Revista D

“El renacimiento de la disección”, una exposición de anatomía humana

En Quetzaltenango se desarrolla un complejo proyecto científico con profesionales y estudiantes de Medicina que se exhibirá en la capital, en el Museo de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

La disección de cadáveres sigue siendo fundamental en la enseñanza de la medicina. (Fotografías: Harry Díaz).

La disección de cadáveres sigue siendo fundamental en la enseñanza de la medicina. (Fotografías: Harry Díaz).

Guatemala ha dado aportes significativos a la Anatomía. “El doctor Felipe Flores construyó tres maniquís en cera, en 1784. Los trabajó por más de siete años y cada cadáver que recreó en cera era una muestra fiel del cuerpo humano. Tenían la ventaja de poder extraerse los músculos y órganos para conocer a fondo la anatomía. Flores (1751-1814) fue el primero en el mundo en crear este tipo de maniquís”, explica el médico e historiador Rodolfo Mac Donald Kanter.
El aporte de Flores no habría sido posible si antes no hubiera hecho disecciones. Dos siglos después estas siguen siendo parte  de la formación de los profesionales de la Medicina y se podrá conocer más de esta práctica la próxima semana con las fotografías de  la exposición El renacimiento de la disección. Mac Donald Kanter valora  también el aporte de Manuel Trinidad Ávalos y Porres, quien en las décadas de 1740 y 1750, “realizó disecciones en cadáveres para mostrar a sus alumnos los conocimientos básicos de la anatomía humana”.
 El historiador pone en contexto dicho aporte. “Sucedió antes de que Estados Unidos fuera independiente, o se realizara la célebre Revolución Francesa”. A Ávalos y Porres (1701- 1775) se le atribuye la realización en el país de las primeras disecciones en cadáveres humanos.
 

Fundamental

 “La disección de cadáveres sigue siendo fundamental en la enseñanza de la medicina, conocer las partes del cuerpo humano en la localización anatómica son fundamentales para el ejercicio de la profesión”, indica Mac Donald Kanter. “Mi hermano Arnoldo Mac Donald Kanter fue profesor de anatomía de la Universidad Francisco Marroquín, por más de 25 años, y enseñó la anatomía de esa manera”.
En la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, “teníamos en la década de 1980 un par de cadáveres para practicar disección.  Estaban en muy mal estado, y muy desgastados por cortes múltiples en manos inexpertas”, recuerda de su formación Rudolf García-Gallont, cirujano vascular.
 

Donación

Los médicos García-Gallont y Mac Donald Kanter son parte del equipo de profesionales que participó recientemente en la disección de dos cuerpos humanos. Antes de morir, las personas especificaron que donaban sus cuerpos para fines científicos. De esa manera comenzó el proyecto que dirige la doctora Ariadna Cifuentes, fundadora del Laboratorio de Anatomía del Centro Universitario de Occidente (Cunoc), de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
García-Gallont menciona que ese tipo de decisiones están reguladas en el Decreto 91-96, Ley  para  la  Disposición  de  Órganos  y  Tejidos  Humanos. “Se puede donar el cuerpo para su uso después de fallecido, tanto para fines de donación de órganos como para investigación.  Dicho decreto está vigente y prevé este particular”.
La donación, sostiene el médico, “es un acto máximo de generosidad, solidaridad y amor al prójimo.  Y este caso es otra muestra de mente amplia, donde estas personas donaron su cuerpo para la ciencia y la investigación”.
Sin embargo, considera, “el problema, más bien, es que existe poca cultura de donación entre los guatemaltecos”. Aun así, “vemos constantemente familias que donan los órganos para trasplante en los hospitales, y los utilizamos para fines de curar a pacientes que están en diálisis de por vida, o que tienen ceguera por daños oculares en la córnea”.
El proyecto que se realiza en el Cunoc es diferente, indica García-Gallont. “Los cadáveres servirán para demostración por parte de los catedráticos del Laboratorio de Anatomía. Los estudiantes podrán ver las estructuras como son en la realidad, y no solo en un libro o atlas”.
La utilización de cuerpos humanos para la ciencia, señala Cifuentes, ha sido altamente controversial y criticado,  “todo lo que puedo decir es que no se puede comparar el aprendizaje en una obra de arte creada por Dios a programas virtuales o modelos de polímeros creados por el hombre que sí pueden servir de apoyo pero no para una enseñanza más apegada a la realidad”.
Para Cifuentes sería idóneo que la decena de escuelas de Medicina del país estatales o privadas homologaran “criterios y programas o maneras de enseñanza de ciencia básica para que todos los estudiantes tengan un aprendizaje de calidad y sentarnos en mesa de diálogo con la Comisión de Salud del Congreso de la República para apoyar las leyes  que permitan con honestidad y respeto el uso de cuerpos para fines académicos”.
 

