“Por la travesura de estudiar me desempeño por lo regular fuera del municipio, porque es el fenómeno que se da aquí. No tenemos campo académico y siempre he viajado a otros lugares para trabajar”, explica mientras comparte más de su vida, que transcurre entre sus propuestas educativas, libros de cuentos y de poemas, y tejer su vestuario.
¿Cómo es crecer en Patzún?
Mi niñez empieza con mi primera escuela que es el campo y mis primeros docentes que son mis padres. Mi escenario y mi aula ha sido la madre naturaleza, donde mi papá me orientó a conocer la siembra, la cosecha, la base de mi alimentación como el frijol y el maíz, y el consumo de nuestras hierbas. Ahí me formé antes de ir a la escuela.
En el contexto de mi hogar, mi maestra que es al mismo tiempo mi madre me orientó a cocinar y crear todas las artes propias de nuestra cultura, como la elaboración de mi indumentaria. No sabía si estaba trabajando o jugando, porque en nuestro contexto se da de manera lúdica este aprendizaje, se aprende a hacer tortillas como un juego y uno va adquiriendo conocimiento.
Con edad escolar tuve la dicha de ser de las niñas inscritas en un colegio y descubrí que me gustaba estudiar y leer, pero no tenía libros. En esta institución había una biblioteca y aprendí a leer los cuentos de Christian Andersen, El patito feo, El ruiseñor, El traje nuevo del emperador, entre otros. Me devoraba los libros, pero ahí nace una curiosidad, porque no me sentí identificada en ellos. Quería ser la princesa de fantasía de los libros, pero me preguntaba por qué no aparecía en los textos mi indumentaria y fui encontrando la respuesta mientras crecía. También tuve la fortuna de tener contacto con mi idioma maya kaqchikel.
Por lo que nos comenta sabe tejer. ¿Usted elabora su vestuario?
Sí. Para nosotros bordar y tejer es una necesidad y un arte que nos llena y nos sana. En tiempos de pandemia nos refugiamos en nuestros hilos; no puedo vivir sin tejer.
Por el quehacer académico podríamos dedicarle menos tiempo, pero siempre tenemos un proyecto.
¿Cuán complicado ha sido su caminar académico para alcanzar todos sus logros?
Tiene un profesorado en Enseñanza media y una maestría en Sociolingüística…En el campo académico crecí en un hogar dichoso. Tuve el espacio para estudiar porque mis padres nos apoyaron para prepararnos en los centros educativos. Luché con un proceso duro que pasamos quienes vivimos en el área rural, porque al elegir mi carrera de nivel medio debí abandonar mis barrancos -en referencia a Patzún- y viajar a más de 80 kilómetros para estudiar.
Mi mamá creyó en mí, mientras que mi padre tenía miedo de soltarme a la ciudad y perderme o que algo me ocurriera, pero ambos me apoyaron. En la universidad ya me sostuve económicamente y viajaba los viernes a la capital para estudiar los sábados.
En mi calidad de mujer luchadora, si encuentro obstáculos estos se convierten en inspiraciones y decir ´sí puedo´. Y si me cierran las puertas me las abro solita o me las invento para poder entrar. Ha sido una lucha tenaz para existir como mujer académica e indígena.
¿En qué momento empieza a descubrir la escritura y a expresarse por este medio?
A muy temprana edad descubrí mi pasión por las letras. Me gustaba más escribir letras y no tanto los números. Comencé como a los 11 o 13 años. Ahí aparecen mis primeros escritos.
Ahora trabajo escribiendo materiales educativos, de eso vivo. En secundaria me formé en la escritura del idioma kaqchikel y lo tomé para mi desempeño profesional. El bilingüismo ha sido una fortaleza, el saber leer y escribir bien en ambos idiomas.
“En mi calidad de mujer luchadora, si encuentro obstáculos estos se convierten en inspiraciones y decir ‘sí puedo’, y si me cierran las puertas me las abro solita o me las invento para poder entrar. Ha sido una lucha tenaz para existir como mujer académica e indígena”, Ixsu´m Antonieta Gonzales, escritora guatemalteca.
En el camino fui incrustando en los materiales educativos canciones y pequeños versos en kaqchikel o español. Ahí mis lectores me hicieron ver que escribía poemas.
Una niña de 6 años, mientras leía un escrito me dijo en su idioma kaqchikel: “Para la próxima podrás escribir un libro de poemas más extenso, porque este es muy corto. Cuando escribas un libro regálame uno, por favor, porque yo no tengo libro de cuentos”. Con ello mis lectores me animaron a autoformarme en poesía.
