Tuvo una infancia humilde, sin lujos pero sin pasar hambre. El futbol era su pasión y comenzó a jugar en un equipo —Os Brasileiros— con 11 años, gracias al vendedor de lotería Chico Maneta. Amante del balompié, este decidió formar un conjunto en el que Eusebio tuvo como mote el Nené. Pronto comenzó a brillar y no tardó en despertar interés en los equipos profesionales. Tal y como él mismo explicaba al periodista del AS Julián de Reoyo, cuando Eusebio tenía 29 años.
“Siempre deseé jugar en el Desportivo de Lourenco Marques —llamada así antes la capital de Mozambique, hoy Maputo—, y, lo que son las cosas, fiché por el equipo rival, el Sporting. Esa fue mi primera desilusión”. El Deportivo era el filial del Benfica en Mozambique y, aunque nunca fichó por él, no dejó de ser el club de su familia. De pequeño también practicó baloncesto y carreras de velocidad. Le encantaba el atletismo y soñó con triunfar en dicho deporte.
Su nombre comenzaba a aparecer en los periódicos y se le adivinaba un futuro prometedor. Siguió estudiando por la noche, pero no acabó la enseñanza básica. Tras rechazar una oferta del Sporting, en la capital portuguesa, su verdadera oportunidad de viajar hasta la capital del imperio llegó en 1960, de la mano del Benfica. El 17 de diciembre de dicho año dejó su tierra natal para una larga aventura que iba a cambiar su vida. Pero le esperaba mucho sufrimiento antes de poder vestir la camiseta del conjunto encarnado. El traspaso se complicó porque el Sporting de Lourenco Marques quiso obligar a su jugador a vestir la camiseta verdiblanca de su homónimo de Lisboa.
Eusebio tenía 18 años y necesitaba la carta de libertad del equipo africano para poder firmar con el Benfica, con quien se entrenaba desde su llegada a Lisboa. Los problemas se fueron resolviendo y el último obstáculo fue el examen de la cuarta clase, condición indispensable para representar el equipo encarnado. Su debut en el campo fue el 23 de mayo de 1961, cinco meses después de su llegada a Lisboa.
Eusebio fue bautizado como Pantera Negra por un periodista inglés que quedó deslumbrado por la actuación del jugador en un duelo de Inglaterra frente a Portugal, en octubre de 1961. Un epíteto que destacaba su velocidad, agilidad y elegancia. No obstante, al jugador le costó aceptar el apodo porque en Los Ángeles existía un grupo llamado Black Panter que asaltaba y mataba.
Título y récords
Con el Benfica, Eusebio disputó 715 partidos y marcó 727 goles. A lo largo de sus 15 años como jugador benfiquista, marcó una media de 48.5 goles por época, que representaron el 37.8 por ciento del total de tantos del equipo. En la selección portuguesa, alcanzó 64 internacionalidades. Debutó con la camiseta nacional el 8 de octubre de 1961, contra Luxemburgo, y se despidió el 13 de octubre de 1973 frente a Bulgaria. En total marcó 41 goles, un récord que le fue arrebatado por Pauleta, con 47. Ocupó el tercer lugar del Mundial de 1966 —Inglaterra—, torneo en el que fue el máximo goleador. Los periódicos internacionales le dedicaban titulares y grandes elogios: “Genio puro e instintivo” —Sunday Times—, “Auténtica perla negra” —Newsweek—, “Eusebio vale Pelé” —L’Express—, “Eusebio es verdaderamente diabólico” —France Soir—.
Conquistó en siete ocasiones la Bola de Plata —1963-1964, 1964-1965, 1965-1966, 1966-1967, 1967-1968, 1969-1970 y 1972-1973— y fue dos veces el mayor goleador de Europa —Bota de Oro—, en la temporada del 1967-1968, con 42 tantos, y en la del 1972-1973, con 36 dianas. En 1965 conquistó el Balón de Oro con 67 puntos, quedando por detrás de él en la votación Fachetti (59) y Suárez (45). Una hazaña que se repetiría en Portugal, en el 2001, con Luis Figo y en el 2008 con Cristiano Ronaldo. En su palmarés nacional cuenta con cinco Copas de Portugal, 11 ligas y un título europeo —Copa de Europa de 1961-1962—.
A pesar de su exitosa carrera y del interés demostrado por muchos clubes europeos, entre ellos el Inter de Milán, Eusebio permaneció en el Benfica durante sus mejores años y acabaría por irse en sus última época como futbolista. Con el tiempo, acabó por entender que fue considerado Patrimonio del Estado. Jugó durante la dictadura de Salazar, en el Portugal del Fado, Fátima y Futbol. Feliz por haber permanecido en Portugal, donde se ha sentido muy querido, tampoco escondió su deseo, como profesional, de vestir la camiseta de un equipo español.
Su último partido con la camiseta del Benfica fue el 18 de julio de 1975, frente a la selección africana, en Casablanca. En las temporadas 1976-1977 y 1977-1978 Eusebio jugó en dos equipos portugueses: el Beira Mar, de Primera División, y Uniao de Tomar, de Segunda. Jugó también en la North American Soccer League (NASL) en tres conjuntos diferentes: Boston Minutemen (1975), Toronto Metros-Croatia (1976) y Las Vegas Quicksilvers (1977). Las lesiones en la rodilla le depararon un final de carrera ingrato. Fue operado en siete ocasiones, seis veces en la pierna izquierda. Sin capacidad para continuar en la NASL, Eusebio fichó por los New Jersey Americans de la American Soccer League (ASL). En la época 79-80 llegó a jugar por los Buffalo Stallions de la Major indoor Soccer League.
Como embajador de la selección portuguesa, Eusebio trabajó para el Benfica después de colgar las botas. Además, durante estas últimas tres décadas, ha colaborado con la Fifa en diferentes tareas, entre ellas dar apoyo en la formación de las categorías inferiores. Una estatua de Eusebio, junto al nuevo estadio da Luz del Benfica, recuerdan los años gloriosos del jugador, y del club.