Se tiene una visión militarizada del Ejecutivo ¿Es positiva esta imagen pública?
Guatemala necesita un presidente que esté a la altura internacional, no de un gobernante de 1983. Ese patrón quedó en el pasado. La tesitura de su voz y el manejo de las palabras dan la impresión de que sus estrategas de comunicación no se han dado cuenta de que ya no estamos en una dictadura y que el pueblo espera el discurso de un presidente electo popularmente. A pesar de que aún empleen el eslogan de “mano dura”, esa no es la forma de dirigirse al público, porque lo que se busca es la identificación con las personas. El discurso del presidente siempre se desvía hacia la responsabilidad que tienen otras administraciones en la situación actual, pero luego de dos años, este debe ser dirigido al trabajo y los logros durante su gestión. Hacer gobierno es tener una relación cercana entre gobernantes y población, por lo cual ya no caben las referencias a otros. El objetivo principal siempre debe ser resolver lo que se ofreció en campaña.
La popularidad del presidente Otto Pérez Molina ha descendido por lo menos 26 puntos porcentuales. ¿Se mantiene en un rango razonable?
Mi percepción es que los asesores no permiten que el país vea a un presidente, seguimos ante un candidato. No vemos un líder, o una figura que esté trabajando por el país. La gente creyó en ellos y les dio su voto. Creo que la población está demandando a gritos soluciones reales al tema de seguridad y la eliminación de la pobreza extrema. El Gobierno no está falto de estrategia, la tiene, y es evidente: seguir haciendo campaña. Si uno los observa atentamente ve que siguen conformando un partido político. El plan también lo tienen, pero debería ser el Plan de Gobierno lo que rija el informe de cada año, pues son estas líneas las que deben seguir. La oportunidad más grande que Pérez Molina tiene a su favor son dos años más de gobierno.
¿Qué imagen proyecta la vicepresidenta Roxana Baldetti?
Ella evidencia que no se ha dejado de hacer campaña, y ese es un problema serio en nuestro país. Parece que da órdenes más que hacer gobierno. Si lo que se pretende es comunicar lo que su trabajo ha logrado, debería ser en un tono más moderno, dirigido conscientemente. Guatemala espera una dignataria activa y con muchas ganas de trabajar, pero con la imagen de un alto funcionario. Estamos en el 2014, la imagen personal debería ser pertinente a la época. Es muy triste escuchar que nuestra vicepresidenta trabaja de 8 a 5. Este no es un puesto de oficina.
Un vicepresidente no debería recibir el membrillo por parte de la Prensa, no sucedería si cuenta con un equipo de comunicación que administre sus intereses. El papel de los medios siempre será de fiscalización, por lo que cada gobernante debe saber rodearse de un grupo que pueda desarrollar las estrategias necesarias para que deje de ser persona y empiece a ser un personaje. Debe hacerse una reflexión sobre la pregunta ¿La gente desea ver a la vicepresidenta? Las cifras de popularidad podrían dar una luz al respecto, pero es una respuesta que el equipo de comunicación debe encargarse de encaminar.
Y a la esposa del presidente, ¿cómo la ve en el ámbito político?
En los países latinoamericanos todavía tenemos muy presente la idea de la familia como núcleo social. De tal manera que lo ideal es ser una figura que transmita y fortalezca los valores con los que el presidente se maneja y que con sus discursos, si bien no logre solucionar los problemas, consuele los corazones de sus gobernados con palabras que lleguen al espíritu. Si lo consideramos a nivel de otros continentes, la figura de la Primera Dama siempre es un referente de estilo para las mujeres que participan en la sociedad. No dudo de las buenas intenciones de la señora de Pérez Molina; sin embargo, es necesario que acepte una asesoría de imagen en cuanto a discurso, protocolo y vestuario.
¿Cuál es su evaluación del desempeño del gobernante en las entrevistas con la prensa internacional?
Es necesario analizar muy bien el momento oportuno y el lugar en donde un presidente acepte una entrevista. Antes que nada debe trabajar el cómo va a decir las cosas, qué tono tendrán sus palabras, porque de lo contrario es mejor no aceptar participaciones que podrían crear un eco negativo en el ámbito internacional sin mencionar lo nacional.
