Revista D

 La batalla del 2 de abril en la que murió don Justo

Hace 132 años Justo Rufino Barrios murió en Chalchuapa, El Salvador.

Esa mañana de 1885 Barrios subió a una pequeña colina para divisar el campo enemigo montado en una yegua blanca de gran alzada, lo que lo convertía en un blanco perfecto para el ejército enemigo. De pronto se inclinó sobre el cuello del animal para cubrirse, pero en ese instante una bala le ingresó por su hombro derecho y le salió en el costado izquierdo. Cayó de su cabalgadura y algunos soldados corrieron a levantarlo, pero expiró.
En el mismo enfrentamiento murieron su hijo Venancio Barrios, y el sargento de cadetes Adolfo Venancio Hall Ramírez,  quien se destacó por su heróica participación en esa  batalla. En su honor, los institutos militares del país llevan su nombre, cita el historiador Francis Polo Sifontes en su libro Historia de Guatemala.
Al saberse en los altos mandos que el líder de la Reforma Liberal de 1871 había perdido la vida, los oficiales trataron de evitar que las tropas se enteraran. El general Felipe Cruz tomó el mando pero el espíritu de las fuerzas guatemaltecas se debilitó por la noticia, mientras que los salvadoreños se vanagloriaban del suceso. Ante eso, “la retirada comenzó a eso de las tres de la tarde”, describe la Historia General de Guatemala en su tomo V.
Con esta tragedia finalizaron las acciones militares de ese Jueves Santo que habían comenzado a las  seis de la mañana con ataques por parte del batallón Jalapa, al cual Barrios se unió después de las nueve de la mañana para apaciguar los ánimos del  grupo que se había alzado porque se quejaban de ser mal tratados por el coronel Girón, agrega Polo Sifontes.
En cuanto al momento en que Barrios tomó la  decisión de unirse a ese grupo armado hay varias versiones. Una de ellas la cuenta Luis Beltranena Sinibaldi en su estudio La batalla de Chalchuapa, quien narra: “El oficial Claudio Ávila jadeante por la fatiga, pidió permiso para hablar con el general Barrios; y una vez en su presencia le espetó: “Me manda el coronel Girón para informarle que los jalapas no quieren pelear y pide autorización para fusilar a dos o tres de los insubordinados para hacerlos entrar en acción”.
La reacción de Barrios, agrega Beltranena Sinibaldi, fue: “¡Solo eso me faltaba! Esto es grave, yo lo arreglo”, Tráiganme mi yegua”, dijo a uno de sus ayudantes. El oficial Ávila quiso decir algo más, pero Barrios le impuso silencio. Sólo el general Téllez habló y dijo: “Sí, señor, eso es grave y únicamente  usted lo puede solucionar”.
Según la Historia General de Guatemala, Barrios se encontraba en esa  zona fronteriza con el Salvador porque pretendía   derrocar a Rafael Zaldívar y “dejar parte de su ejército en El Salvador y volver a occidente para combatir a los mexicanos que pretendían tomar el país. Había ordenado que las milicias de los departamentos de occidente no se movieran de sus bases, entre ellas la de Quetzaltenango, a cargo del general Manuel Lisandro Barillas.

¿Asesinado?

En cuanto a la muerte y los objetivos de la campaña unionista del general Barrios existe una polémica porque algunos aseguran que fue muerto por uno de los infiltrados de su batallón, porque no creían en su epopeya de unir Centroamérica, pues consideraban que únicamente pretendía administrar las tierras cafetaleras para su beneficio y el de sus correligionarios.
Al respecto, en el libro de  Beltranena Sinibaldi  se lee el siguiente párrafo: “Cuando las tropas que marchaban a la Campaña de la Unión desfilaban frente a los balcones de la casa del primer designado a la presidencia don Alejandro M. Sinibaldi, el cuñado de este, licenciado don Manuel Ramírez, atravesó la calle y entró a la residencia. Después de los consabidos saludos, en voz queda y en tono confidencial, le dijo: “Tano, prepárate, porque ahí va —refiriéndose a la tropa—, el que va a matar a Barrios”.
El historiador de la Universidad de San Carlos, Mynor Carrera, afirma que la mayoría de sus colegas considera que Barrios fue un tirano, porque detentó el poder con mucha fuerza y su ambición parecía no tener límites, por lo que puso su atención y esfuerzo en lograr la reunificación centroamericana. “Toda una obsesión en su mente militar autoritaria”.
“No es poco lo que se ha escrito acerca de la llamada Guerra de la Unión y muerte del caudillo el general Justo Rufino Barrios. Pero los sucesos mismos no han sido analizados, investigados y escudriñados con cuidado y atención. En cambio, existen versiones de muy dudosa validez, porque en ellas se mezcla lo folclórico con algunos aspectos de la realidad”, concluye Beltranena Sinibaldi.

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