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Hacer catarsis en las redes sociales no es lo más recomendado

Facebook es una de las redes sociales más usadas para desahogar emociones. (Foto Prensa Libre Edwin Bercián)

Facebook es una de las redes sociales más usadas para desahogar emociones. (Foto Prensa Libre Edwin Bercián)

Larry D. Rosen, profesor de psicología en California State University, durante una conferencia en la convención anual de la American Psychological Association, aseguró que los adolescentes que usan Facebook más a menudo muestran tendencias narcisistas y los adultos jóvenes manifiestan signos de otros trastornos psicológicos, como conductas antisociales y tendencias agresivas.

Pero esta inclinación belicosa no se suscribe únicamente a esta red social, es más bien una constante en todas las plataformas —Twitter, Instragram, YouTube, por mencionar algunas—.

Pero ¿por qué actuamos de esta manera? Según una investigación efectuada por dos universidades alemanas —Humboldt University y Darmstadt's Technical University—, una de cada tres personas se sienten mal y más insatisfechas con sus vidas tras visitar Facebook, algo que afecta más a aquellos que solo se limitan a navegar por esta sin publicar nada.

¿Las razones? Pues la envidia, que a la vez genera frustración, soledad y amargura.

“La tecnología, al igual que el hambre y la riqueza, cambian la conducta humana, porque el contagio emocional que se produce a través de las publicaciones en las redes influyen más de lo que creemos”, refiere el psicólogo guatemalteco Arturo Archila.

“Lo que se da a conocer por estas vías actúa como efecto dominó. Si una actualización de estado se hace en términos positivos, provocará reacciones del mismo tipo, pero si en vez de estos empleamos frases negativas ocurrirá lo mismo”, comenta el también psicólogo Carlos Herrera.

Es así como en cuestión de minutos un “simple” cometario se transforma en una avalancha, pues los usuarios manifestarán desde las más variadas críticas hasta los más agrios insultos.

“Pero tras el desahogo, volverá la calma, siempre y cuando no se toquen fibras muy íntimas, porque si se llega a este límite, las consecuencias serán fatales”, advierte Herrera.

Purificación

Entre los antiguos griegos, la catarsis se definía como “la purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de una situación trágica”.

La psicología actual recomienda, de acuerdo a Archila y Herrera, que cada individuo pueda contar con un espacio para limpiar energías negativas y así liberarse de todas las cargas y presiones que puedan generarse por la cotidianidad. “Aunque existen diferentes maneras de hacerlo encender las redes sociales con comentarios fuera de tono no es lo más recomendable, porque si bien es cierto, desahogase es bueno, no resuelve el conflicto interno. Este proceso es tan solo un alivio temporal”, explica Archila.

Para Herrera escribir insultos en el Twitter, reenviar correos electrónicos cargados de imágenes espeluznantes, reclamar en Facebook o denunciar airadamente en Google Plus, si bien son válvulas de desahogo al vapor que nos atosiga, no nos ayudará en nada, pues más pronto que tarde nos volverá a calentar para continuar la espiral del estrés hasta llegar a la desesperación.

¿La tecnología nos ayuda?

El estudio del estadounidense Nicholas Carr ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, describe en general los beneficios reales de esta tecnología, pero todo tiene un precio.
Para el investigador Marshal Mc Luhan, “los medios no son solo canales de información. Proporcionan la materia del pensamiento, pero también modelan el proceso de pensamiento”.

Lo que parece estar haciendo la web es debilitar mi capacidad de concentración y contemplación”, afirma Carr.
Si bien la tecnología es una herramienta útil que ha minimizado fronteras entre personas y culturas, también ha cambiado hábitos vitales como el sueño. “El insomnio genera desconcentración, déficit de atención y nos vuelve más vulnerables al estrés”, explica Archila.

Para Gustavo Arriola, consultor del Informe de Desarrollo Humano, los efectos sociales del uso de las redes son el aceleramiento, pero también la superficialización de la comunicación.
“Antes formar una comunidad política requería tiempo. Ahora se hace de manera virtual y casi inmediata”, comenta.
  Esto provoca, por lo general, relaciones que no son sostenibles y de corto tiempo.
 
A nivel social, concuerda que las redes sociales son un mecanismo de catarsis, pues el impacto que tienen los procesos económicos tienden a generar mucho descontento. “Es una olla de presión”. 

Resalta que las  manifestaciones convocadas este año en el país ciertamente contribuyeron   a resolver la tensión social. 
“Se estudió que la sociedad se politizó más, pero falta por ver que esto se traduzca en cambios sustanciales como la reducción de la pobreza o mejores políticas públicas”, opina.

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