Tengo más de 10 libros o materiales educativos y otros inéditos de poesía que esperan ser publicados. En la actualidad publiqué uno titulado Un par de palabras, de la editorial Maya Wuj. Esperamos un poco la pospandemia para una segunda edición.
¿Ha sido parte de la creación de una Universidad Maya?
Esto es parte de un servicio a la comunidad. Es con el propósito de seguir contribuyendo con la educación de mi país. Sabemos que la educación es una debilidad en Guatemala y este es un espacio para que la juventud se siga formando.
Durante seis años he participado en la creación de la sede universitaria de la Universidad Maya Kaqchikel. Es un voluntariado. En los Acuerdos de Paz es responsabilidad del Estado crear una universidad para la población maya, pero vimos que en más de 20 años no responde. Un buen número de profesionales nos hemos conformado para hacer cumplir este derecho y así nace esta institución. Debemos acercar la universidad a los jóvenes. Actualmente atendemos a 30.
Es también cofundadora de la Noche de Poesía que se realiza a nivel local.
Este proyecto surgió porque en el municipio existe mucho espacio cultural. Sin embargo, viajando fuera de Guatemala o en otros municipios me doy cuenta que no existe un espacio de poesía. Con un grupo de jóvenes creamos esta actividad y leemos poesía en el parque de la comunidad. La pandemia ha detenido el proyecto por ahora, pero para el presente año hemos programado nuestra siguiente noche de poesía.
Lago de Atitlán
Por Ixs’um Antonieta Gonzáles
No entiendo qué pasó…
Tan solo una noche a tu lado
y con tu silencio me has enamorado.
No entiendo qué pasó…
Un soplo y un susurro a mi oído
y ahora hasta en mis sueños te miro.
No entiendo qué pasó…
Solamente te dirigí una mirada y
y de ti estoy enamorada.
No entiendo qué pasó…
con mi corazón te has quedado
y necesito estar a tu lado.
Al razonar y recordar, ¡entiendo que pasó…!
Yo misma tomé la decisión…
al verte no me pude contener,
me despojé de mis sandalias y corrí a tus brazos.
Así como la comida entra primero por los ojos
tu frescura penetró primero por mis poros,
yo permití que iniciaras por la planta de mis pies.
Tímidamente me levanté el corte
para sentirte hasta mis pantorrillas,
en ese momento reaccioné y decidí que
no llegarías hasta mis rodillas.
Claro está que la madre naturaleza
hubiera sido testigo de lo que hubiera sucedido,
pero algo me ha quedado claro,
regresaré a buscarte pronto….
Lago de Atitlán,
ladrón de mi corazón,
agua fresca y fría.
Atitlan Choy
Ixs’um Antonieta Gonzáles
Man wetaman ta achike xk’ulwachitäj…
xa jun aq’a’ junam xojk’oje’,
majun xaq’ajan, kan xaweleq’aj kan ri nuk’u’x.
Man wetaman ta achike xk’ulwachitäj…
Janila ruki’il xinna’ toq xapon ri akaq’iq’al pa nuxikin,
ruma ri’ wakami yatintzu’ pa wachik’.
Man wetaman ta achike xk’ulwachitäj…
Xa jub’a’ ok xatintzu’ninna’ rïn,
wakami ninrayij ta yatintzu’ q’ij q’ij.
Man wetaman ta achike xk’ulwachitäj…
xak’äm kan ri nuk’u’x,
ruma ri’ ninrayij yik’ase’ awikin jumul.
¡Xoqayan pa nujolom achike xk’ulwachitäj!
pa nuq’a’ rïn xk’oje’ wi,
toq xatintzu’ ri nab’ey mul
man xitikïr ta xinq’ät wi’
Xinjuruj kan ri nuxajab’
richin xink’äq apo wi’ pan aq’a’.
rat xinak’ul rik’in kikotemal,
rïn kan xik’asko’ jumul…
Eqal eqal xinjotob’a’ el ri wuq
richin xantinna’ k’a pa wa’.
chanin xpe pa nujolom chi k’a chi ri’ xkatapon wi,
majani na ruq’ijul
richin xtawetamaj ruwäch ri nuch’ek…
Xab’a achike ta na xk’ulwachitäj chi qakojol ri q’ij ri’,
chuwäch ri qate’ ruwach’ulew xb’anatäj ta wi.
Qitzij chi xkitzolin chik jun q’ij…
Nimaläj Atitlan choy,
xkatinkanoj jun chik q’ij ruma xaweleq’aj kan nuk’u’x.