“Nuestros resultados señalan las consecuencias biológicas de la intimidación y, mediante el estudio de un marcador de inflamación, ofrecen un potencial mecanismo de cómo esta interacción social puede afectar al funcionamiento de la salud más adelante“, resalta el autor principal, William E. Copeland, profesor asociado de Psiquiatría y Ciencias Conductuales en Duke.
Estudios anteriores ya señalaban que este tipo de intimidación en la infancia marcaba seriamente la interacción social y emocional en la edad adulta, lo cual hacía que una persona fuera más propensa a padecer cuadros de ansiedad y depresión.
Este nuevo estudio señala que los niños acosados también presentan problemas en su salud como dolores o enfermedades, es decir, que los efectos van más allá de la psicología.
Para llegar a esta conclusión, los expertos entrevistaron a diferentes grupos de niños, adolescentes y adultos, y se les preguntó sobre el bullying.
También recolectaron muestras pequeña de sangre para analizar factores biológicos, como la proteína C-reactiva (PCR), un marcador de inflamación de bajo grado, que también es factor de riesgo para los problemas de salud como el síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular.
“Los niveles de PCR se ven afectados por una variedad de factores de estrés, como la mala nutrición, la falta de sueño y la infección, pero hemos encontrado que también están relacionados con factores psicosociales”, explica Copeland.
Aunque los niveles de PCR aumentaron en todos los grupos, fueron las víctimas de acoso escolar durante la infancia quienes presentaron niveles más altos.
Con información de www.20minutos.es