”, afirma Cecy de Silva, esposa de Roberto.

También su cocina se llenaba de sabores de la temporada, ya que era una experta en la preparación de chiles rellenos, bacalao, fiambre y tamales. En su hogar se oían con frecuencia marchas fúnebres, villancicos y marimba.

Algunos de sus nietos continuaron con el legado de Chelita. A tres de ellos los conocen con el sobrenombre de nuégados, porque siempre colaboraban con ella. “Como abuela era muy consentidora, sin dejar de ser firme”, asevera Roberto. Su cumpleaños lo celebraba con una visita anual a Esquipulas, en compañía de su familia.

Obra social

Pinsker recuerda que Fuentes Parra siempre pensaba en el prójimo, al dedicar buena parte de su tiempo a la colaboración, por ejemplo, del Comité de Damas de las Obras Sociales del Hermano Pedro. Su amiga asegura que la acompañó a los puntos más recónditos del país, para entregar víveres, productos y juguetes a personas necesitadas.

Un infarto se la llevó de este mundo el 27 de septiembre recién pasado; sin embargo, quienes tuvieron el placer de conocerla afirman que su presencia vivirá en sus corazones por siempre.

ESCRITO POR: