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Bitácora de un periodista: El Mundial vivido en más de 11 mil kilómetros

Cuando se escucha la frase "viajaré al Mundial de Brasil", las personas rápido piensan en playa, arena, sol, garotas —mujeres—, fiesta y caipiriñas. Pero la realidad para un periodista es otra: aeropuertos, vuelos atrasados, traslados de ciudades, largas caminatas, pocas horas de sueño y casi nada para comer.

Imagen del estadio Maracaná al final del Mundial. (Foto Prensa Libre: AFP)

Imagen del estadio Maracaná al final del Mundial. (Foto Prensa Libre: AFP)

Así de loca, cansada y espectacular es la cobertura periodística de una Copa del Mundo.”¿Cuál es tu itinerario de estos días?”, me preguntaron en Sao Paulo. “Ayer estaba en Río de Janeiro, hoy estoy acá, pero mañana voy a Belo Horizonte y pasado mañana, a Brasilia, luego ya no recuerdo como están mis vuelos”, respondí.

Ese tipo de respuestas eran comunes entre los periodistas que cubrieron más de 10 partidos en el Mundial. Como explicó el chileno Luis Omar Tapia, de la cadena Foxsports. “Este no parece país, parece un continente”, dijo.

Tenía razón, Brasil es gigante tiene una superficie mayor a los 8.5 millones de kilómetros cuadrados —el quinto país más grande del mundo— y para moverse entre las ciudades se necesitan tomar varios vuelos o viajar durante horas y días completos por tierra.

La cobertura se resume en 11 mil 732 kilómetros en el país sudamericano, entre Río de Janeiro, Sao Paulo, Salvador de Bahía, Belo Horizonte y Brasilia, con 13 vuelos internos y dos viajes en autobús de más de 10 horas.

Ese movimiento fue necesario para cubrir 16 partidos, desde el inaugural, entre Brasil y Croacia, hasta la gran final entre Alemania y Argentina. Observar 44 goles, dos tandas de penaltis, asistir a conferencias de prensa con grandes estrellas como el argentino Lionel Messi, el portugués Cristiano Ronaldo, el brasileño Neymar, el español Andrés Iniesta y los entrenadores Luiz Felipe Scolari, Joachim Löw, Alejandro Sabella, entre muchos otros.

Subirse a más de 200 taxis, hospedarse en siete diferentes ciudades, entre hoteles, hostales y una posada en Río de Janeiro. Sin mencionar perderse un par de veces, siempre almorzar en los centros de prensa, en los que la mayoría la comida es más costosa y sin sabor, caminar cientos de kilómetros, destrozar el único par de zapatos tenis que llevaba y hasta romper dos veces el mismo pantalón.

Intenso trabajo

Pocos creen que no hay tiempo para descansar y momentos de ocio en las playas o áreas de entretenimiento.

Pero es así, el trabajo del día a día comienza una noche antes, con la planificación de notas con los editores de Tododeportes. Tras concluir cuál será el movimiento del siguiente día, hay que ubicarse y buscar la forma más fácil de trasladarse.

“Alemania entrenará a las 10 horas —por ejemplo—, luego hay que moverse al estadio para la conferencia. Después Francia va a otro lugar, pero hay poco tiempo, tendré que correr, luego regresar al estadio y con suerte entrar a su conferencia”, es el diario pensar de una cobertura.

En los días de partidos, el trabajo comienza a las 6 o 7 de la mañana. Hay que llegar tres o cuatro horas antes al estadio, para buscar a aficionados guatemaltecos o de las selecciones en contienda. De inmediato se publican en las redes sociales mientras llega el momento del encuentro.

El centro de prensa es una locura y en cada estadio hay más de 500 colegas haciendo lo mismo: tratar de llevar la información lo más pronto posible a sus lectores en cualquier parte del planeta.

Para luego subir a la tribuna de prensa, en la que los escritorios se comparten entre tres periodistas. Me tocó estar a la par de gente de todo el mundo, con colegas de Alemania, Argentina, Grecia, El Salvador, India, Finlandia, China y Dinamarca.

Las charlas minutos antes de cada partido comenzaban igual: ¿De dónde eres?, ¿En qué partidos has estado?, ¿Quién crees que va a ganar? Muchas conversaciones terminan con nuevas amistades.

La aventura comenzó el 7 de junio, con el arribo al Aeropuerto Internacional de Río de Janeiro a la una de la madrugada. Después de descansar un poco en el hotel, empezó el intenso trabajo que no se detuvo durante 39 días.

Momentos increíbles

Los goles de Lionel Messi, los penaltis de Brasil contra Chile, la goleada de Alemania sobre los locales, las lágrimas de los albicelestes por pasar a la final y ver levantar la Copa a Alemania fueron los momentos impresionantes.

Más allá de eso, la experiencia es espectacular y única, porque se viven momentos increíbles que no salen publicados en las páginas de los diarios.

Como escuchar en las gargantas los himnos de miles de chilenos, uruguayos, argentinos y brasileños es algo que le eriza la piel a cualquiera.
Los brasileños son buenos anfitriones y en todos lados ofrecen una mano a los “gringos”, como ellos le llaman a todos los extranjeros.
En cada lugar hay una anécdota que quedará grabada, como la gran cobertura en la vida de un periodista.

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