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Stefani e Isabel están unidas por la sangre y el amor al deporte

En el rostro de Isabel y Stefanie se refleja inocencia y ternura. Pero, además, detrás de ellos hay un sinfín de alegrías, ilusiones y metas alcanzadas, que las hacen soñar y creer en ganar algún día una medalla olímpica para Guatemala.

Las hermanas Stefanie e Isabel viven apasionadas por el deporte y por los caballos. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)<br _mce_bogus="1"/>

Las hermanas Stefanie e Isabel viven apasionadas por el deporte y por los caballos. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)

Las gemelas Brand Leu nacieron en Suiza y su vida cambió a los 4 años, cuando junto a su padre, Siegfried —suizo-guatemalteco— y su madre, Sussan, también suiza, emprendieron el viaje para establecerse en Guatemala.

Aunque el cambio fue radical, a tan corta edad no les afectó y se adaptaron fácilmente, aunque aseguran que si hay algo que extrañan de Suiza es estar cerca de sus abuelos especialmente, así como de otros familiares, pero gracias a la tecnología están en comunicación constante y comparten con ellos cada uno de sus triunfos y sueños.

Pasión deportiva

Con apenas 7 años, convencieron a su papá de que les permitiera practicar algún deporte y se unieron a los entrenamientos de ecuestres, tenis y golf, pero fue el amor a los animales, especialmente a los caballos, lo que las animó a decidirse por la práctica de la equitación. Al recordar esos primeros momentos, brota un brillo especial en los ojos de las hermanas.

Fue así como conocieron a Maribel Sanz Agero, una apasionada de los corceles y del pentatlón moderno, quien además de ser su entrenadora es su mentora. Les enseñó sus primeros galopes y las motivó e inculcó el amor especial por la equitación, pero sobre todo les infundó confianza en ellas mismas y proponerse metas personales y deportivas.

Consideran que Maribel es su mayor inspiración y que gracias a sus enseñanzas han alcanzado un lugar importante en el deporte, pero que anhelan ser como ella y representar al país en unos Juegos Olímpicos.

Durante cinco años Isabel y Stefanie practicaron juntas la equitación. Al inicio lo veían como diversión hasta que cumplieron 12 años, porque empezó la competitividad y rivalidad entre ellas y las dos buscaban ser las mejores. Fue así como se involucraron en otro deporte, el pentatlón moderno —equitación, esgrima, natación, tiro y carrera—, siempre de la mano de Maribel.

El momento de separarse llegó. Isabel encontró en el pentatlón una pasión diferente, porque podía practicar varias especialidades y siempre estar junto a los caballos y eso le despertó sentimientos que jamás pensó vivir. “No me imagino mi vida sin el pentatlón. La preparación es muy exigente, pero la adrenalina y las satisfacciones que me ha dado son muy gratas y significantes, es por ello que mis metas están puestas en este deporte”, explica Isabel.

Para Stefanie, la conexión que existe entre ella y los caballos es muy estrecha y por eso decidió continuar de lleno en la equitación —salto, prueba completa y adiestramiento—, pues desde la primera vez que montó a Ballita se enamoró de la yegua, ya que para Stefanie no solo existe la competitividad sino que le da mayor importancia a la relación con el caballo. “Lo que hay que lograr es ser dos en uno, que el caballo te conozca a ti y tú conocerlo a él para funcionar mejor, ya que si no existe la confianza mutua el trabajo que se realice no funcionará, por lo que se debe cuidar y trabajar cada día la relación”, indicó Stefanie.

Apoyo Incondicional

Sus padres, Sussan y Siegfried, son el motor principal de ellas porque siempre les han dado apoyo incondicional en cada una de sus etapas, y son quienes las motivan a seguir adelante para alcanzar sus objetivos. “Mi papá es bien competitivo, le gusta practicar deporte, especialmente correr carros. Con él podemos hablar de nuestra pasión, nos escucha y aconseja cada día, mientras que mi mamá es todo lo contrario; ella es nuestro balance, la que nos tiene con los pies en la tierra. Sabemos que si hay algo en lo que nos va mal, podemos contar con ellos, ya que son el ejemplo e inspiración”, confiesa Stefanie.

Las gemelas coinciden en que el hecho de que sus padres no practiquen deporte de manera profesional les ha ayudado de gran manera, ya que les permiten tener más seguridad personal en su desarrollo. Además les deja una gran satisfacción saber que fueron ellas las que los motivaron a la práctica del deporte por afición y que viven cada triunfo de ellas como propio.

Tranquilas y hogareñas

La rutina de entrenamiento de Isabel y Stefanie es de lunes a sábado, por lo que el domingo, que es su día libre, disfrutan de estar en casa y descansar el mayor tiempo posible. En ese lapso se relajan viendo sus películas favoritas, las comedias románticas.

La preparación para sus competencias es la principal tarea y les absorbe la mayor parte de su tiempo, por lo que no llevan una vida social como la de cualquier otra joven de 17 años. Aunque disfrutan de estar con sus amigos, prefieren las actividades más tranquilas, especialmente salir a conocer la provincia. Sin embargo, con la mayoría de sus compañeros comparten la pasión y el amor por el deporte, por lo que en los entrenos y torneos siempre están rodeadas de ellos.

Disciplina y Constancia

Las gemelas actualmente combinan su rutina de entrenamientos diarios con sus estudios. Cursan quinto bachillerato y explican que desde pequeñas aprendieron a organizarse y no dejar que la práctica del deporte influyera o afectara en su rendimiento escolar, a la vez que agradecen la flexibilidad que les da el colegio para que asistan a las competencias, campamentos y entrenamientos.

El próximo año tendrán un reto mayor, ya que les tocará ingresar en la universidad, pero aseguran que continuarán con la misma disciplina y darán lo mejor en todo, pero aún no definen qué carrera estudiarán.

El año de cambios

El 2013 fue el año que marcó el cambio competitivo de Isabel y Stefanie. Vieron el fruto de su esfuerzo, ya que además de haber obtenido varios triunfos nacionales empezaron a sobresalir en el ámbito internacional, prueba de ello es que las dos obtuvieron la clasificación para los segundos Juegos Olímpicos de la Juventud, que se celebrarán del 16 al 28 de agosto en Nanjing, China, donde comienzan a hacer historia por ser las primeras gemelas guatemaltecas que participarán en las justas olímpicas.

Con la guía de sus entrenadores, Walid Sayed, de Isabel, y Augusto Díaz-Durán, de Stefanie, buscan llenar de gloria a Guatemala, por lo que quieren conseguir la clasificación a todos los eventos del ciclo olímpico, en especial los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, de noviembre próximo.

Las gemelas Brand funden su amor por el deporte con la sangre que las une y lo quieren reflejar este año en Nanjing.

“Una corazonada me decía que Stefanie también clasificaría a los Juegos Olímpicos”.

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