PLUMA INVITADA

Rondan aires de decencia

Eduardo Estrada Revolorio

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Hace muchísimos años que los guatemaltecos no estábamos representados por dos personas de impecable trayectoria académica y profesional, y de reconocida honorabilidad, como Alejandro Maldonado Aguirre y Juan Alfonso Fuentes Soria, lo cual genera complacencia en la gran mayoría de la población, sobre todo a quienes durante varias semanas y por voluntad propia abandonaron el rol cotidiano en sus hogares para instalarse frente al Palacio Nacional y en otros lugares de la República, exigiendo el fin de la corrupción y la renuncia de los ahora exgobernantes, que están a la espera de que la justicia los condene o los absuelva. En esta gesta también resulta propicia la oportunidad para subrayar la viril actuación de las Cortes, que con sus fallos unánimes ignoraron la aparente posición intocable de los denunciados, haciendo acopio de la universal sentencia: todos somos iguales ante la ley. Como beneficio colateral, los guatemaltecos descansamos de ver espacios en televisión, publicitando de manera arrogante costosas obras, pagadas y repagadas con fondos del erario, cuando dicho proceder es obligación de los gobernantes.

También resulta oportuno advertir de que en el período que les queda para ejercer sus funciones, el presidente y el vicepresiente no podrán, justificadamente, atender las expectativas de la población que no pudieron satisfacerse durante más de tres años y medio; pero lo que sí podemos esperar, además del esfuerzo prometido por ambos, es que nos dejen un imborrable ejemplo de la manera como se puede gobernar, sin buscar como fin primario ser protagonistas. Ya Fuentes Soria, en el orden económico, dejó clara su intención de evitar gastos superfluos, lo cual es un aliciente más en favor de los gobernados en el efímero desempeño del cargo.

Ojalá que las nuevas autoridades hayan sido advertidas por los últimos acontecimientos, a efecto de que elijan para las diferentes carteras a los mejores profesionales, cada cual en el ámbito de su competencia y con capacidades reconocidas, pero sobre todo honrados y honestos.

Para gobernar se necesita multitud de consejos, y uno de ellos lo encontramos en la Biblia, en Deuteronomio 15:11: “Nunca dejará de haber necesitados en la Tierra, y por eso yo te mando que seas generoso con aquellos compatriotas tuyos que sufran pobreza y miseria en tu país”. En este breve pero contundente versículo, fácil se advierte que los gobernantes de turno deben, preferentemente, velar por los más necesitados, por los pobres y por los que deambulan en la miseria, obviamente sin descuidar los derechos de los no contemplados en estos segmentos.

En esa virtud, el año entrante, el 14 a las 14 horas, primero Dios estarán tomando posesión del cargo los más altos dignatarios de la Nación, en cuyos hombros recaerá la proeza de gobernar privilegiando el bien común. Podemos decirles: “Esfuércense y hagan lo que puedan, pero, por favor, ¡cero corrupción!”.

Abogado y notario, maestro en docencia universitaria

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