Revista D

Sitios con nombres de líderes

Los nombres de personajes controvertidos, entre ellos dictadores y militares, son parte de nuestra geografía.

Barrios tiene distintos  lugares con su nombre y monumentos en su honor (Foto Prensa Libre: Archivo).

Barrios tiene distintos lugares con su nombre y monumentos en su honor (Foto Prensa Libre: Archivo).

Reza el dicho: “Honor a quien honor merece”. La frase, sin embargo, no siempre se cumple a cabalidad. Por eso, varios lugares de Guatemala llevan los nombres de personajes controvertidos como del sangriento conquistador Pedro de Alvarado o del general Manuel Lisandro Barillas. De la lista, por supuesto, no escapan los militares Justo Rufino Barrios y Miguel García Granados, ni tampoco el hondureño Francisco Morazán. ¡Y qué decir de Manuel Estrada Cabrera! Este se apoderó de la silla presidencial en 1898 y ahí se quedó por veintidós años. ¡Veintidós años!

Su dictadura tomó a la diosa Minerva como su símbolo y le dedicó templos y las fiestas minervalias.

A la vez, los guatemaltecos se dieron cuenta del egocentrismo del gobernante cuando este le cambió el nombre a varios sitios, por ejemplo, al departamento de El Progreso, creado en 1908, pero que en la Navidad de 1919 fue rebautizado como Estrada Cabrera. ¡Todo un departamento con su nombre!

En el decreto que se redactó, asimismo, se nota la lambisconería de los funcionarios que lo rodeaban —y de paso, se llevaron “de corbata” a los vecinos del municipio—, pues quedó así: “Dicha solicitud (de cambio de nombre) ha sido inspirada por el sentimiento de gratitud y afecto que, con justicia, abrigan los habitantes de aquella ciudad hacia su ilustre fundador y protector, el Benemérito de la Patria, Doctor don Manuel Estrada Cabrera, digno Jefe Supremo de la República”.

Años antes (1904) también se decretó el municipio Estrada Cabrera en Chiquimula, allí por donde está la actual aldea Carí, que ahora pertenece a La Unión, Zacapa.

Pero aún hay más. En el antiguo cantón Guarda Viejo, en la Ciudad de Guatemala, había un área que se llamaba Los Guajecitos —hoy Los Guajitos—, que en 1908 fue llamada Villa Joaquina, en honor a doña Joaquina, su madre. El centro de ese lugar fue rebautizado en 1917 y se llamó Ciudad Estrada Cabrera. Mamá e hijo juntos.

Las cosas no quedan ahí, y para ello hay que trasladarse hasta Quetzaltenango, de donde era originario. En 1902, el volcán Santa María hizo erupción, por lo que los vecinos de San Martín Chile Verde —hoy San Martín Sacatepéquez— tuvieron que establecerse en Taltute, al que propusieron llamar Santa Joaquina —ya está de más decir en honor a quién—. La solicitud se hizo efectiva en 1910 —hoy es el municipio de Génova—.

Quién sabe qué habrá tenido en mente el dictador, pero a finales de 1908 el municipio de Nuevo Progreso, San Marcos, también fue nombrado San Joaquín —una masculinización del nombre de su madre—.

Algo similar sucedió en Petapa, donde antes hubo un sector conocido como Pueblo Viejo, el cual pasó a llamarse San Joaquín Villa Canales. Este fue “un homenaje de cariño a Nuestro Señor don Manuel (Estrada Cabrera)”, consigna un relato de Federico Hernández de León.

Sin embargo, no siempre pudieron cumplirse los caprichos del Señor Presidente. A finales de noviembre de 1908, la aldea Casas Viejas, Chiquimulilla, Santa Rosa, estuvo a punto de llamarse Villa Joaquina, pero sus habitantes se negaron rotundamente y lograron frenar el cometido.

Y así como todo lo que sube tiene que bajar, Estrada Cabrera cayó. Un acuerdo gubernativo, con fecha del 3 de mayo de 1920, ordenó suprimir los nombres del dictador y de sus familiares de cualquier lugar que los tuvieran. Así se hizo.

