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El orden también es una muestra de fe y devoción

La Semana Santa en Guatemala se vive con fervor y alegría, y en los cortejos procesionales fieles de distintas edades colaboran para mantener el orden.

LACEROS EN CUARESMA 2024 

foto Byron Rivera 
20/03/2024

LACEROS EN CUARESMA 2024 foto Byron Rivera 20/03/2024

ntre cucuruchos, devotos, miembros de las hermandades y público que se acerca a ver las procesiones se pierde un grupo de personas para quienes esta actividad se convierte en un ingreso económico.


Ellos son los que delimitan el área del cortejo procesional y colaboran con las tareas de las cuales los integrantes de cada hermandad no se hacen cargo. Se les conoce como personal de apoyo.


Dicho en otras palabras, son los encargados de dirigir y llevar el lazo que mantiene a distancia a la población que se acerca a ver la procesión y no pueda ingresar al espacio que ocupa el cortejo. También son los encargados de empujar las plantas eléctricas y de llevar las liras con las que se levantan los cables para el paso de las imágenes.


Una experiencia


Los hermanos Carlos Eduardo y Fernando López son dos veinteañeros que dirigen un grupo de 28 personas que trabaja de apoyo en esta semana de celebración católica. Ambos son “lireros” y acompañan los cortejos procesionales en todo su recorrido.


“El grupo fue formado por mi abuelo y se ha mantenido estable. Son muchos años de labor”, expresan los López.


Como parte de sus funciones en los cortejos, deben presentarse en las iglesias cerca de dos horas antes del inicio de la procesión y permanecer todo el recorrido llevando a cabo las tareas que se les asignen.


Para este Domingo de Ramos el grupo que dirigen los López acompaña la procesión de Jesús de los Milagros y Virgen de Dolores del santuario de San José; el Lunes Santo el cortejo de la parroquia de la Santa Cruz del Milagro y el Martes Santo en Beatas de Belén.


Además, trabajan en la procesión de la iglesia de Nuestra Señora de Candelaria el Jueves Santo, y Viernes Santo en los cortejos de Antigua Guatemala. En otros municipios o departamentos apoyan llevando los estandartes del viacrucis.


“Como es herencia del abuelo, esi nos motiva a seguir con su tradición. Desde pequeños andamos acá, con 6 años”, comentan.


Por dicho apoyo se les entrega una remuneración económica. Hay una persona de la hermandad que se encarga de ir supervisando que todas las personas que integran los grupos de apoyo permanezcan a lo largo del recorrido. Una de las metodologías es pasar lista cada cierto tiempo.


Andrés Mayén, secretario del consejo directivo de la asociación de Jesús Nazareno de los Milagros, expresa que para el Domingo de Ramos el personal de apoyo es fundamental, no solo para mantener el orden, sino también para habilitar el paso de las andas por donde los cables o ramas de los árboles son muy bajos.


“Para nosotros el personal de apoyo es necesario, porque desempeña diferentes tareas a lo largo de la procesión. En especial, porque están encargados de portar el lazo que delimita el cuadrante inmediato por donde pasan las andas”, explicó.


Mayén estima que alrededor de cien personas colaborarán este domingo.Además del grupo que dirigen los hermanos López hay otros que no pertenecen a ningún otro, pero apoyan en los cortejos.


Aunque el secretario sostiene que solo se acepta a mayores de edad y personas que estén en condiciones físicas para soportar las 18 horas del recorrido, es común ver apoyando con el lazo o las carretas a personas que aparentan ser de la tercera edad o tener menos de 18 años.

LACEROS EN CUARESMA 2024 foto Byron Rivera 20/03/2024


Algunas razones


El historiador y antropólogo Mauricio Chaulón, que ha estudiado esta situación, menciona que por lo general estas personas pertenecen a la economía informal, efectúan trabajos temporales o están en situación de calle.


“Nosotros vemos a personas menores de edad, adultos mayores que van ahí trabajando para tener un ingreso económico puntual. Lo que los caracteriza es la condición social baja”, indicó.


En el caso concreto de los hermanos López el mayor, que tiene 26 años, es pintor, y el de 21 años, ayudante de albañil.


Chaulón hace ver que al igual que las procesiones, esta actividad es una tradición que pasa de generación en generación, y cita como ejemplo a los López.


Mayén y los López hacen énfasis en que la retribución económica que reciben es baja y no es el mismo monto para todos los cortejos. La constante es que la tarifa se brinda por todo el cortejo y no por hora.


Los tres evitaron dar una cifra de la remuneración; sin embargo, Chaulón mencionó que a las personas que apoyan con el lazo se les entrega entre Q100 y Q200 por día, mientras que los “lireros” reciben de Q800 a Q1,800 en ese mismo lapso.


El antropólogo ahondó en que la diferencia de pago recae en la dificultad de llevar la lira. No solo por el peso de la misma, sino por los conocimientos y experiencia que se debe tener para levantar los cables sin que ello represente un riesgo.


De acuerdo con Chaulón, esta división entre los que trabajan en los cortejos y los que colaboran de forma voluntaria está arraigada desde los tiempos de la Colonia. Uno de los aspectos que pone de manifiesto dicha separación es el uniforme que portan los trabajadores, que no es igual al de los miembros de las hermandades.

ESCRITO POR:

Fátima Najarro

Periodista de Prensa Libre especializada en el Organismo Ejecutivo, fiscalización y política, con varios años de experiencia en medios escritos.