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Baja el número de empresas inscritas en el Registro Mercantil

La inscripción de empresas, comerciantes individuales y sociedades, durante los dos años y 10 meses del actual gobierno, es menor a la que se ha producido en el mismo plazo de administraciones anteriores.

Cálculos basados en datos del Registro Mercantil (RM) indican que la reducción ha sido de 7.3%, 9.6% y 18.5%, respectivamente, comparado con los tres primeros años del gobierno anterior Para los analistas, a pesar de que el país subió 20 puestos en el índice Doing Business —evaluación del clima para hacer negocios —, y se colocó en la casilla 73 de 189 naciones evaluadas para el 2015, no ha sido suficiente para motivar el emprendimiento, establecer un negocio o formalizarlo.

Inseguridad, extorsiones o ataques a negocios o a personas si no pagan, así como costos y trámites para inscripción, son algunos de los motivos más mencionados por los entrevistados.

Registros

De enero del 2012 a octubre del 2014, que corresponde a la administración del presidente Otto Pérez Molina, se han inscrito en el RM 45 mil 332 comerciantes individuales, un 9.6% menos que los que se registraron en igual lapso del mandato de Álvaro Colom Caballeros.

Además, ese número es más bajo que los 56 mil 619 que aparecen registrados en ese mismo período de la gestión de Alfonso Portillo, mientras que en los tres primeros años de la administración siguiente, de Óscar Berger, se inscribieron 62 mil 762.

La inscripción de empresas también bajó 7.73%. De 89 mil 172 que se inscribieron en el período anterior, bajaron a 79 mil 985 entre enero del 2012 y octubre del 2014.

En este mismo segmento se observa que se ha cancelado un mayor número de empresas, 12 mil 359, contra nueve mil 86 en el gobierno de Colom.

Respecto a sociedades —nacionales y extranjeras—, el número de inscripciones bajó 18.53%, al registrarse en el período actual 12 mil 289. Al mismo tiempo, la cancelación de inscripciones subió 47%.

No hay motivación

“Las personas ya no tienen motivación para crear sociedades, porque ahora están obligadas a emitir acciones nominativas y no al portador. Eso se entiende, pero en el caso de empresas mercantiles y comerciantes individuales, creemos que no hay incentivos para emprender un nuevo negocio o se han reducido aún más para formalizarse”, afirmó Violeta Hernández, consultora de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes).

Irene Flores, investigadora asociada del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), indicó que, aunque se han agilizado ciertos procesos, el costo de inscribir una compañía aún es muy alto: “Ante costos más altos, menos empresas optan por formalizarse”, apunta.

Entre otros obstáculos para emprender un negocio y posteriormente estabilizarlo están: problemas por mala infraestructura vial y costos en servicios de transporte; puertos y logística, que son difíciles de cubrir, explicaron los entrevistados.

El Cien ha efectuado varios análisis de emprendimiento, en los que se detectó una caída en el número de creación de empresas, a pesar de que Guatemala es considerado uno de los países más emprendedores del mundo: ocupa el noveno lugar en empresas nacientes, comentó Flores.

En el más reciente estudio del Cien, en el 2013, se recabaron datos acerca de que formalizar una cafetería pequeña (inscripción, abogado, permisos, tarjeta de salud y otros) cuesta alrededor de Q7 mil, detalló la analista.

“Inscribir una compañía en Guatemala es muy fácil, pero el problema es cumplir con todos los requisitos que exigen las leyes del país”, opinó Jorge Briz, presidente de la Cámara de Comercio.

Entre los requisitos se encuentran las obligaciones establecidas en la reforma fiscal aprobada en el 2012.

A eso se suma el ambiente de delincuencia y violencia, que hace que los negocios se vean menos dinámicos, agregaron los entrevistados. Hernández aseguró que se están perdiendo oportunidades de emprendimiento o generación de empleo.

