El descubrimiento
Ruddick era el director de la academia del Southampton, en Bath. Descubrió a Bale de 8 años de edad en un torneo de verano en Newport. Allí le llamó la atención su zurda. Atisbó algo especial.
Gareth militaba en el Cardiff Civil Service, el equipo de su co legio —Whitchurch High School de Cardiff—. Pocos co legios como este pueden pre sumir de ser una insigne fá brica de deportistas de alto nivel. De allí salió Gareth Ba le, que a los 14 años ya corría los 100 metros en 11.4 segun dos. Aparte del futbol, tam bién practicaba el hockey, el rugby y el atletismo. Com partía pupitre con el rugbier Warburton —el carismático capitán de la Selección de Ga les y la British and Irish Lions—. Compartió recreos con Geraint Thomas, pistard galés y oro olímpico en per secución. Gareth desprendía velocidad por los cuatro cos tados. Su profesor, Gwyn Mo rris, le prohibió jugar con la pierna izquierda debido a su enorme superioridad. “Que ríamos desafiarlo a usar su visión y su disciplina.
Gareth tenía todas las habilidades de evasión que le habría hecho un jugador de rugby muy bue no”, recuerda Gwyn Morris. Le marcó tanto aquel colegio que sigue con la misma novia de aquellos recreos, Emma Rhys-Jones, con la que tiene una hija, Alba Violet Bale.
Hasta los 14 años, Gareth Bale acudía a la academia del Southampton un par de veces a la semana. Su debut en el primer equipo no se hizo es perar. Sorprendía su fuerza física y su potente disparo. Fue el segundo jugador más joven en debutar en la historia del Southampton, con 16 años y 275 días —tras Theo Wal cott—. La fábrica de los Saints tiene prestigio en el sur de Inglaterra. “Es una magnífica cantera, al estilo del Sporting de Lisboa, en Portugal, o el Barcelona, en España”, elogió recientemente el que fuera su entrenador, André Vi llas-Boas.
Los primeros grandes pasos
John Benjamin Toshack le hizo debutar con la Selección de Gales el 27 de mayo del 2006, con tan solo 16 años y 315 días. Se convirtió en el debutante más joven en la historia de su selección. “Es mejor que Neymar”, asegura el extécnico del Real Madrid.
El Tottenham no tardó en ficharle, y tras 40 partidos y cinco goles con el Southam pton, pagó 10 millones en mayo del 2007. Los Saints in cluyeron una cláusula por la que recibiría el 15 por ciento del futuro traspaso.
Mánchester United y Ar senal habían puesto también su mirada en el galés por aquel entonces. “Reconozco que fue un error preferir a Walcott, no necesitábamos otro lateral realmente”, llegó a decir Wenger. “Era un chico endeble y, de repente, hace cuatro años, se convirtió en un peso pesado de boxeo…”, afirmó Ferguson. Meses des pués del traspaso a los Spurs, el Southampton se encontra ba en dificultades económi cas y anuló aquella cláusula a cambio de 2 millones y el traspaso del joven guardame ta Tommy Forecast, que nun ca llegó a jugar en el Sout hampton.
Si no hubieran modificado ese contrato, hoy el primer club de Gareth Bale podría haber recibido 10 millones con el traspaso al Real Ma drid. Le hubieran hecho un monumento a Rod Ruddick. En cambio, se tendrá que conformar con 3.5 millones, que recibirá por el mecanis mo de solidaridad, tal y como refleja el artículo 21 del Re glamento sobre el Estatuto y la Transferencia del Jugador de la Fifa.
La maldición Bale
Pero en el Tottenham le costó empezar. Nació La Mal dición de Bale. Encadenó 24 partidos con los Spurs —mil 533 minutos— en dos tem poradas sin ganar uno solo. Un récord sin precedentes en la Premier League. En el ves tuario se escuchaba un grito de desesperación de David Bentley cada vez que Harry Redknapp anunciaba a Gareth Bale en el once. Luego, cayó lesionado el 2 de diciembre del 2007 frente al Birmin gham City por una entrada de Muamba —el mismo futbo lista que conmocionó al mun do el 17 de marzo del 2012 al sufrir un paro cardíaco en un Tottenham-Bolton—. Se rom pió los ligamentos del tobillo derecho y fue operado días después. Gareth se perdió lo que quedaba de enfrenta mientos.
La temporada siguiente, le quitó el puesto Benoît As sou-Ekotto. Harry Redknapp estuvo a punto de venderle al Birminghan por 3.5 millones. Así lo recuerda, por ejemplo, César Sánchez, quien jugó en el Tottenham en la temporada 2008-2009 y coincidió con Ba le: “En los seis meses que jugué allí apenas tuve opor tunidades y se planteó alguna cesión o venderme. Esa ex periencia te hace madurar. Habían pagado bastante di nero. Sabe lo que es asumir responsabilidad en momen tos difíciles. Eso dice mucho a su favor”.
Bajo las órdenes de Harry Redknapp disputó 137 parti dos e hizo 27 goles. “Cuando llegué al Tottenham, Bale ya era un buen jugador, pero es tos dos últimos años ha me jorado mucho, sobre todo, en cuanto a capacidad goleadora. Yo creo que ahora mismo el mejor del mundo es Messi, pero Bale seguramente está entre los cinco mejores”, afir mó Harry.
Su exposición mediática se produjo un 2 de noviembre del 2010 frente al Inter, en White Hart Line, ante Mai con, al que machacó —en el partido de ida marcó un hat-trick en San Siro—. “No vi nunca una cosa igual”, sos tenía su compañero Rafa Van der Vaart. Luego, exhibió su velocidad en el Bernabéu.
Al final de esa temporada 2010-2011, los Spurs le am pliaron su contrato hasta el 2015. Al año siguiente también le subieron el salario. Tenían un diamante en bruto. Un crack sobre el terreno de jue go. Un joven tímido, que no toma alcohol, muy familiar y que su tiempo libre lo dedica a la PSP3, al golf —hándicap 11— y a estar con su familia. Ha evolucionado en los Spurs, donde llegó como lateral zur do cerrado y ha acabado como extremo izquierda y teniendo influencia en todas las zonas de ataque. “He chutado mu cho más y he llegado mucho más al área”, explicaba el fut bolista tras ser proclamado en el 2013 como el Mejor Jugador de la Premier y también Me jor Joven, un doblete que solo antes consiguieron Andy Gray y Cristiano Ronaldo.
Con 24 años recién cum plidos ha firmado la mejor temporada de su vida, con Villas-Boas: 31 goles. Sin el ojo clínico de Rod Ruddick tal vez Gareth Bale jamás hubiera lle gado al Real Madrid.