Los parientes sobrevivientes en el país y en el extranjero tampoco dieron razón de quién de las pequeñas era la marquesa triste.
En el libro Campaña Nacional de 1885, el historiador Rafael Meza identificó erróneamente como Elena a una de sus hermanas menores.
El Museo Nacional de Historia, sin embargo, tiene una colección de más de mil retratos de personajes históricos. Cuatro de estos son de los hermanos Barrios y Aparicio. En dos el autor escribió con su puño y letra el nombre de quienes aparecen, entre ellos Elena.
El ejemplar Mis memorias, de Francisco Lainfiesta, quien fue ministro durante el régimen de Barrios, da unas pequeñas pistas sobre la infancia de esta niña.
En 1875, el año en que nació, la familia vivía en una casa situada en la 7ª. Avenida sur y 11 calle oriente de la zona 1. Fue la mayor de siete hermanos; los tres últimos, “Carlos, Francisca y Rufino no fueron bautizados en vida de su padre, esto por dar una prueba más del liberalismo despreocupado”, afirma el autor.
En 1877, la familia se trasladó a la casa de José Tomás Larraondo, situada frente al Palacio de Gobierno, esquina sur oriente de la Plaza de Armas.
Su infancia, se cree, debió haber transcurrido entre los mimos de la familia y de altos funcionarios, pues Barrios acostumbraba a recibirlos en su casa.
A la muerte del general, quien fue víctima de al menos tres intentos de asesinato, la familia emigró a Nueva York. Francisca Aparicio, la viuda, le confesó a Lainfiesta que abandonaba el país porque temía por la vida de sus hijos. Elena pasó su juventud entre Nueva York, Madrid y Suiza y recibió el título de marquesa de Vistabella.
Vivió una vida solitaria y murió el 24 de abril de 1944, en Madrid.