En Quetzaltenango

En la década de 1990 la doctora Cifuentes se especializó  en ortopedia y cirugía  artroscópica en la ciudad estadounidense de San Francisco. En esos años, recuerda,  hizo  procedimientos quirúrgicos en cadáveres “fue fascinante por la práctica que adquirí previo a hacer las cirugías en pacientes. Al regresar a Quetzaltenango gané la plaza de docente de la Carrera de Médico y Cirujano  por oposición y, en 1994, se me encomendó el laboratorio de Anatomía Humana del Cunoc”.
Al comienzo sus estudiantes recibían clases magistrales y los estimulaba a pintarse, como lienzos humanos, las partes anatómicas que habían estudiado.  “Pasaron los años y mejoramos la enseñanza con la importación de imágenes en DVD de universidades como la de Louisville, Kentucky y Chapel Hill, en Carolina del Norte”.
En 2006 y 2007, junto con su colega Mayra Mauricio, Cifuentes solicito el uso de un aula abandonada para convertirla en laboratorio de Anatomía. En esa misma época el Cunoc comenzó un programa con la Universidad Autónoma de Santa Ana, El Salvador. “Nos permitían llevar a un pequeño grupo de estudiantes una vez al año ya que ellos cuentan con cuerpos para la enseñanza y era una experiencia enriquecedora que me abrió los ojos que sí era posible preservar cuerpos de una manera sencilla”.
En 2009 contaron con la autorización para usar el espacio. “Nos dimos a la tarea con representantes estudiantiles de tocar puertas y nos enteramos que la Embajada de la República Federal de Alemania apoyaba proyectos educativos por lo que nos sentamos a escribir la propuesta”.
La solicitud se envió en junio del 2010 y en diciembre recibieron una respuesta favorable. El laboratorio se inauguró en julio del 2011. “El acontecimiento causó mucha emoción pero venía la responsabilidad de la segunda parte del proyecto: la obtención de cadáveres”.
 

Aporte a la ciencia

Cifuentes cuenta que la primera persona que donó su cuerpo al laboratorio fue una extranjera que vivió por muchos años en Quetzaltenango, quien tomó la decisión al oír la noticia en los medios de información locales. “Como un gran ser humano evolucionado siempre había sido su deseo donarse a la ciencia y, en el momento de su fallecimiento, quería quedarse en esta patria, por lo que su hijo, pastor de iglesia, nos contactó”.
El segundo donante, cuenta la doctora, fue un recluso que estando desahuciado  por leucemia pidió la visita de un pastor para consejería espiritual. Quien lo asistió fue el hijo de la primera donante. El privado de libertad sentía que  no había hecho cosas positivas con su vida. “El pastor le dijo que nunca era tarde y que podía contribuir a la ciencia donando su cuerpo como lo había hecho su señora madre”.
 

Fotografías

El fotógrafo Harry Díaz ha documentado el trabajo de disección desde el inicio del proyecto. Es la primera vez que trabaja  en uno de este tipo y cuenta que en un período de dos años y 10  meses tomó alrededor de 4 mil imágenes trabajando en equipo con un grupo multidisciplinario.
“En los últimos meses hubo jornadas intensas  para seleccionar las mejores imágenes y organizar la primera exposición histórica en Guatemala sobre anatomía del cuerpo humano”, indica. Treinta y dos de sus fotos se podrán apreciar en el Museo de la Universidad San Carlos de Guatemala, a partir del 6 de octubre, día en que varios de los profesionales involucrados darán charlas a partir de las 10 horas. La muestra se podrá visitar hasta el 4 de noviembre del 2016.
“Como huellas que se dejan en la vida, me motiva grandemente que las imágenes están siendo utilizadas en presentaciones audiovisuales en aula y en conferencias con los estudiantes de Medicina y que con esta amplia base de fotografías se prepara a futuro el proyecto de un manual o atlas de anatomía”, agrega el fotógrafo.
Las imágenes, dice, se irán actualizando y enriqueciendo año con año, “con la llegada de médicos cirujanos de Guatemala y Estados Unidos invitados por la doctora Cifuentes. Se están preparando también artículos y publicaciones en inglés y español para promocionar y dar a conocer este gran proyecto en Guatemala”.
 

Un reto

“La exposición se divide en cinco momentos esenciales que contienen fotografías de cráneo y cerebro, rostro y cuello, plexo y miembro superior, tórax y abdomen y, finalmente, miembro inferior”, explica la arquitecta Diana Córdova Armas a cargo de la museografía de la exhibición titulada El renacimiento de la disección.
La arquitecta indica que el desafío de la muestra fue generar una exhibición amigable para el público, “ya que el contenido del material es bastante sensible”. El guion museográfico debió  plantear un concepto de diseño a la altura del material documentado, y que responda a las expectativas de un público muy amplio, desde médicos a la población general. El último reto, explica, fue diseñar un manual de montaje y embalaje para que la exposición pueda ser itinerante “y  ser montada con la misma calidad y detalle en cualquier otra parte”.
La muestra que se inaugurará es la primera en su tipo en el país. Córdova Armas valora la existencia del laboratorio del Cunoc y de este proyecto por contribuir al aprendizaje de las ciencias anatómicas. “Tiene gran valor para estudiantes, médicos y público,  ampliarán sus conocimientos de  Anatomía”, detalla.
 

Equipo de trabajo

Todas las disecciones se llevan a cabo en el laboratorio de Anatomía del Cunoc, en  Quetzaltenango y  han participado aproximadamente 20 personas.
En septiembre del 2013 se convocó  a varios cirujanos guatemaltecos de diferentes especialidades para exponerles el proyecto, el cual continúa,  y que este sería documentado.  
El equipo está integrado por ocho doctores: un neurocirujano, dos cirujanos vasculares y de trasplantes, un cirujano con subespecialidad de mano y posgrado de microcirugía reconstructiva con especialidad de plexo braquial; tres ortopedistas con subespecialidades de hombro, rodilla, pie y tobillo; un cirujano plástico reconstructivo de rostro, cráneo y cuello.  También participan un técnico en preservación de cuerpos para enseñanza, un técnico de sala de operaciones, un fotógrafo profesional, docentes y estudiantes de Medicina.

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