Son héroes

Hay unos pocos lugares —y relativamente pequeños, por cierto— que tienen los nombres de dos personajes de relevancia nacional.

El primero en la lista es Tecún Umán —cuya escultura de Rodolfo Galeotti Torres aparece hoy en nuestra portada—, gran capitán quiché, declarado Héroe Nacional en 1960. Enfrentó al ejército invasor español en 1524. Según las crónicas indígenas coloniales, murió enfrentando a Tonatiú —Pedro de Alvarado—. Algunos historiadores, sin embargo, señalan que este personaje solo es el símbolo de la defensa de la soberanía del territorio.

Por estas credenciales, el Gobierno hizo llamar Ciudad Tecún Umán a un poblado de Ayutla, San Marcos, que está en la frontera entre Guatemala y México. Eso fue el 23 de febrero de 1960.

Tres años después los vecinos pidieron que se les devolviera el nombre de Ayutla, pues así había sido por varios siglos. La solicitud fue concedida. Hoy, la denominación “Ciudad Tecún Umán” sigue vigente, pero con la categoría de pueblo.

Su nombre también está presente en dos cerros. Uno de Uspantán, Quiché, en la montaña Los Pajales, y el otro en Quetzaltenango, donde antes se llamaba El Baúl.

El segundo personaje de ilustres defensores del territorio durante la Conquista es Kaibil Balam, gobernante principal de los mames que en 1525 resistió en Zaculeu el sitio de las tropas comandadas por Gonzalo de Alvarado. Este líder indígena, al final, tuvo que capitular, aunque la historia oral relata que su espíritu jamás fue conquistado, derrotado ni muerto. Hoy, la unidad élite del Ejército de Guatemala —los kaibiles— llevan ese nombre en su honor, así como un caserío en San Antonio El Baldío, Uspantán, Quiché.

En el otro bando

Los invasores españoles también tienen su lugar. En Moyuta, Jutiapa, justo en la frontera con El Salvador, está la aldea Ciudad Pedro de Alvarado, que hace alusión al despiadado conquistador que, cuenta la leyenda, mató a Tecún Umán.

Otro de los que figuran en este apartado es Héctor de La Barreda, quien en el siglo XVI era propietario de unos terrenos cercanos a la actual Ciudad de Guatemala. Desde 1936 se convirtió en la aldea Lavarreda. Allí mismo está el Valle de Las Vacas, cuyo apelativo se debió a que La Barreda mandó a traer abundante ganado vacuno.

Entre los terratenientes estaba don Ignacio de Urbina, quien durante el siglo XVIII era dueño de las tierras de Urbina, en Cantel, Quetzaltenango.

Aquí no puede faltar la historia de Bárcenas, Villa Nueva, Guatemala. Su nombre proviene del apellido de su antiguo dueño, don Manuel de La Bárcena. Así consta en la narración sobre la fundación de Villa Nueva, escrita en 1864 por el presbítero José María Navarro.

Los revolucionarios

Justo Rufino Barrios fue uno de los líderes de la Revolución de 1871. Durante su mandato se estableció la separación de la Iglesia del Estado, se reconoció la libertad de cultos, se constituyó el matrimonio civil y la educación laica; se aprobó el Código Civil y se impulsó el ferrocarril. Por eso, entre otros logros, se le conoce como El Reformador.

Pero así como tiene sus aspectos blancos, también tiene los oscuros —lo han tildado de tirano—.

La cuestión es que hoy existen ciertos puntos del país que llevan el nombre de este personaje, el que aparece en los billetes de Q5.

Uno de ellos es la aldea Justo Rufino Barrios, en Olintepeque, Quetzaltenango. En ese mismo departamento, pero en Huitán, también hay un cerro con su nombre. Por ahí cerca —San Carlos Sija— hay una aldea llamada Recuerdo a Barrios.

Pero el lugar más insigne es Puerto Barrios, Izabal. Lleva su apellido porque durante su gobierno impulsó la unión de la capital con el Atlántico, por medio de una vía férrea. Su sueño empezó a hacerse realidad en 1883, pero su muerte, dos años más tarde, hizo que se suspendieran los trabajos de construcción.

