La casa, localizada en la intersección de la 10a. avenida y 8a. calle de la zona 1, se terminó de construir en 1791. Su primer ocupante fue el arzobispo Cayetano Francos y Monroy, quien murió el 17 de julio de 1792.
Hoy, la construcción está dividida entre varios propietarios. Hace un año, uno de ellos empezó a remozar la parte que le corresponde, tras la asesoría y aprobación de las autoridades municipales.
“Queremos contribuir con el rescate del Centro Histórico”, señala Heidy Gómez, una de las encargadas del proyecto.
En el antiguo Palacio Arzobispal se planea contar con espacios comerciales, con énfasis en la promoción cultural.
Aunque se respeta el diseño original, la casa tendrá algunos cambios que contribuirán a su vistosidad. Entre ellos están la instalación de una fuente de estilo barroco en el patio central, así como acceso a la terraza. Al fondo de la propiedad se construirá una nueva sección de dos pisos.
“Esperamos que los trabajos concluyan en enero del próximo año”, agrega Gómez.