El 6 de agosto, el técnico se enteró de que su hija murió en una explosión que ocurrió en el edificio donde vivía, a cau sa de una fuga de gas.
Momentos como ese y la muerte de su esposa, Angélica Impalliari, son los que han fortalecido la personalidad del estratega, que ahora busca levantar la copa con Heredia en el torneo local y brillar en la Liga de Campeones de la Concacaf.
¿A qué edad se inició en el futbol?
A los 11 años empecé a jugar. Quería hacerlo en Newell’s Old Boys, ya que es de Rosario, pero tuve la oportunidad de iniciarme en Rosario Central. Ahí fui dirigido por Timoteo Griguol —el mejor en ese tiempo—. Mi posición fue lateral derecho. Es tuve 11 años.
¿Cómo se caracteriza?
Soy un ermitaño que vive, desayuna, almuerza y cena futbol. Amo lo que hago. Me da fuerza para seguir adelante.
.¿Cómo fue su trayectoria como jugador?
A los 22 años llegué a Atlético Tucumán, compartí la cancha con Mario Kempes, tuve la oportunidad de ir a jugar a Sudáfrica, pero por ser hijo único y las condiciones de ese tiempo no acepté. Mi carrera la terminé a los 35 años. Pasé por Deportivo Quindío, Argentino de Rosario, San Martín, América de Cañada, entre otros.
¿Cuáles son sus sueños y metas?
Uno de mis sueños era ser doctor. La ciudad de Rosario estaba muy convulsionada por la situación de los paros en 1965, mi papá se quedó sin trabajo y ya no pude con tinuar con el estudio; solo cul miné mi primaria.
¿Qué recuerda de su niñez?
Aparte del futbol, he tra bajado desde los 12 años hasta ahora. Empecé en un taller, hacía mandados, iba a comprar repuestos. Eso lo hacía al salir de la escuela. También fui peón de albañil. Hay algo que siempre digo, se debe res petar a la gente que paga la entrada a los estadios, porque hay muchos que hacen un es fuerzo para ir.
¿Cuál ha sido la mejor eta pa de su vida?
La adolescencia. A los 16 años conocí a Angélica Beatriz Impalliari, la mujer que aún amo. Me dio tres hijas; María Emilia (q. e. p. d.), María Fernanda —mellizas, de 28 años— y Romina Soledad, 32. Fuimos seis años novios y 22 de casados. Lamentablemente se enfermó y murió de cáncer de mama en 1999.
¿Cómo fueron sus inicios como entrenador?
En 1987 comencé mi preparación. Estudié Psicología del Deporte. Tuve maestros como Timoteo Livordi, Jorge Solari, Bora Milutinovic, Ángel Tulio Zof y Salvador Bi lardo. Hice cursos con Mar celo Bielsa y Carlos Bianchi. En 1990 ingresé como ayudante de la Sexta División de Central Córdoba de Rosario y después ascendí como coordinador general de las inferiores. Fui asistente de Carlos Ramacciotti.
¿ A qué otros equipos di rigió?
A Independiente de Bigand, Unión de Totoras, Atlé tico Almirante Brown de Arrecifes. Me alejé un par de años, por la muerte de mi esposa. No estaba en condiciones psicológicas, hasta que en el 2002 Deportivo Cuenca de Ecuador me contactó. Tuve la bendición de salir campeón —era la pri mera vez que salía de su natal Argentina—. Después pasé al banquillo de Liga de Porto Viejo, Municipal de Cañar, Técnico Universitario de Ecuador, Liga de Cuenca, Universidad de Chile, Jagua res de Chiapas y Heredia.
¿Qué es lo más difícil en su vida?
Se me hace muy difícil estar lejos de mis hijas. No pude irme porque ahora debemos enfocarnos también en el torneo internacional. Tengo que afrontar la vida porque es el pan de cada día de mis hijas y mis padres. Trato de ser lo más fuerte posible.
¿Cómo fue su vinculación con el futbol guatemalteco?
En Municipal, de Ecuador, Juan Carlos Arriaza —jugador nacional— me platicó sobre la posibilidad de venir a este país. Hablé con Milton Mendoza. Ya había presentado la renuncia un par de veces por que el equipo no estaba bien. Había problemas de racismo, cosas que no me gustan. Aproveché esa puerta que se abrió. Milton me convenció para venir. Estuve casi dos meses antes de dirigir.