El 19 de julio de 1895, el general José María Reina Barrios, entonces presidente del país, fundó Puerto Barrios; lo hizo así en honor a su tío.

El Ferrocarril del Norte, en tanto, fue terminado hasta 1908.

Está, asimismo, la colonia Justo Rufino Barrios, en la zona 21 de la capital.

El otro revolucionario de 1871 fue el general Miguel García Granados, quien también fue comerciante y presidente de Guatemala entre 1871 y 1873. El personaje de los billetes de Q10 fue tan controvertido como su compañero de batallas, el general Barrios.

También se fundó un municipio en su honor, allá en Baja Verapaz, que antes se llamaba El Rodeo. Desde el 13 de enero de 1893 se llama Granados. Ese mismo nombre lo tienen unas aldeas en Nuevo San Carlos, Retalhuleu, y en Flores Costa Cuca, Quetzaltenango.

Más militares

El general Manuel Lisandro Barillas gobernaba Guatemala cuando, el 17 de octubre de 1888, fue fundado en su honor el municipio de Barillas, Huehuetenango. El propósito de la maniobra, aparte de darle su nombre, fue el de legalizar, en favor de propietarios individuales ladinos, la adjudicación de 200 caballerías expropiadas a los indígenas de Santa Eulalia.

La exaltación a los militares también se demuestra con Francisco Morazán, el hondureño que fue el último presidente de la República Federal de Centro América (1829-1840). El 15 de diciembre de 1887, su apellido le fue puesto a un municipio de El Progreso —en esa época era de Baja Verapaz—. Aquellas tierras, durante la Conquista, se conocían con el nombre quiché Tocoy Tzimá.

La historia, de cierta manera, parece más bonita con la gesta de Melchor de Mencos y Varón, sargento mayor que combatió a los piratas ingleses que habían desembarcado en Belice, y a quienes venció en la batalla de la Hacienda de San Felipe, en la Laguna de Cobá. En su honor, el 26 de abril de 1962, se nombró Melchor de Mencos a un municipio de Petén, que antes se conoció como Fallabón.

Insignes

Flores, la bella cabecera de Petén, se llamaba Nuestra Señora de Los Remedios. Cambió su nombre el 2 de mayo de 1831, en homenaje a Cirilo Flores, médico y vicefeje del Estado de Guatemala que, además, participó en 1813 en la Conspiración de Belén. En 1826 asumió la Jefatura del Estado de Guatemala de manera interina. Tras una revuelta del pueblo, instigado en parte por los franciscanos, lo lincharon en Quetzaltenango el 13 de octubre de 1826.

En Flores, además, hay un islote con el nombre de Jacinto Rodríguez Díaz (1899-1929), militar y pionero de la aviación nacional. En 1929 completó un viaje a todas las ciudades del Istmo a bordo del avión Centro América, lo cual era una hazaña en aquel tiempo.

En tanto, Lívingston, Izabal, se llama así para recordar el nombre de Edward Lívingston (1764-1836), legislador estadounidense que redactó el Código Civil de Luisiana, en 1825. Esas leyes iban a adoptarse en Guatemala en esa época.

Precisamente en ese municipio está la aldea Modesto Méndez, quien fue gobernador de Petén y que, en 1848, exploró las ruinas de Tikal con la ayuda de Ambrosio Tut. Méndez, de hecho, escribió el primer reporte oficial de esas ruinas.

No había decisión

La aldea y puerto de Santo Tomás de Castilla, en Puerto Barrios, Izabal, ha tenido varios cambios. Esta historia se remonta al siglo XIX, cuando fue una importante colonia belga. El 27 de abril de 1909, el puerto pasó a llamarse Estrada Cabrera. El 25 de noviembre de 1955 cambió de nuevo a Santo Tomás, pero el 30 de diciembre de 1958 se le nombró Matías de Gálvez, en honor al presidente de la Audiencia de Guatemala, de 1779 a 1783.

El 6 de marzo de 1969 retomó oficialmente el nombre de Santo Tomás de Castilla, pues fue descubierto por el doctor Alonso Criado de Castilla el 7 de marzo de 1604, día en que se conmemora a Santo Tomás de Aquino. Ese es el origen del nombre.

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