Juan Carlos Paiz, comisionado presidencial para la Inversión y la Competitividad, señaló recientemente que en el Doing Business, el país subió nueve posiciones en el proceso de apertura de empresas, para ocupar el puesto 98 en la edición del 2015.

El costo de abrir un negocio bajó de 46.4% del ingreso per cápita en el 2012, a 25.8% en el informe 2015; sin embargo, Paiz calculó que los costos aún deben bajar más. En la actualidad, una de las exigencias para las compañías es que se requiere un capital mínimo de Q5 mil para ese trámite.

El viceministro de Economía, Sigfrido Lee, al ser consultado sobre los datos de registro de empresas y comerciantes, respondió que no existe una clasificación detallada del tamaño de compañías que hay inscritas en el país, por lo que no hay datos exactos sobre cuál segmento bajó. Esto se debe a que al momento de la inscripción no se delimita ese punto, para permitir que la empresa pueda tener un campo amplio de trabajo.

Lee señaló que, según estudios, en Guatemala existen alrededor de un millón 200 mil pequeñas empresas. Sin embargo, la clasificación del tamaño de estas se hace según el número de personas contratadas, lo cual el funcionario califica de “inconveniente”.

El viceministro opina que hay negocios con poco personal, pero las actividades que hacen generan mucha facturación, como ocurre en la actualidad con los servicios de tecnología. Por esa razón, se busca cambiar la citada clasificación.

En otro aspecto, Lee mencionó que alrededor del 69% de los empleos se crea en negocios o actividades informales.

Explicó que un negocio hay que verlo en tres etapas: apertura, administración y cierre. Hasta ahora se ha logrado avanzar en las dos primeras, pero el costo de cerrar un negocio es más alto, ya que hace falta una ley de insolvencia o quiebras. En su opinión, esto motiva que la gente decida no formalizar un negocio.

en zonas rojas

Problemas para acceder a crédito

Vivir o instalar un negocio en áreas catalogadas como zonas rojas se ha vuelto un problema para lograr créditos.

Los bancos del sistema hacen su análisis con base en modelos de evaluación de riesgos de crédito y en función de variables como la capacidad y la intención de pago, se explicó.

En la variable de intención de pago se analizan las zonas de residencia de los clientes, para determinar si son áreas rojas o no, explicó José Roca, gerente corporativo de Créditos de Bantrab.

Agregó que la decisión no se basa en el perfil del cliente individual, sino en las gestiones de cobro que serían necesarias en caso de un eventual incumplimiento del pago; es decir, personal de cobros tendría que ir a áreas de riesgo.

Si se trata de préstamos con garantía real, como un inmueble, también se toma en cuenta la ubicación, ya que al aprobarse una hipoteca se debe analizar la expectativa de venta basada en la opinión de los valuadores, agregó Roca. Hay casos en que los inmuebles están en áreas en donde no se puede negociar o vender a corto o mediano plazo, o es incierta esa posibilidad, refirió. Además, para definir las zonas rojas hay varios criterios y no solo por delincuencia, sino morosidad y otras, añadió Roca.

Explicó que la decisión también depende del modelo de cada banco. El que maneja Bantrab, en el 96% de los casos no es una variable importante la residencia o ubicación del cliente, sino dónde trabaja y la estabilidad laboral, ya que los préstamos se descuentan al deudor de manera automática de la planilla.

Por aparte están los análisis de señales de alerta, como el origen de los ingresos de una cuenta, para evitar que la entidad bancaria sea utilizada para depositar extorsiones, informó Zohan Gustavo Rodas Moys, gerente de Riesgos de BAC Credomatic.

Cada banco valora los riesgos, pero es fácil concluir que vivir en ciertas áreas o ser extorsionado va a ser un factor para no tener acceso al crédito, resaltó Irene Flores, analista del Cien.

Ese es otro problema para un negocio, ya que el 60% de emprendedores piden préstamos a familiares o a entes de financiamiento, comentó.

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