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Thiago Silva el gran lateral de Brasil

El camino de Thiago Silva hasta la madurez del estrellato no ha sido siempre tan exitoso como en el último tramo. El brasileño conoce el frío de la desgracia en el futbol, la dureza de no recibir confianza y hasta se quedó en el filo de abandonar la profesión.

El defensa Thiago Silva es una de las principales figuras para Brasil en el Mundial 2014. (Foto Prensa Libre: Archivo)<br _mce_bogus="1"/>

El defensa Thiago Silva es una de las principales figuras para Brasil en el Mundial 2014. (Foto Prensa Libre: Archivo)

Cuando una tremenda tuberculosis lo machacó en su corta estancia en el Oporto en el 2004 y se le agravó cuando fue cedido al Dínamo de Moscú.Thiago empezó a despuntar en las escuelas de futbol de Río de Janeiro. Por entonces, sus primeros entrenadores lo ubicaban de lateral derecho, destacando por dos rasgos que siempre le fueron innatos: la velocidad y la alegría. El chico de la eterna sonrisa le llamaban cuando fichó en el verano del 2003, con 19 años, con el Juventude de Sao Paulo, su primer club profesional.

El Oporto fue su primera estación en Europa, en el 2004, un año después pasó al Dínamo de Moscú. Volvió a Brasil en el 2006. En Río de Janeiro curó su enfermedad tras seis meses en el hospital. “Llegué a pensar que nunca más jugaría al futbol”, dice. Pero resucitó con la camiseta del Fluminense. Alcanzó su máximo nivel y Dunga le enfundó con la Canarinha por primera vez.

El central brasileño comenzó entonces su segunda vida en el futbol. Su compatriota Leonardo se lo llevó al Milán siendo entrenador, y el club soltó US$10 millones en el 2008. En la capital trasalpina alcanzó la categoría de crack y así lo vieron en el 2011 los propietarios catarís del PSG. Para convencer al Milán pagaron 62 millones de euros y una ficha de 9 millones de euros anuales.

Thiago Silva llegó al PSG en el 2012 para convertirse en una pieza fundamental. Un pilar de la salida de juego desde atrás, un futbolista de trazo valiente, con autoridad, un poderoso salto de cabeza y jerarquía en el campo. Así se mueve también con Brasil, liderando el juego desde atrás, con una visión anticipada del juego que le distingue como a los grandes centrales.