No solo fue la propuesta más votada de las 247 para nombrar a los 20 sistemas, sino logró el 69 por ciento de los apoyos (38.503 votos) dentro de su categoría, donde competía con otras seis opciones de Portugal, Colombia, Estados Unidos y Japón, “que se enfrentaron al caballero andante y no tuvo posibilidades”, dice con orgullo el presidente de la Sociedad Española de Astronomía, Javier Gorgas.
CIENCIA Y ASTRONOMÍA
El autor de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha estrena estrella en el Año Cervantes 2016, para conmemorar el cuarto centenario de su muerte.
La idea de luchar para que Mu Arae fuera galardonado con el nombre de Cevantes y los personajes más importantes de su universo quijotesco partió del Planetario de Pamplona (norte de España) y contó con el apoyo de la Sociedad Española de Astronomía y el Instituto Cervantes.
Es una reivindicación para que se “use el nombre de un símbolo de la cultura hispanoamericana en un sistema del cielo” y supone el reconocimiento de que “no hay tanta distancia entre el arte y la ciencia, de que la ciencia y la astronomía son parte importante de la cultura”, asegura Gorjas, quien no puede evitar destacar que William Shakespeare no tiene una estrella todavía, “solo unos satélites en Urano y algunos asteroides” llevan nombres de sus personajes.
El sistema se fue descubriendo, poco a poco, del 2001 al 2007, y el primero en aparecer frente a los potentes telescopios de los astrónomos fue Quijote, el tercero de los cuatro planetas que orbitan en torno a Cervantes.
En su forma de estrella, Cervantes es la duodécima más brillante de la constelación del Altar, aunque esta no se caracteriza por tener cuerpos solares con mucho brillo. Si se intentan localizar en el cielo sin ayuda de un telescopio es una estrella más de las que pueblan el cielo en una noche sin Luna.
Además, no es muy diferente de nuestro Sol, aunque es algo más grande, y, según los expertos, es también algo más vieja al tener una edad estimada de 6 mil 340 millones de años, frente a los 5 mil de nuestro astro rey.
Quijote es un planeta gigante, tiene 1.7 veces la masa de Júpiter y es gaseoso como este, su distancia de Cervantes es similar a la de Marte de nuestro Sol y allí un año dura como dos en la Tierra, pero Gorjas destacó que se trata de un planeta “muy interesante”.
El caballero de la triste figura está situado en la zona de habitabilidad de su estrella, es decir, que la temperatura es “la justa” para que el agua, en el caso de que exista, pueda ser líquida. “Además los planetas de los sistema solares similares a Quijote tienen muchos satélites, pero aún no se sabe si él los tiene, lo que será una de las muchas posibilidades de investigación en un futuro”, explica el experto.
Pero lo que mejor define a Quijote es que, respecto a su sol, está en una órbita excéntrica, “cómo lógicamente corresponde a su carácter”, señala con una sonrisa Gorjas, quien explica que en cada planeta han intentado buscar similitudes con la obra de Cervantes para “crear una historia literaria”.
Sancho Panza, el fiel escudero y compañero de aventuras de Don Quijote, es el último planeta de este nuevo sistema y está “muy lejos de Cervantes”. Es también muy grande, como en el Quijote, tiene 1.8 veces la masa de Júpiter y un año en él es como pasar 11 en la Tierra. “Sancho se mueve muy despacio y está muy lejos, por eso —dice Gorjas— decimos que está visitando las ínsulas exteriores del sistema”.
El flaco Rocinante, fiel montura de Don Quijote, deja atrás sus penurias cuando se transforma en planeta, aunque sigue estando “muy cercano” a su dueño, “es su compañero”, ya que en el sistema Cervantes está justo a su lado. Su tamaño es como la mitad de Júpiter y le separa de su estrella una distancia similar a la que hay entre la Tierra y el Sol.
Dulcinea es “muy interesante”. Es el más pequeño de todos (parecido a Neptuno), pero tiene la particularidad de estar muy cerca de Cervantes, por lo que su año dura solo 10 días.
Además, “nos ha dado mucho juego” —reconoce Gorjas— porque Cervantes escribió que Don Quijote no podía ver casi nunca a su amada porque estaba encantada por un sabio. “Lo mismo ocurre aquí, pues al estar tan cerca de su estrella es muy difícil que Quijote pueda avistarla”.