Revista D

Guatemalteca investiga cómo ayudar a comunidades del mundo donde la energía eléctrica es un sueño

Cristina Domínguez es una pintora amante de la naturaleza pero también una científica que estudia un doctorado en Suiza. Busca nuevas vías energéticas y opciones de desarrollo viables para países como Paquistán, Kenia y Guatemala.

En su visita a África para conocer cómo viven algunas poblaciones sin acceso a electricidad.  Este trabajo está pendiente en Guatemala debido a la pandemia.  (Foto Prensa Libre: cortesía).

En su visita a África para conocer cómo viven algunas poblaciones sin acceso a electricidad. Este trabajo está pendiente en Guatemala debido a la pandemia. (Foto Prensa Libre: cortesía).

La guatemalteca Cristina Domínguez le acompañan su caballete, sus pinceles y colores. Disfruta de ver paisajes y otros detalles para plasmarlos en sus obras, y el tiempo que dedica a esta pasión ha crecido con la pandemia que ha vivido en Suiza, país donde reside mientras estudia su doctorado.

Sus investigaciones quieren impactar comunidades donde la energía eléctrica todavía es un sueño.

Una de las pasiones de Cristina es la pintura. Durante la pandemia ha dedicado más tiempo a crear. (Foto Prensa Libre: cortesía)

Nació en la ciudad, aunque creció en Samayac y Mazatenango, Suchitepéquez, tierra natal de su familia. Durante su infancia mantenía un alto rendimiento académico y participaba en certámenes como las Olimpiadas de la Ciencia, en las cuales obtuvo la medalla de oro a nivel departamental en biología. Desde niña disfrutaba mucho leer y aprender más.

Por Zoom compartió algunas de sus experiencias de vida y de cómo ve el mundo y el futuro para Guatemala.

¿Compártanos un poco de alguno de los primeros proyectos que le llevaron a su desarrollo profesional?

Mi interés por el área de la energía sostenible nació durante el proyecto de graduación, que trabajé en conjunto con varios compañeros de la Universidad del Valle. Juntos desarrollamos un prototipo capaz de generar energía mediante las olas del mar del litoral del Pacífico del país, y así poder brindarle acceso a la electricidad a más de 500 familias.

¿Este proyecto avanzó y se aplicó en la vida real?

Fue únicamente parte del proyecto de graduación que quedó como una propuesta y sigue ahí, pero ya no pudimos explorarlo más.
Este proyecto fue como una revelación para mí y empecé a interesarme más por las energías renovables y el desarrollo sostenible. Es algo muy importante y ahí empecé a buscar una maestría para especializarme.

Fui una de las siete personas seleccionadas a nivel mundial entre más de 700 aplicaciones para la beca Educación para el Desarrollo Energético Sostenible, otorgada por la Asociación Global de Electricidad Sostenible (GSEP, por sus siglas en inglés), conformada por un consorcio entre las empresas más reconocidas a nivel mundial en el sector de la energía. Esta beca me apoyó a realizar mis estudios de maestría por dos años en el programa de Erasmus Mundus en Administración de Proyectos e Ingeniería del Medio Ambiente y la Energía, llevado a cabo en España y Francia.

“Como jóvenes debemos pensar en qué podría aportar cada uno para el desarrollo del país… Todos podemos trabajar”, Cristina  Domínguez

En el proceso trabajé como asistente de investigación en el centro más grande y reconocido de España: Tecnalia Research and Innovation, en el cual se creó un modelo para dar asesoría técnica, financiera, ambiental y socioeconómica para las ciudades Nantes, Hamburgo y Helsinki.

Cada país tenía una lista de intervenciones para la transición energética de lo que querían lograr, como hacer un distrito completo sin emisiones, en otros colocar plantas de energía renovable y un conjunto de planes. A mí me correspondió evaluar a Nantes, en Francia.

¿Cómo vive Guatemala esa transformación?

Empecé a analizar que la transición energética y el desarrollo sostenible no se da de la misma forma en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo. Aquí ellos ven cómo mejorar procesos o industrializar de forma sostenible porque ya tienen todos los recursos, pero en lugares como Guatemala aún tenemos que enfocarnos en darle los servicios básicos a toda la población.

Guatemala tiene todavía el 91% de acceso a la energía eléctrica y en promedio otros países de América Latina llegan al 97%. Me pregunté ¿cómo podía aplicarse en nuestros países? Así fue como busqué un programa de doctorado dedicado a ello.

Cristina Domínguez ha destacado a nivel internacional y es invitada frecuentemente a conferencias para contar su experiencia laboral. (Foto Prensa Libre: cortesía).

