Revista TodoDeportes

Juan Carlos Elías, una historia de vida

De temperamento fuerte que  muestra en el  terreno de juego, pero de corazón humilde y noble, es el  técnico argentino Juan Carlos  Elías, quien afronta uno de los   momentos más tristes y difíciles en su vida,   el fallecimiento de su hija María  Emilia, en la ciudad de Rosario, Argentina.

juan carlos Elías busca el once ideal para enfrentar al bicampeón Comunicaciones.

juan carlos Elías busca el once ideal para enfrentar al bicampeón Comunicaciones.

De temperamento fuerte que  muestra en el  terreno de juego, pero de corazón humilde y noble, es el  técnico argentino Juan Carlos  Elías, quien afronta uno de los   momentos más tristes y difíciles en su vida,   el fallecimiento de su hija María  Emilia, en la ciudad de Rosario, Argentina.

 El   6 de agosto,   el  técnico se  enteró de que su hija murió en   una explosión que ocurrió  en  el edificio donde vivía, a cau sa de una fuga de gas.

Momentos como ese y  la  muerte de  su esposa, Angélica  Impalliari, son los que han   fortalecido  la personalidad  del estratega, que ahora busca  levantar la copa con Heredia  en el torneo local y brillar en  la Liga de Campeones de la  Concacaf.

¿A qué edad se inició en el  futbol? 

A los 11 años empecé a  jugar. Quería hacerlo  en Newell’s Old Boys, ya que es de  Rosario, pero tuve la oportunidad de iniciarme en Rosario Central. Ahí fui dirigido  por Timoteo Griguol —el mejor en ese tiempo—. Mi posición fue lateral derecho. Es tuve 11 años.

¿Cómo se caracteriza?

Soy un ermitaño que vive,  desayuna, almuerza y cena  futbol. Amo lo que hago. Me  da fuerza para seguir adelante.

.¿Cómo fue su trayectoria  como jugador?

A los 22 años llegué a  Atlético Tucumán, compartí  la cancha con Mario Kempes, tuve la oportunidad de  ir a jugar a Sudáfrica, pero  por ser hijo único y las condiciones de ese tiempo  no  acepté. Mi carrera la terminé a los 35 años. Pasé por  Deportivo Quindío, Argentino de Rosario, San Martín,  América de Cañada, entre  otros. 

¿Cuáles son sus sueños y  metas?

Uno de mis sueños era ser  doctor. La ciudad de Rosario  estaba muy convulsionada  por la situación de los paros  en 1965, mi papá se quedó sin  trabajo y ya no pude con tinuar con el estudio; solo cul miné mi primaria.

 ¿Qué recuerda de su  niñez?

Aparte del futbol, he tra bajado desde los 12 años hasta  ahora. Empecé en  un taller,  hacía mandados, iba a comprar repuestos. Eso lo hacía al  salir de la escuela. También  fui peón de albañil. Hay algo  que siempre digo, se debe   res petar a la gente que paga la  entrada a los estadios, porque  hay muchos que hacen un es fuerzo para ir.

¿Cuál ha sido la mejor eta pa de su vida?

La adolescencia. A los 16  años conocí a Angélica Beatriz Impalliari, la mujer que  aún amo. Me  dio tres hijas;  María Emilia (q. e. p. d.), María Fernanda —mellizas, de 28  años— y Romina Soledad, 32.  Fuimos seis años  novios y 22  de casados. Lamentablemente  se enfermó y murió de cáncer  de mama en 1999.

¿Cómo fueron sus inicios  como entrenador?

En 1987 comencé mi preparación. Estudié Psicología  del Deporte. Tuve maestros  como Timoteo Livordi, Jorge  Solari, Bora Milutinovic, Ángel Tulio Zof y Salvador Bi lardo. Hice cursos con Mar celo Bielsa y Carlos Bianchi.  En 1990  ingresé como ayudante de la Sexta División de  Central Córdoba de Rosario y  después ascendí como coordinador general de las inferiores. Fui asistente de Carlos  Ramacciotti.

¿          A qué otros equipos  di rigió?

A Independiente de Bigand,  Unión de Totoras,  Atlé tico Almirante Brown de  Arrecifes. Me alejé un par de  años, por la muerte de mi  esposa. No estaba en condiciones psicológicas, hasta  que  en el 2002 Deportivo  Cuenca de Ecuador me contactó. Tuve la bendición de  salir campeón —era la pri mera vez que salía de su natal  Argentina—. Después pasé al  banquillo de Liga de Porto  Viejo,  Municipal de Cañar,  Técnico Universitario de  Ecuador,  Liga de Cuenca,  Universidad  de Chile, Jagua res de Chiapas y  Heredia.

¿Qué es lo más difícil en  su vida?

Se me hace muy difícil estar  lejos de mis hijas. No pude  irme porque ahora debemos   enfocarnos también en el torneo internacional. Tengo que  afrontar la vida porque es el  pan de cada día de mis hijas y  mis padres. Trato de ser lo  más fuerte posible.

¿Cómo fue su vinculación  con el futbol guatemalteco?

En Municipal, de Ecuador,  Juan Carlos Arriaza —jugador  nacional— me platicó sobre la  posibilidad de venir a este  país. Hablé con Milton Mendoza. Ya había presentado  la  renuncia un par de veces por que el equipo no estaba bien.  Había problemas de racismo,  cosas que no me gustan.  Aproveché  esa puerta que se  abrió. Milton me convenció  para venir. Estuve casi dos  meses antes de dirigir.

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