Revista D

El truco para ingresar a la intimidad

Usted adquirió un teléfono móvil hace unas semanas y el número solo se lo proporcionó a familiares y amigos, pero resulta que hoy lo llamaron para ofrecerle una tarjeta de crédito o un servicio comercial y, además, empieza a recibir mensajes de texto de ofertas a cualquier hora.

También resulta que en su cuenta de correo electrónico empiezan a llegar decenas de mensajes, y al estar vinculada con su smartphone, a cualquier hora y día escucha el sonido de recepción. Es entonces cuando se pregunta ¿cómo obtuvieron mis datos personales? La respuesta es que la mayoría de veces nosotros los entregamos sin saber para qué y cómo se usarán.

La persona tiene un sinfín de derechos humanos, los más conocidos e identificables son a la libertad, a la vida, a la propiedad, a la salud, a la educación, etcétera, pero existe un derecho importante que con las nuevas tecnologías cobra relevancia: el derecho a la privacidad y el derecho a la intimidad.

Para algunas personas, la privacidad y la intimidad son sinónimos, pero prefiero comentarle que no. La privacidad es un espacio con límites determinados y reservados para la persona; es lo contrario a la vida o espacio público. La intimidad es su sentir, la zona de mayor privilegio para una persona, surge información y vínculos entre la persona y su propio ser.

Del espacio privado e íntimo surge una serie de datos de los cuales usted es titular y por ende dispone de los mismos, el problema es que al no valorarlos o limitarlos los damos a conocer a una, dos o varias personas, sin comprender el distinto uso que pueden dar a los mismos o hasta el daño que ello puede causar.

La recopilación sutil de sus datos puede ser cuando en un centro comercial le ofrecen que participe en un sorteo con tan solo llenar el cupón con sus datos. Cuando se encuentra en un lugar de diversión y le ofrecen una promoción de bebidas a mitad de precio a cambio de llenar una boleta de datos. Lo mismo puede suceder cuando le hacen descuentos en sus compras a cambio de llenar un cupón o incluso en promociones donde compra combustible. Las ofertas de empleo electrónicas también pueden ser una recopilación de datos.

Las personas deben recordar que hoy en día en los medios de comunicación, en especial las nuevas tecnologías como las redes sociales, se aportan datos personales, y que para que algún sujeto haga uso de ellos debe contar con el consentimiento expreso del titular, salvo casos establecidos en ley —datos personales públicos—.

De ahí que debemos recordar que gozamos del derecho a la autodeterminación informática, garantía que establece que el individuo goza del derecho de controlar todo lo relativo a sus datos personales y posibilita ejercer control sobre quienes los administran. En Guatemala no existe la ley de protección de datos personales, aunque en la Ley de Acceso a la Información Pública se incluyen ciertos aspectos, pero relacionados con los datos en poder de entidades de gobierno y afines.

Por eso, antes de llenar un formulario en papel o digital, una boleta para un concurso, reconsidere qué datos entrega y verifique qué uso posterior les pueden dar a los mismos, en especial porque no solo permiten identificar al sujeto; también pueden generar su identidad y determinados perfiles.

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