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A los hermanos Aragón los une la sangre y el futbol

El futbol se disfruta mejor en familia, reza un famoso refrán, y es que en el fantástico mundo de ese deporte los lazos familiares están siempre presentes y le han dado un sabor especial.

Los hermanos Joshua y Marbel Aragón disfrutan del futbol y ahora comparten el mismo equipo: Petapa. (Foto Prensa Libre: Edwin Fajardo)<br _mce_bogus="1"/>

Los hermanos Joshua y Marbel Aragón disfrutan del futbol y ahora comparten el mismo equipo: Petapa. (Foto Prensa Libre: Edwin Fajardo)

Precisamente, cuenta la historia, fueron dos hermanos los que trajeron el futbol a Guatemala: Jorge y Carlos Aguirre Matheu, en 1901. De ahí comienzan los relatos fabricados con lazos de sangre, irrompibles.

Desde hace mucho tiempo se han visto hermanos en el deporte rey como Hugo y Erwin Torres, Manuel y Carlos Castañeda, Julio y Jorge Rodas, Jairo y Uwaldo Pérez, por citar algunos, que brillaron en distintas épocas en nuestro balompié.

Los Aragón

La relación de hermanos es la más competitiva dentro de una familia, pero una vez que esta relación se cultiva se convierte en la más fuerte, y el caso de Joshua y Marbel Aragón no escapa de esa realidad.

La historia de estos amigos —como ellos se consideran— es única, admirable y de gran ejemplo para la juventud.
La perseverancia, humildad, respeto y honestidad, entre otros, son valores que los identifican a la perfección, inculcados desde la niñez por su madre, Julia Irene, y su padre, Marbel Miguel Aragón, a quien perdieron en la adolescencia.

Aunque juegan en posiciones distintas —Joshua, el mayor, es defensa y Marbel, delantero—, los dos disfrutan al máximo cada partido que disputan.

Sus inicios

“Nuestro padre y hermano mayor —jugaban baloncesto— fueron los que nos inculcaron el amor al deporte desde que teníamos 5 años”, recuerdan con nostalgia Joshua y Marbel.

“Desde los minimoscos hasta las categorías infantiles jugamos en el Cejusa, con Estrellas Infantiles y Juventud Salesiana. Además, siempre nos manteníamos activos en el Colegio —Don Bosco—”, refieren.

Reconocen que en búsqueda de su máximo sueño apostaron por participar también en las categorías inferiores de Municipal y Comunicaciones.
“Me entrené con Municipal desde los 11 años, toda mi etapa formativa prácticamente la hice con ellos”, enfatiza Joshua.

“A mí me tocó entrenarme con las inferiores de Comunicaciones, en la Sub 15 y Sub 17. Ya el proceso de categoría especial lo hice con Municipal”, explica Marbel.

Los hermanos Aragón reconocen como parte importante de su carrera futbolística el hecho de haber comenzado a jugar desde edades tempranas, con un alto nivel de competencia, para fortalecer su aprendizaje.

Duro golpe

Cuando se encontraban en un punto clave de su vida, donde se empiezan a tomar decisiones importantes, Joshua, con 20 años y saliendo de la categoría especial de Municipal, y Marbel, con 18 e ingresando en ella, perdieron a su padre —por una enfermedad terminal—, situación que catalogan como la más difícil de su vida.

“Mi papá jugaba un papel importante en nuestras vidas. Él fue quien nos inició en el futbol y siempre asistía a vernos jugar”, recuerda Joshua.

“El saber que mi padre ya no iba a estar conmigo fue algo muy difícil, ya que él representaba todo lo que yo era como persona”, confiesa Marbel, con los ojos llorosos.

Pese a la tragedia, los jóvenes asimilaron con madurez el duro golpe de la pérdida de su padre y se propusieron honrarlo como él hubiera deseado: seguir en el futbol y buscar profesionalizarse.

“La muerte de mi padre significó mucho para mí, pero me sirvió como motivación para seguir adelante, en búsqueda de mi máximo sueño: ser un futbolista profesional”, añade Joshua.

En el alto nivel

Tras la muerte de su padre, Joshua y Marbel siguieron entrenándose con Municipal, pero su destino cambiaría de inmediato.

Joshua fue promovido al equipo mayor rojo y debutó en un enfrentamiento contra Fas, de El Salvador, con la dirección del técnico paraguayo Éver Hugo Almeida. Mientras, Marbel continuaba con la especial.

Al no tener los suficientes minutos de juego como se esperaba, Joshua tuvo que salir de Municipal y firmó con el cuadro de Universidad.
Marbel concluía su etapa en la categoría especial roja y solo tuvo participación con el cuadro mayor en el Torneo de Copa. Luego pasó a Guastatoya, de la Primera División. El destino los separó, pero se reencontrarían más adelante.

“Luego de jugar casi siempre juntos, o por lo menos estar cerca, el separarnos nos dolió mucho, pero entendimos que es parte del futbol”, reconocen los hermanos.

Hermanos y rivales

“En Primera División me tocó enfrentarlo varias veces y se me olvidó que era mi hermano”, recuerda, entre risas, Joshua.
“Cuando jugábamos en contra siempre intenté ganar y superarlo, ya que cuando la pelota comienza a rodar se olvida quién es tu familia en el campo”, reconoce Marbel.

Después de jugar con la Universidad, Joshua emigra a Halcones y Marbel, a Mixco. Pareciera que el destino los alejaba cada vez más.
Sin embargo, en la siguiente temporada —2012-2013— Joshua firma con Petapa y Marbel ficha con Aurora. El reencuentro solo era cuestión de tiempo.

Tristeza y magia

Joshua recuerda que con Petapa vivió el peor momento de su carrera: descender a la Primera División. “Fue un duro golpe. Me dolió muchísimo”, refiere.

En cambio Marbel encontraba en Aurora su mejor versión, lo que le valdría para ser contratado por Petapa. El reecuentro con su hermano era una realidad. “Desde que me hablaron de Petapa decidí fichar con ellos. No tuvo nada que ver mi hermano en la contratación”, asegura.

Juntos lograron el bicampeonato en la Primera y regresaron a Petapa a la Liga Nacional, lo que consideran algo especial, ya que “lo lograron estando a la par”, y para esta temporada cumplirán un sueño mas: “jugar juntos en la mayor, en el mismo equipo”, uno defendiendo y el otro buscando las anotaciones, siempre como hermanos, como lo desearon.

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