Actualmente laboro en Suiza bajo el cargo de asistente científica y candidata a doctorado en el Departamento de Ingeniería Mecánica y de Procesos del Instituto Federal Suizo de Tecnología Zúrich (ETH Zurich, por sus siglas en alemán), afiliada al Laboratorio de Sistemas Energéticos Urbanos de los Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de los Materiales (Empa, por sus siglas en alemán). Al llegar aquí sentí que había llegado a mi campo y lo que buscaba.

Mi trabajo de investigación actual está enfocado en crear un modelo para estimar las necesidades energéticas en las comunidades rurales y así facilitar el desarrollo de proyectos de electrificación en África Subsahariana, el Sur de Asia y Latinoamérica, realizó casos de estudio en Kenia, Pakistán y Guatemala.

La motivación es contribuir a que se cumpla el Objetivo de Desarrollo Sostenible No. 7 propuesto por las Naciones Unidas, dedicado a dar acceso global a energía limpia para mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir a la preservación del medio ambiente.

En el caso de Guatemala cuando pensamos en la geografía del país es demasiado montañoso y existen comunidades aisladas por completo. Extender el cableado tradicional es costoso y menos factible cuando se piensa que estas comunidades no la consumirían porque no tienen los recursos para comprar televisores, radios y otros accesorios. Así que para estos casos se buscan otras soluciones como las energías renovables.

Están los sistemas individuales de paneles solares o miniredes de distribución con un generador local activado por paneles solares o una micro hidroeléctrica que puede generar energía para suplirle a cierto número de clientes, aplicarla depende del potencial de energía renovable de cada lugar.

Para ello se requiere saber cuánta energía va a consumir cada comunidad de acuerdo con sus necesidades. Por ahora los gobiernos o las entidades privadas necesitan viajar a las comunidades para explorar este resultado, lo cual incrementa los gastos sin saber si pueden o no aplicar las soluciones.

Para contribuir un poco al proceso de diseño o planificación estoy proponiendo en el doctorado un modelo que estima la demanda energética de estas comunidades y darle los datos a quienes planifiquen en el país estos proyectos, y que de esta manera sea necesario ir a recolectar información sino que tengan algo certero basado en datos disponibles recolectados por organizaciones como el Banco Mundial y USAID, el Instituto Nacional de Estadística y otras organizaciones que cada año recolectan datos valiosos.

En trabajo de campo también viajo a las comunidades seleccionadas para encontrar aquellos datos no disponibles en las bases de datos.

La única latina seleccionada en 2015 para la beca de la Asociación Global de Electricidad Sostenible. Siete becas se entregaron ese año. (Foto Prensa Libre: Cortesía Facultad de Ingeniería USAC )

¿Cómo es estar en estas comunidades?

Los números no ejemplifican todo lo que en la experiencia pasan estas familias sin electricidad. En Kenia encontré que usaban otros combustibles como lámparas de queroseno para la iluminación, pero al quemarlas se siente el humo y se respira la contaminación.

Otro caso es el uso de leña para cocinar. Esto pasa tanto en África como en Guatemala, la Organización Mundial de la Salud estima que el uso de estos productos están entre las primeras causas de muerte prematura. Mujeres y niños son quienes más se esfuerzan en conseguir estos combustibles y caminan hasta cinco horas para encontrarlos, tiempo podría invertirse para que los niños vayan a la escuela o para el desarrollo personal.

He encontrado que las mujeres son el motor de la transición energética en las áreas rurales porque ellas reconocen los beneficios a nivel del cambio de estos combustibles para la salud de ellas y sus familias.

En Guatemala estaba planeado hacer la visita presencial este año, pero por la pandemia será en el 2021 cuando la podré realizar.

¿Cuáles serían sus sueños para Guatemala?

Nos falta bastante para lograr que todos en Guatemala tengan las mismas oportunidades en educación, alimentación y salud. Existe mucho que nos impide empezar a desarrollarnos y tener oportunidades por igual.

Los huracanes y desastres que hemos vivido han sido efecto del cambio climático, lamentablemente los países tropicales y en vías de desarrollo somos los más afectados.

Necesitamos tener planes de contingencia, ahí están los datos y las herramientas, debemos aplicarlos de alguna manera.

Todos podemos empezar desde casa en cuestiones como el reciclaje que todavía no se practica tanto, cuidar nuestros recursos, involucrarnos en grupos de trabajo, limitar nuestros consumos diarios, evitar los monocultivos y la tala de árboles… sin bosques no podemos evitar las inundaciones.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.

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