Homeopatía
Esta disciplina tuvo su origen en Alemania en 1801, cuando el químico y médico Friedrich Samuel Hahnemann presentó sus investigaciones reunidas en varios tomos: Medicina de experiencia (1805), Órganon de la medicina (1811) y Materia médica pura (1816), entre otras obras.
“En la antigüedad la medicina no estaba dividida en alópata y homeópata, era una sola que con el tiempo fue separándose, pero continúa con un solo objetivo: mejorar la calidad de vida de los seres humanos, los animales y las plantas”, afirma Érik Espinoza, médico y coordinador de la Maestría en Homeopatía Clásica Unicista de la Universidad Rural de Guatemala.
La homeopatía es un sistema médico que trabaja bajo el principio simila similibus curantur, que significa curar con lo similar; es decir, combatir el dolor con una sustancia que en un hombre sano causaría dolor, pero la dosis es mucho menor a la que se supondría, pues se utilizan dosis infinitesimales.
“El médico homeópata ordenará las pruebas de laboratorio necesarias y luego de la observación científica del paciente y los resultados de una extensa entrevista podrá diagnosticar, y tratar, también, cualquier otra circunstancia externa o interna que afecte el ánimo del paciente”, afirma Espinoza.
Las medicinas que se utilizan se procesan bajo las normas de calidad establecidas en la Farmacopea Internacional publicada por la OMS, la cual indica, además, métodos químicos clásicos y seguros que deben aplicar los laboratorios.
El médico homeópata Gustavo Monzón indica que los tratamientos deben aplicarse con pertinencia cultural, pues el tipo de alimentación y los niveles de actividad física de los guatemaltecos son distintos a los que se practican en países como Alemania, de donde procede la mayoría de esos medicamentos.
Técnicas alternativas
Aunque hay muchas clasificaciones para estos procedimientos, algunos de ellos involucran prácticas ancestrales como el masaje de drenaje linfático y la aplicación de productos naturales, como el ozono.
“Hay procesos que ofrecen resultados en forma efectiva, más rápido que los tratamientos convencionales, y la mayoría son menos invasivos que los químicos, pero eso depende de las circunstancias de cada paciente”, afirma Monzón.
Podría decirse que estas técnicas están de moda, pues los famosos de la farándula y los deportes las utilizan, pero Monzón recomienda que lo mejor es acudir a un médico especializado para que el diagnóstico y el tratamiento sean precisos.
Un ejemplo de ello es el plasma, rico en plaquetas, que se aplica por medio de mesoterapia; es decir microinyecciones, y que tiene como objetivo favorecer, estimular o iniciar el proceso de cicatrización, regeneración o curación del tejido dañado. El plasma se obtiene de la centrifugación de la sangre del paciente y tiene diversas aplicaciones.
Atletas de alto rendimiento como el tenista Rafael Nadal o los futbolistas Xavi Hernández, Carles Puyol y Fernando Llorente lo han utilizado. En este ámbito, esa técnica es funcional para tratar lesiones musculares, de tendones y problemas con articulaciones.
En lo estético resulta una buena alternativa al bótox y puede aplicarse en las zonas más flácidas del rostro y del cuello, estimula la producción de colágeno, elastina y tejido epidérmico, mejorando la apariencia de las líneas de expresión, cuero cabelludo, cicatrices y estrías.
Otra de ellas es el ozono para uso medicinal, el cual transporta oxígeno puro a través de una descarga eléctrica de alto voltaje y alta frecuencia, lo que provoca cambios químicos en el cuerpo. Su procedimiento incluye un equipo eléctrico que produce un gas con distintas concentraciones, dependiendo de la patología y el tratamiento.
El ozono actúa como antioxidante y estimula los glóbulos blancos, lo que aumenta las defensas del organismo ante infecciones, el nivel de los glóbulos rojos sube y la liberación de oxígeno mejora la función celular y la circulación en general. También es germicida, pues elimina hongos, bacterias y virus.
