Media docena de los 10 hijos de la familia Goldmann —parte de la comunidad Toiras Jesed que fueron expulsados de Sololá hace cinco meses y que hoy viven en el antiguo edifico de migración en la capital—, aplauden cuando son invitados para jugar dreidel, tradicional entre los judíos durante el Janucá
Esta festividad recuerda la victoria de los macabeos sobre los sirios y la dedicación del segundo templo de Jerusalén cerca de 165 a.C. También rememora el milagro del candelabro, que ardió durante ocho días con una mínima cantidad de aceite, por eso esta celebración dura ocho días.
Uriel
Este es el séptimo día de Janucá. Uriel aparece en el umbral. Es el rabino. Va vestido con su traje ceremonial; medias negras, pantalón a media pierna y un shtreimel —sombrero de piel que lucen los ultraortodoxos casados— durante el sabath y las festividades.
Nació en Israel y migró a Estados Unidos. Vino a Guatemala hace siete meses.
“El origen de la festividad de Janucá se encuentra en los libros de Macabeos que cuentan la rebelión de los judíos contra Antioco IV Epífanes, quien fue rey de Siria de 175 a 164 antes de Cristo”, explica.
Antíoco organizó una expedición a Jerusalén, impidió a los judíos seguir sus costumbres, profanó el templo que habían construido y ordenó elevar un altar a Zeus, sacrificar cerdos y prohibió la circuncisión hasta que un grupo de ellos se negó a seguir las órdenes.
Moderhai
Moderhai, el menor de los varones sigue a su padre y a sus hermanos mayores al recitar la Torah. Durante el ritual se recuerda los milagros ocurridos a sus antepasados hebreos. El pequeño se inclina hacia adelante y hacia atrás; emula el movimiento de una llama encendida cuyo cuerpo es la vela. También es una forma de darle cumplimiento a una de sus leyes que ordena que el cuerpo en conjunto debe alabar al creador.
Al igual que otros niños de edad pre escolar, además de matemática y lenguaje, estudia la Torah y aprende hebreo antiguo en la escuela instalada en el último piso del vetusto edificio.
Mientras completan el ciclo escolar hasta estar preparados para asumir como maestros, aprenderán 613 mandamientos.
Moderhai es el primero en encender uno de los cuatro menorah o candelabros de nueve velas. En esta festividad la cantidad de candelabros que se utilice dependerá del número de varones integrantes de la familia.
Las velas son colocadas de derecha a izquierda pero encendidas de izquierda a derecha. Irán sumando una por día hasta completar las ocho, para prenderlas se utiliza un sirio llamado shamash.
Es el turno de Yoel, el segundo de los varones Goldmann. Al igual que sus hermanos y todo miembro que haya cumplido los tres años, usa peyot —dos rizos laterales que no cortará a lo largo de su vida, siguiendo la prohibición bíblica de seccionar con navaja ciertas áreas del cabello y la barba cuando la tenga—. También usa el kipá —gorro ritual de color negro—. Los hombres usan además un sombrero también de color negro.
Nissim el hijo mayor, antecede a su padre Uriel en el ritual. Los cuatro menorah dan una luz tenue a la pequeña habitación.
No son candelabros de nueve brazos como los que se acostumbran. En medio de tanta precariedad, las velas son encendidas en tablitas con hoyos y colocadas sobre cajas de tomates forradas con papel laminado.
En el piso de unos cien metros, las ventanas fueron cubiertas con plástico negro. Duermen hacinados en viejas camas. Cuando llegaron ni siquiera habían duchas.
En el edificio viven unas 200 personas. Otras familias se instalaron en apartamentos de una construcción vecina.
Las gradas de acceso están casi en penumbra y divididas por una cortina que señala el camino a hombres y mujeres. Ellos deben subir y bajar siempre a la derecha y ellas a la izquierda. El contacto físico no está permitido, solamente entre esposos o personas del mismo sexo.
Kroina
Entre los judíos los hay asquenazi de origen europeo y sefardies (españoles) o descendientes de judíos portugueses.
Kroina, que quiere decir corona en hebreo, tiene todos los rasgos de una asquenazi. Sus ojos verde grisáceos se conjugan con una nariz rectilínea. Es blanca como la nieve y su tez resalta aún más con la vestimenta de color negro.
Las mujeres usan faldas o vestidos hasta el tobillo, medias negras; las blusas les cubre hasta el cuello. Sobre la cabeza llevan pañuelos llamados tichel que tapan su cabello, el cual únicamente puede ser visto por los integrantes de su familia.
Kroina muestran la perinola del dreidel que colorearon ese día en la escuela. Luego ayuda a Liva, su madre, a repartir sufganiá, que es una especie de dona rellena de mermelada, la cual fríen en aceite de oliva.
Son también tradicionales los latkes o buñuelos de papa.
La mayoría de los hombres se dedican al comercio.
Doscientos galones de leche son entregados cada semana a las familias. El ordeño es supervisado por los mismos judíos para que se respete el sistema kosher – el sistema de control de calidad según las normas judías-.
Jaim
Uriel se coloca sobre las piernas a su nieto Jaim, cuyo nombre en hebreo significa “la vida” .
“¡Cuánta vida hay en un átomo, un universo completo que Dios creó con un propósito”, dice Uriel mientras Jaim , uno de sus dos nietos guatemaltecos, nacido en este nuevo exilio empieza a quedarse dormido.