Que el primer mandatario se presente ante personajes que harán cuestionamientos internacionales también es una ocasión para aprovechar y mostrar a una Guatemala de cambio, que está abierta al diálogo, lo cual debe reflejarse en su discurso y su comunicación no verbal. Es difícil entender que en un segundo año de gobierno los funcionarios no logren capitalizarse como tales, sino que sigan insistiendo en estrategias de campaña.
Una de las banderas de este gobierno a escala internacional fue la propuesta de despenalización de las drogas. ¿Fue positiva o negativa para el país?
No podemos negar que a nivel internacional sonó la noticia de que el presidente Pérez Molina abordó el tema de la despenalización de las drogas para erradicar esa problemática que afecta a toda Latinoamérica. La información llegó a distintos países, y aunque no tuvo mayor apoyo, sí es cierto que se hizo énfasis en que en este país surgió la iniciativa, así que lo considero positivo, porque hubo alguien que se atrevió a abordar el tema y buscó alianzas para que desaparezca este fenómeno social que genera muchos otros conflictos.
En este mismo sentido, ¿cuál ha sido el papel de las embajadas respecto de la imagen del país?
La función de las embajadas también es promover la imagen pública de Guatemala; sin embargo no parecen tener la habilidad de capitalizar a su gobierno. Los responsables del manejo de la comunicación y cultura debieran generar una estrategia para ofrecer y obtener información. Estas delegaciones debieran dinamizarse y cambiar a su personal cada cierto tiempo. Por ejemplo, en España, la encargada de Cultura y Prensa está en el cargo desde el 2006.
¿Por qué los políticos del país ponen poca atención y cuidado a su imagen?
A pesar de que los funcionarios de este gobierno recibieron una capacitación sobre imagen pública, es necesario aceptar que ellos no lo saben todo y hasta podría disculpárseles porque es la primera vez que ejercen un cargo de tal envergadura, pero un asesor que se ha especializado y ha trabajado con otros gobiernos tiene experiencia. Así que si un funcionario no se deja asesorar comete un atentado contra sí mismo, pero son los expertos quienes deben hacer que los personeros sean interesantes, que la población considere que valió la pena escucharlos y encaminar las acciones para que la buena imagen no sea solo externa, sino perdurable en la sociedad.
Un especialista en imagen debe plantearse qué personaje desea crear o cuál de los modelos históricos desea emular, pero este debe ser coherente ante los observadores a nivel nacional e internacional. Es su deber lidiar con los medios de comunicación, las relaciones públicas y los otros estrategas. Es necesario aclarar que no es posible obligar a los asesorados, por lo que es necesaria la madurez y la sabiduría para hacerles entender que si son personas públicas deben tratar de mantener una imagen que comunique positivamente a la mayoría de los sectores.
¿Ve en el ámbito nacional a algunos políticos que manejen bien su imagen?
Mauricio López Bonilla es un ejemplo del buen manejo de la Prensa, aclarando que no estoy analizando su gestión. Tiene la capacidad de atender a la opinión pública al punto de que este año se hizo merecedor de la manzana de la Prensa.
Mario Taracena podría clasificarse como un showman, con una gran capacidad de sobrevivencia política; sin embargo, ¿cuáles han sido sus aportes o su legado a la Nación?
Zury Ríos es un excelente ejemplo de lo que es el manejo de la imagen pública: aprovecha bien sus habilidades y con mucha propiedad. De ella podría decirse que sí aportó y permitió que la gente se identificara con ella, hubo y hay admiración, pero infortunadamente no logró la interacción adecuada con la población. Los vestidos y el maquillaje se quitan, pero la intención de hacer buena política es lo que debe perdurar.
¿La oposición ha hecho bien su tarea?
Recuerdo cuando Pérez Molina y Baldetti estaban en la oposición. Ellos, en su momento, también interpelaron a los ministros y fueron pertinaces.
Se necesita mucho respeto mutuo y no tolerar a funcionarios que maltraten a otros con su forma de hablar y actuar. Recuperar los valores es una tarea social en este país. Un funcionario debe ser tratado según su cargo, aún así se alegue incapacidad. Si bien es cierto que algunos diputados son más una especie de espectáculo, es igual de deprimente tener congresistas que no hagan nada.