Revista D

El jilguero

Esta obra se ha convertido en un fenómeno de ventas y de crítica.

<br _mce_bogus="1"/>

Editada en español por Lumen, El jilguero es una obra inmensa, de más de mil 200 páginas de lectura hipnótica que reivindica la belleza y el arte como tabla salvadora, pero que tiene como eje central a un Theo Decker, quien cuenta los dramáticos acontecimientos que han jalonado su vida desde que a los 13 años perdió a su madre en un atentado perpetrado por un grupo de extrema derecha estadounidense, en el Metropolitan Museum.

Donna Tartt, quien nació en Greenwood, Mississippi, en 1963, empezó a escribir poemas y a ganar certámenes literarios desde los 13 años, pero fue en 1992 cuando se dio a conocer mundialmente con El secreto, que luego de haber sido traducida a 24 idiomas, la situó en la primera fila como escritora revelación.

Después de 11 años de silencio, circunstancia que hizo pensar a muchos que Tartt había abandonado la literatura, volvió con Un juego de niños, novela por la que recibió también muy buenas críticas. Y de nuevo, tras otro paréntesis de 11 años, la escritora reaparece por la puerta grande con este gran novelón, El jilguero.

Un Oliver Twist del siglo XXI

Una novela, que también podría ser un Oliver Twist del siglo XXI, ambientada en Nueva York, Las Vegas y Ámsterdam, con un enigma de por medio: El jilguero, un cuadro del artista holandés Carel Fabritius, discípulo de Rembrandt y maestro de Vermeer.

“El principio de la historia —explica la autora en una entrevista— nació cuando pensé en un niño que robaba un cuadro y que este le arruina la vida, y vi la tabla del pintor Fabritius, quien murió también en una explosión. Supe en seguida que era el elegido”, recuerda la autora.

Después Tartt quiso seguir la vida de este chico y su crecimiento, que le ha acompañado en su escritura en tiempo real, ya que el tiempo que transcurre en la novela es el mismo que ella tardó en escribirla.

“Mi novela habla sobre la transferencia y la obsesión, sobre el esfuerzo por recuperar lo que nunca volverá, sobre el intento de encontrar lo que se ha perdido”, sostiene la autora.

El Jilguero, que ha estado en la lista de los libros más vendidos en The New York Times, desde que se publicó a finales del 2013, está cargada de ideas, filosofía, poesía, arte y trata sobre las relaciones y el desafecto familiar, así como las drogas como remedio fácil contra el dolor o las falsificaciones en el mundo del arte.

“Gran parte de la novela habla de cómo Theo —el protagonista— aprende desde huérfano a deslizarse, una y otra vez, entre realidades muy distintas, las del privilegio y la pobreza”, refiere.

Pero también se acerca de una forma sublime a la búsqueda de la belleza porque su autora cree que hay una intensidad y una belleza en la vida que solo se puede alcanzar a través del arte. “Y eso a mí me ocurre con la escritura”, añade.

“Creo que con la ficción se pueden contar muchas cosas intensas y muy importantes, mejor que con otro género, como pudiera ser el ensayo, por la capacidad de empatía que tiene la ficción”, aclara.

De corte realista, la novela que, en apariencia, no tiene ninguna aspiración experimental, para Dona Tartt, sin embargo, sí la tiene, porque “hablar de cuestiones filosóficas es algo experimental; hoy, eso los escritores no lo hacen. La gente quiere tranquilidad, novelas tranquilas y monótonas, por ejemplo, sobre algún matrimonio que va mal”, indica la autora.

“La idea de que la novela no es lugar para la reflexión no es cierto”, subraya.

“Escribo como un miniaturista que pintara un mural con un pincel del tamaño de una pestaña; haciendo un trabajo muy detallado, pero sobre un gran espacio y durante un largo periodo. Por eso tardo tanto”, expone esta mujer que asegura que nunca lee las críticas y que se siente muy influida por Dickens, Virginia Wolf, Dostoiesvki o Stevenson.

ESCRITO POR: