Revista D

Nuestras bellezas naturales se originaron hace millones de años

El geólogo Osmín Vásquez cuenta cuándo y cómo se formó el territorio de Guatemala.

Desde niño la Ciencia apasionó a  Osmín Vásquez (1980), tan así que cuando estudió en el Instituto Normal Mixto del Norte Emilio Rosales Ponce, de Cobán, Alta Verapaz, fue campeón nacional en las Olimpiadas de las Ciencias que promueve  cada año la Universidad de San Carlos (Usac).
Cuando le tocó elegir qué carrera estudiar en la  Usac no le fue difícil decidir y se inclinó por la de Geología, que se imparte en el Centro Universitario del Norte (Cunor), en la ciudad de Carlos V, hacia donde migró de Chicamán, Quiché, para estudiar la carrera de Magisterio.
 “Es una ciencia fascinante y con posibilidades enormes de investigación”, explica el ahora geólogo y catedrático  universitario en el centro donde obtuvo el título de ingeniero. 
“Ser profesor de Geología no solo me obliga a investigar, sino también a conocer y comunicar el trabajo científico que generan otros. Considero que es importante hacer ciencia, pero también  darla a conocer, y me gusta”, explica.
Aparte del valor científico, Vásquez aprecia  mucho el conocimiento que le proporciona la Geología  para su vida cotidiana, pues asegura que “conocer el territorio en el que vivimos nos permite evitar desastres y adaptarnos al medio de la mejor manera posible”.

 ¿Por qué es tan variada la geología de Guatemala?

Además de nuestro marco tectónico tan particular, Guatemala es un paraíso geológico en el que se encuentran los tres grandes grupos de rocas  —ígneas, metamórficas y sedimentarias—, con una  interesante historia geológica. Muchas de ellas se formaron en el mar antes de que emergiera nuestro territorio. Estas rocas, especialmente las calizas, se hayan en su mayoría en la parte norte en Alta Verapaz, Quiché, Huehuetenango, Izabal y Petén.
En el centro y oriente, adyacentes a la zona de falla del Motagua, y por lo tanto asociados al límite de las placas Norteamérica y del Caribe, afloran los cuerpos de rocas metamórficas en una franja que abarca  montañas como las sierras de Chuacús y de Las Minas.
En muchos lugares  se pueden encontrar ígneas, pero las que más abundan son las ígneas volcánicas, que son expulsadas por los colosos.

¿Qué relación tiene la geología con nuestras bellezas naturales?

Muchas son producto de la geología, por ejemplo, los  volcanes, el monumento natural Semuc Champey, las cavernas de Alta Verapaz y Petén, y las Piedras de Captzín, en Huehuetenango, que tienen en común  la disolución de  rocas calizas. Los  lagos, similares en belleza, tienen orígenes geológicos diferentes. El Petén Itzá, al igual que los cenotes de Huehuetenango, se originaron  por la disolución  de la roca caliza. El Lago de Izabal  es una depresión tectónica limitada por fallas. El Lago de Atitlán, el de Amatitlán y la laguna de Ayarza están  ubicados en  calderas volcánicas colapsadas.
Nuestras montañas también son resultado de la  historia geológica. Los Cuchumatanes, por ejemplo, la sierra no volcánica de mayor elevación en Centroamérica, se formó  por enormes presiones generadas en la corteza terrestre debido al movimiento de las fallas geológicas.

¿Cuál fue el proceso de formación de los lagos?

Cada uno  tiene un origen e historia propia. El Lago de Izabal, por ejemplo,  se formó de  una depresión tectónica que causó  el movimiento de los bloques de la corteza a lo largo de una zona de falla, de  manera que su geometría rectangular obedece a que se encuentra limitado por fallas. Los  de Atitlán y  Amatitlán y  la laguna de Ayarza, entre otros, se formaron de    calderas volcánicas colapsadas,  lo cual originó  sus formas,  generalmente  circulares, o de paredes abruptas —algunos, como el  de Amatitlán,  no ocupan toda la depresión circular—.  Otros, como el de Petén Itzá, tienen orígenes muy diferentes.   Este, por ejemplo, se formó porque  las rocas calizas de la región se disolvieron  lentamente generando dolinas o depresiones  que pueden llegar a unirse o a formar depresiones mayores que son aprovechadas por el agua para formar un lago.

¿Cuándo y cómo se formó el territorio de Guatemala?

Estudiando las rocas descubrimos que nuestra historia geológica es compleja e  interesante. La figura de nuestro país era   diferente a como la conocemos hoy. Se cree que Guatemala comenzó a tomar su forma actual hace unos 20 millones de años. Antes de eso la mayor parte del  territorio permaneció  bajo el mar y los abundantes fósiles marinos dan cuenta de ello. Estos permiten reconstruir la historia, mucho más allá de la existencia del ser humano.

 ¿Cuáles son los fósiles más antiguos que se han encontrado en el país?

Algunos de los más antiguos son los fusulínidos, que son organismos microscópicos unicelulares que datan de hace,  aproximadamente, 300 millones de años. También hay especies marinas en  rocas que se formaron  bajo el mar.
Después de emerger  el  territorio fue colonizado por plantas y animales terrestres, pues se han encontrado numerosos ejemplares fósiles de plantas y mamíferos, por ejemplo, los mastodontes que desaparecieron durante la última glaciación, de la cual hay evidencia en las rocas de los Cuchumatanes, en Huehuetenango.

¿Por qué Guatemala es geológicamente complejo?

Puede considerarse un laboratorio geológico natural mundial. En  pocos países se experimenta la interacción de tres placas tectónicas. Estamos sobre dos: la de Norteamérica y la del Caribe. La zona de falla del Motagua es la que se considera  el límite entre estas, y por ella discurre el río  Motagua, donde se originó el terremoto de 1976. Hay otras fallas asociadas a estas placas como la de Cuilco-Chixoy-Polochic, por donde corren los afluentes de los mismos nombres, y la de Jocotán,  Chiquimula.

¿Y la tercera?

Es la de Cocos, a unos 150 km de la costa sur, que  converge con la del Caribe y se desplaza debajo de esta en una zanja de unos 6 km de profundidad llamada fosa Mesoamericana, que se extiende paralelamente a la costa del Pacífico, que  origina nuestra cadena volcánica, debido a que cuando la placa de Cocos desciende bajo la del Caribe las rocas se funden  en la profundidad y generan magma que asciende y sale a la superficie a través de los volcanes.
La mayor profundidad de la fosa Mesoamericana —un poco más de 6 mil 600 m— está en la frontera México-Guatemala, frente a la mayor elevación de Centroamérica, los volcanes de Tajumulco y Tacaná.

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