Revista D

“Somos los más vulnerables”

<strong>Marta Juliana Canel de Acajabón</strong>

Las limitaciones físicas no han sido una barrera significativa para que Marta Juliana Canel de Acajabón (1961) pudiera trazarse metas y disfrutar de la vida. Es profesional, deportista, esposa, madre, conduce auto y preside dos asociaciones de ayuda para discapacitados en el país.

Es consciente, sin embargo, de que la mayoría de personas con limitaciones físicas —aproximadamente 2.2 millones en Guatemala—, son víctimas de la exclusión social, los prejuicios y como consecuencia, con escasas oportunidades para obtener un trabajo y mejorar sus condiciones de vida.

Por esa razón, desde las distintas organizaciones donde participa, de Acajabón tiene clara la necesidad de perseverar hasta lograr incidencia política a favor de los discapacitados en los distintos ámbitos: inclusión laboral, deportiva y social, entre otros.

¿Su condición es congénita o adquirida?

Adquirida, a consecuencia del terremoto de 1976. Tenía 24 días de haber cumplido 15 años cuando una pared cayó sobre mi espalda. Tuve daño en tres vértebras y quedé con una lesión medular. Perdí la sensibilidad en mis piernas. Fue tremendo.

Le doy gracias a Dios por no llevarme en ese momento. Yo digo que esta es una deficiencia, pues la discapacidad la hace el entorno. A partir de entonces me he desarrollado en el deporte.

¿Cómo fueron aquellos primeros años?

En secundaria me cargaban los compañeros. No he sido muy tranquila, los viernes nos escapábamos para ir a bailar. Les hacía una seña y nos fugábamos con un pequeño grupo del colegio. Se dieron cuenta, pero hasta el profesor terminó por unirse.

¿Qué situaciones han sido limitantes por movilizarse en una silla de ruedas?

En general, la falta de acceso, discriminación y exclusión. Por ejemplo, cuando cualquiera en mi condición sale de casa para ir a un restaurante o, incluso, a un hotel, el principal problema se da en los baños.

Me pueden cargar para bajar o subir gradas; el apoyo de la gente es permanente, pero encontrar baños espaciosos y con barras es muy difícil. Ha sido un trabajo nuestro.

¿Cuántas personas con capacidades distintas hay en Guatemala?

Estimo que somos 2.2 millones, pero no se sabe con exactitud, pues no ha habido un censo. En el 2005 se llevó a cabo la Encuesta Nacional de Discapacidad (Endis), pero no arrojó datos reales. En el Mides se conformó una mesa técnica sobre el tema, pues hay interés en tener una base de datos. Tampoco se conoce cuántas de estas personas tienen esta condición porque fueron víctimas de la violencia o accidentes. Solo sé que se ha incrementado muchísimo.

¿Qué avances, en cuanto a políticas públicas, se han logrado en los últimos cinco años?

La inclusión laboral en las instituciones públicas. También hay avance en los Cocodes, Comudes y Codedes.

¿Hay porcentajes establecidos?

Se trabajó una iniciativa, que quedó engavetada, que establecía un cinco por ciento. Esto fue a través del Consejo Nacional para Atención a las Personas con Discapacidad (Conadi) y el Ministerio de Trabajo.

En Conadi se apoyan las distintas organizaciones de los departamentos con proyectos, equipo de oficina y espacios para fisioterapia.

¿Y qué se está haciendo para lograr mejoras en la vida cotidiana?

Se está luchando de forma legal para aprobar varias leyes. Un logro fue la implementación del acceso en el eje Transmetro, a partir de una demanda de la sociedad civil que se ganó en la Corte de Constitucionalidad en el 2007. Nueve organizaciones peleamos el acceso a los buses del servicio urbano. A la fecha es el único transporte que funciona con rampas, pero algunos ejes tienen mejores condiciones que otros.

Una encuesta nacional que ejecutó Unicef en el 2009 reveló que la mayoría de guatemaltecos consideraba a los discapacitados inútiles.

No logro entender a las personas con prejuicios. Cuando voy en la calle se me acercan y me dan dinero sin pedirlo. Muchos compañeros se dedican a pedir limosna, pero no todos lo hacemos. Cuando tuve a mi hijo de meses, me ofrecían dinero en la calle. Recuerdo que era época navideña.

El informe mundial sobre discapacidad arrojó una serie de indicadores de exclusión. En resumen, padecen más la pobreza.

Dentro de los vulnerables somos los más vulnerables y si se es mujer, mucho más. Conocí a una compañera en Ixtahuacán, San Marcos, a quien le llevamos una silla de ruedas. Atravesamos montañas y barrancos, porque vive en un hoyo. Lloró al momento de recibir la silla porque “ya no voy a estar acostada”, me dijo.

En las áreas rurales muchos padecen el encierro e, incluso, la vergüenza familiar.

Todavía los esconden. Hay que hacer conciencia en la familia de que somos capaces de superarnos.

¿Qué problemas enfrentan los niños con discapacidad?

Se carece de datos de cuánto afecta la desnutrición crónica, por lo que se trabaja en una base de datos para formular proyectos de apoyo. La desnutrición crónica genera un alto porcentaje de niños que pierden la vista, padecen retraso mental, de audición y otros impedimentos.

Hacen falta campañas educativas.

Hace falta mucho por hacer. Gracias a Dios resolví mi vida pero hay que ayudar a resolver la de los demás, porque con una bolsa de productos o Q250 cada tres meses no van a arreglar nada.

¿Cuánto ha avanzado la tecnología para mejorar su condición, qué invento elegiría como su favorito?

Si no existiera la silla de ruedas no sé que sería de mi vida, ha sido vital. Para otro tipo de necesidades, están, por ejemplo, el programa Jaws, que ayuda a los no videntes a leer por medio de una computadora. También hay lectores de pantallas para invidentes, el braille quedó atrás, y mouses especiales para personas con deformidad en las manos.

¿Cómo ha asumido la discapacidad en su vida?

Con normalidad. Cuando quedé en silla de ruedas tenía la firme convicción de que volvería a caminar. Al año me di cuenta de que no sería posible, y me entró la rebeldía, pero me di cuenta de que no iba a ningún lado.

Seguí estudiando, trabajé, practiqué deportes, viaje, de todo. He renegado un par de veces, pero lo he superado. No he tenido limitantes y si las tengo, trato de vencerlas. Me pongo objetivos en la vida y lucho por alcanzarlos.

Perfil
  • Licenciada   en Pedagogía y Administración educativa con especialidad en formulación de proyectos.  
  • Presidenta  del  Comité Paralímpico Guatemalteco (Copag), que en agosto  participará en las Olimpíadas Mundiales en Toronto, Canadá.  
  • Presidenta  de  la Asociación Guatemalteca de Apoyo al Limitado Físico (AGALFI).
  • Del 2008  al 2011 fue presidenta del Conadi.  
  • Trabaja en  la subdirección de proyectos del Ministerio de Desarrollo Social.  
  • Integrante de la selección femenina de baloncesto    paralímpico.
  • Casada  y madres de  dos hijos.

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