“Siempre he creído que regalar una flor es una excusa perfecta para obtener una sonrisa”, dice este perodista de 29 años.
Véliz tomó por sorpresa a las personas que, con el ritmo agitado de la mañana, recorrían con prisa la Plaza Barrios, en la zona 1 capitalina, para encaminarse hacia sus empleos.
También sorprendió a mujeres que viajaban en sus automóviles o que vendían comida en las aceras.
El mejor regalo
A Véliz siempre le ha llamado la atención que durante las mañanas la gente va tan agitada que no tiene tiempo para reír.
Pasa también —explica— cuando salen de sus trabajos. “Las personas no tienen tiempo para ser felices durante un pequeño momento del día”, añade.
Así fue como dispuso intercambiar flores y chocolates por sonrisas.
“La primera reacción siempre es de sorpresa, luego entienden que no hay truco o que uno no pide nada más que verlas
sonreír”, comenta.
Véliz dice que con este detalle intenta hacer de su entorno uno más alegre.
*Con información de Imer Lucero