Su aplicación es extensa, pero se utiliza en especial en el tratamiento de trastornos circulatorios, enfermedades virales y algunos cánceres, hernias de disco o lesiones articulares. También tiene aplicaciones estéticas, ya que produce efectos revitalizantes en problemas de la piel con cicatrices, quemaduras y herpes.
La presoterapia puede aplicarse en forma manual o con equipo especial. Consiste en colocar fundas que al inflarse estimulan puntos específicos en el cuerpo. Su principal efecto se evidencia en que aumenta la circulación, incrementa la oxigenación del cuerpo, estimula el sistema inmunológico y tonifica los músculos, por lo que es efectivo para tratar las venas varicosas, la celulitis y trastornos del sistema linfático. Quienes lo utilizan con fines estéticos deben entender que sus efectos derivan directamente de una mejora física.
Los detractores de estas técnicas afirman que no hay suficientes estudios médicos que comprueben su efectividad.
Naturista
La OMS reconoce la medicina natural como parte de la cultura de los pueblos y registra su contribución a la salud de la humanidad, por lo que ha desarrollado estrategias para que sea promovida en todos los países. Entre estas medicinas ancestrales destacan las practicadas en China, Tíbet, Japón, Grecia antigua e India.
“La medicina ayurveda de la India tiene más de cinco mil años de historia. Además de una extensa farmacopea, ofrece instrucciones sobre alimentación y hábitos saludables que conducen a sus practicantes a mantener alta su calidad de vida”, afirma Armando Cáceres, biólogo y catedrático de Fitomedicina de la Usac.
Retomando el asunto de la pertinencia cultural, es resaltante la cantidad de plantas que tienen aplicaciones medicinales y que se cultivan en el país. Algunas incluso han sido utilizadas desde tiempos precolombinos. Sin embargo, Cáceres afirma que debido a la falta de un compendio medicinal que indique sus propiedades se hace necesaria la intervención científica para aprovechar mejor sus beneficios.
La medicina natural abarca mucho más que curarse con plantas, también incluye otros aspectos como aliviarse consumiendo frutas, sanar la piel con el agua del mar, tomar baños de sol, utilizar mascotas para mejorar el ánimo, frecuentar el temascal, hacer deporte, tener una dieta balanceada y hasta dormir el tiempo adecuado.
“Muchas de estas prácticas parecieran comunes, pero un estilo de vida consumista y que persigue la comodidad sobre todas las cosas ha provocado que las personas olviden que son parte de la naturaleza y que no deben alejarse de ella”, afirma Pilar Fonseca, instructora de yoga.
Es necesario señalar que la medicina naturista en Guatemala presenta algunos tropiezos debido a que no existe la regulación necesaria para ella por parte del Ministerio de Salud, y tampoco está integrada al sistema oficial de salud. En cuanto a la preparación académica de quienes la practican, solo se ofrece a nivel de maestría.
Otras técnicas
La medicina complementaria y alternativa es designada por la OMS como “un conjunto amplio de prácticas de atención de salud que no forman parte de la propia tradición del país y no están integradas en el sistema sanitario principal”. Dentro de estas se ubican la acupuntura, yoga, meditación, reflexología, iridología, tai chi, entre muchas otras disciplinas.
“El enfoque principal es devolver la armonía al cuerpo, la mente y el alma del paciente. El tratamiento depende de la etapa de la enfermedad, no puede hablarse de una cura total, sino de detener el proceso y mejorar la calidad de vida“, indica Fonseca.
La instructora afirma que algunas enfermedades ya están en la genética de las personas, y una alimentación inadecuada, vicios o la falta de ejercicio contribuyen a dispararlas. También refiere que a su clínica acuden médicos alópatas que buscan la acupuntura o el yoga como último recurso ante el dolor del paciente, pero lo ideal sería que lo hicieran como una opción preventiva.
Aunque existen muchos estudios en los que se practica yoga como deporte, Fonseca enseña y promueve el que se aprende en los monasterios, el cual tiene un pénsum de un año con tres meses y es un proceso que empieza por equilibrar el aparato digestivo, el sistema endocrino y el nervioso en los primeros meses.
Fonseca también afirma que uno de los aspectos más importantes en este proceso es tener fe, sin importar la deidad en que se crea.